Los secretos que esconde el hospital de Bogotá que fue abandonado y se pudre entre ruinas

Los secretos que esconde el hospital de Bogotá que fue abandonado y se pudre entre ruinas

En sus ruinas aún se oyen ecos de cirugías pioneras, curas olvidadas y una historia que la ciudad prefiere no mirar, pero que sigue viva bajo el polvo

Por:
mayo 14, 2025
Los secretos que esconde el hospital de Bogotá que fue abandonado y se pudre entre ruinas

Nadie podría imaginarlo al pasar por la carrera 10 con calle 1, en el sur de Bogotá, pero detrás de esos muros cubiertos de grafitis, maleza y óxido, duerme un corazón que alguna vez bombeó el progreso médico de todo un país. Es el hospital San Juan de Dios, y aunque hoy parece apenas el esqueleto de lo que fue, todavía murmura secretos entre las grietas de sus paredes descascaradas. Esos secretos, como los de los viejos, no se gritan. Se susurran con la paciencia de quien ha visto demasiado.

Anuncios

Lea también: El centro comercial abandonado que costó miles de millones y todo está perdido

Quien camina hoy por sus pasillos—si tiene la suerte o la temeridad de lograr entrar—debe hacerlo con cuidado. No solo por las estructuras colapsadas, los techos vencidos o los pisos que ceden bajo los pies. También por respeto. Aquí nacieron miles. Aquí se intentó curar la malaria. Aquí se realizó la primera cirugía moderna de Colombia, en 1926, con más esperanza que tecnología. Aquí se educaron generaciones de médicos. Aquí se lloraron muertes discretas. Y aquí también, según algunos, se aceleraron otras.

Lo cuenta el nieto de un liberal herido, que ingresó al hospital en tiempos de guerra política fingiendo ser conservador. Su abuelo le jura que cuando los médicos descubrieron su filiación, hicieron lo que hoy llamaríamos eutanasia, pero entonces se llamaba venganza.

El San Juan no fue un simple hospital. Fue una ciudadela de la salud. Un conjunto de 23 edificios que funcionaban como arterias de un organismo mayor: medicina, cirugía, psiquiatría, convento, iglesia, laboratorios, aulas. Un universo médico-religioso de tres hectáreas. Allí convivían la ciencia y la fe, las batas blancas y los hábitos. Fue también un experimento social: allí se atendía a los más pobres con una dignidad que no se ve ni en muchas clínicas privadas hoy en día.

Pero algo pasó. O muchas cosas pasaron, más bien. La plata. La política. El olvido. Y poco a poco, el hospital comenzó a parecerse más a sus pacientes que a sus médicos: vulnerable, desatendido, enfermo. Hasta que un día murió. O eso creyeron todos.

Porque el San Juan, aunque abandonado, no está del todo muerto. Durante años, unas treinta familias vivieron entre sus ruinas. Antiguos trabajadores del hospital a quienes no se les pagó pensión ni indemnización, y que encontraron entre los muros derruidos un último refugio. Vivieron allí como fantasmas. Sin agua corriente, sin electricidad, sin derechos. Nadie las veía, nadie las oía. Hasta que las desalojaron sin mayor ceremonia. Sin explicaciones. Sin promesas.

Hoy solo quedan las palomas. Montones de palomas anidando entre vitrales rotos, en lo que alguna vez fue el campanario de la iglesia del hospital. Y algunos curiosos—cazadores de ruinas—que consiguen entrar con permisos especiales o por rendijas improvisadas. Uno de ellos, Diego Lacerna, concejal, logró abrir las puertas para una visita poco común. Y lo que encontró fue eso: no un hospital abandonado, sino una ruina viva.

Los baños están cubiertos de moho. Los techos gotean como si lloraran. Las paredes de psiquiatría, construidas en 1970, se agrietan con una dignidad triste. Hay documentos viejos, papeles con firmas ilegibles, máquinas oxidadas que una vez sirvieron para salvar vidas. Cada rincón parece susurrar una historia que nadie quiso escuchar. La pregunta que queda flotando en el aire húmedo del San Juan de Dios es: ¿y ahora qué?

El Gobierno ha anunciado una licitación para recuperar el hospital. Una promesa más entre tantas. La Alcaldía también parece tener intenciones de actuar. Pero recuperar el San Juan no es solo una cuestión de ladrillos. Es una deuda histórica. Es rescatar un símbolo de lo que fue y lo que podríamos volver a ser.

Porque Bogotá necesita más que centros comerciales y torres de apartamentos. Necesita memoria. Necesita espacios donde la historia no se esconda, sino que se enseñe. El San Juan de Dios podría ser un museo, una facultad de medicina, un centro de investigación, un parque para la salud pública. Podría ser muchas cosas, pero, sobre todo, no debería seguir siendo nada.

Mientras tanto, él espera. El hospital espera. Bajo la maleza, entre los muros llenos de humedad, con sus 23 corazones de concreto, su convento vacío, su iglesia muda, sus pisos de madera a punto de rendirse. Espera que alguien escuche sus susurros. Que alguien los traduzca. Que alguien lo entienda. Un hospital no muere cuando se apagan las máquinas. Muere cuando se olvida su historia. Y el San Juan de Dios, aunque herido, todavía respira.

El youtuber Kevin Bolaños recorrió el abandonado hospital e hizo esta historia:

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.

Anuncios.

Anuncios.

0
El proyector de Amazon con Netflix, Amazon tv, Disney y Youtube incluido; no va a necesitar televisor

El proyector de Amazon con Netflix, Amazon tv, Disney y Youtube incluido; no va a necesitar televisor

Dónde queda el outlet de Ikea en Bogotá para conseguir productos con el 60% de descuento

Dónde queda el outlet de Ikea en Bogotá para conseguir productos con el 60% de descuento

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus