Los pitufos colombianos

Los pitufos colombianos

Las semejanzas entre los famosos duendecillos azules y nuestra clase política son tantas que parece que se hubieran tomado el poder ejecutivo y legislativo

Por: Oscar Seidel
enero 18, 2023
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Los pitufos colombianos

Los pitufos fueron unos duendecillos de las tiras cómicas y la televisión creados en 1958 por el belga Pierre Culliford (alias Peyo), quien inventó el lenguaje pitufar mientras almorzaba un día con un amigo. Al pedir sal al mesero, le dijo "por favor me pitufa un salero". A partir de ese momento, por su forma graciosa, cogió fuerza la alocada costumbre de cambiar los verbos tradicionales por el de pitufar.

Sus historietas, algo desconocidas en las revistas francesas, dieron el salto rápidamente a la televisión. Llenas de aventuras, fantasía y sátira a los seres humanos, se ganaron la simpatía de franceses, y más tarde la admiración de los niños y viejos del universo.

Muchas generaciones crecimos con Los Pitufos, esa serie de dibujos animados que trataba de las travesuras de una comunidad de duendes azules. Sin embargo, hoy, analizando con detenimiento, parece que estos seres no eran tan inocentes como los pintaban. Los pitufos estaban bajo el cuidado constante de Papá Pitufo, quien tenía que aleccionarlos para evitar que los duendes mintieran, robaran, engañaran y hasta mataran.

En torno a la figura de estos seres se desarrollaron muchísimas leyendas. Algunas sugerían que los muñecos y peluches inspirados en los personajes se movían. Otras incluso decían que estos seres eran los responsables de algunos asesinatos. Otras tantas manifestaban que en Colombia habían conformado una banda para delinquir, y que hasta en un equipo de fútbol de Cali jugó uno de ellos.

En la política colombiana también tenemos nuestros pitufos criollos. Trataremos de hacer una analogía con estos duendecillos. Estos azulejos personajes (no tiene nada que ver su color de piel con una bandera partidista) son dirigidos por Papá Pitufo, quien es el más anciano y sabio, toma las decisiones más importantes, y es obedecido por todos los habitantes del bosque. Él tendría su símil en el grupo de expresidentes, entre quienes hay uno que dice saber muy bien de todo, otro cargado de pataletas verbales, y otro al que le aceptan y perdonan todo.

Los pitufos son físicamente iguales, pero con diferentes personalidades. Los siete pecados capitales aparecen representados en las características de los principales pitufos: El Filósofo representa la soberbia; el Glotón, la gula; el Gruñón, la envidia; el Perezoso, la pereza; y el Fortachón, la fuerza y la codicia. Son alegres, amistosos y optimistas cuando las cosas van bien, pero se acaban el uno al otro como cuando los pica la Mosca Bzz. Viven en casas en forma de hongos, y aislados de los humanos. Cualquier parecido con el Congreso de la República es pura coincidencia.

Como en toda historieta que se respete, existe el malo que los desune, personificado en Gargamel, “el hechicero”, quien ayudado por su gato Azrael crea todos los problemas. Los políticos criollos serían representados aquí por su ansia de poder gubernamental y la disputa por la jefatura del partido político, las cuales han originado los diversos “ismos” en que se encuentran divididas las colectividades.

El toque femenino es la Pitufina, quien representa a la lujuria, ideada por el hechicero Gargamel para enemistar a los pitufos, quien después de varias aventuras, termina siendo aliada de las mayorías; caso que en la práctica se da bajo la forma de burocracia, que es un mundo enorme de empleados públicos que ha sido formado con la toma y dame de puestos y favores; con rabietas al principio y sonrisas al final, cuando en forma milimétrica se han repartido toda la administración y la contratación oficial.

Otro popular análisis es el referido a que estos dibujos tienen una fuerte carga de ideología comunista, ya que los pitufos son autosuficientes para administrar su propia comunidad; funcionan sin dinero en una sociedad colectivista (cada pitufo trabaja por el bien de todos); y su líder, Papá Pitufo, tiene un parecido pasajero a Karl Marx y ama el color rojo. Desde esta perspectiva, el codicioso y despiadado Gargamel representa el capitalismo, ya que su única preocupación es su propia gratificación personal.

Con esta coincidencia, parece que los pitufos estuvieran en este momento en el gobierno nacional apoderados del poder ejecutivo y legislativo. Una última similitud es que los pitufos usan gorros frigios que llegan a representar a la libertad y el orden durante la era moderna, y que en nuestro escudo nacional también aparece, pero que para ambos no ha existido mucho, sobre todo el orden.

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