
Desde la remodelación de Tenoschitlan, luego de su destrucción por Hernán Cortés en 1521, hasta la inauguración en 1960 de un fabuloso sueño de la urbe que han sido los americanos, la Brasilia de Lucio Acosta u Oscar Niemeyer, la ciudad latinoamericana ha venido siendo un parto de la inteligencia, pues quedo inscripta en un ciclo de la cultura universal en que la ciudad pasó a ser el sueño de un orden y encontró y en las Tierras del nuevo continente en único sitio propicio para encarnar. Eso lo dice Angel Rama al comienzo de su último libro: La ciudad letrada.
En contraste en la NC arte se encuentra una exposición interesante sobre el tema de la colonización y la apropiación que en el siglo XVI cometieron los colonizadores europeos. La exposición se llama “Atlas Errante” de Rodrigo Facundo donde vuelve atrás, a los abismos de los abusos. En los tiempos oscuros donde encontraron y aplicaron jerarquías de poder y la iglesia y unas tierras vírgenes cuyos valores propios fueron ignorados con ceguera antropológica con el principio que todo era “tabula rasa”.

Comenzar desde el principio era someter a los seres humanos a un orden jerárquico ajeno a la realidad. Y así comienza la exhibición de jaulas donde se atrapaban como animales a los conquistados. No eran nadie ni nada. Seres enajenados. Más les interesaban los enormes territorios que contaban con especies desconocidas en el viejo continente.
Esas mismas jaulas, de alambre o de barrote todavía existen. Me dice un prominente psicoanalista: cada uno de nosotros delimita según sus propios valores.
Pero sigamos con los brutales abusos de colonialismo donde se perdió la conciencia del grupo racial, donde se desmembraron las sociedades, donde se callaron las voces, el alma y los dioses con el alma enajenada.
Además, los conquistadores encontraron una vegetación y una población de animales completamente inéditos y microscópicos en los que Facundo enfatiza. Mientras presentes lo combina con las científicas láminas de la Expedición Botánica.

Toda esta historia la cuenta Rodrigo con una interesante mezcla en donde sobreviven los extremos del legado histórico expresado en técnicas modernas: la lectura informal de los procesos, en pinturas acrílicas en lienzo en lienzo por ejemplo. La artista crea con lo clásico y lo moderno de las tecnologías.
Las representaciones tienen mucho de realismo y surrealismo. Así como las cartas de Colón.
Pero no tenemos cola de marrano, ni somos infrahumanos. Como contábamos al principio nuestro legado cultural es enorme, como también siguen existiendo abismos ancestrales.

Hoy no sabemos si estamos en peligro de fuerzas nucleares, si la vida sigue sin locos en el poder o si estamos ante una guerra por poder y territorio y seremos otro atlas errante.
NC Arte; Cra. 5 # 26B - 76, Bogotá. 27 de septiembre-20 de diciembre
Anuncios.
Anuncios.


