La suerte de la gran hacienda de 22 mil hectáreas en corazón de la Orinoquia ha estado en el centro de debate del modelo agrario para Colombia. El exminsitro Andrés Felipe Arias habló del Modelo Carimagua de corte completamente empesarial y luego el propio Presidente Santos presento el Plan de la Altillanura como la esperanza del desarrollo agrícola para los Llanos: una propuesta mixta de campesinos y empresarios.
Hoy toda forma parte del pasado.
En la región se calcula que más de 10,000 hectáreas que son propiedad del Estado están hoy en manos de particulares. Los predios ya no parecen invasiones: hay corrales de ganado, algunas cuentan con piscinas e incluso una de las fincas tiene una venta de gasolina. No son los campesinos quienes se las han apropiado.
Las invasiones comenzaron hace casi 20 años de manera graneada cuando el ICA dejó de tener allí el centro de investigación que había iniciado en 1969 con presencia incluso de equipos tan serios como los del CIAT, el instituto de agricultura tropical que aun permaence en el Valle del Cauca. Mantuvieron también relación con el Centro Experimental Gaviotas, pero la guerrilla de las Farc empezó a presionar. El primero en salir fue el CIAT. La pretensión de los gobiernos de Uribe y Santos, aunque con modelos distintos, fue tratar de volver Carimagua un ejemplo de agricultura en la Altillanura, pero desistieron en el intento.
Los principales puntos de invasión se conocen como La Arepa, Santa Fe y Unidad Familiar, que son de antiguos trabajadores del ICA que nunca fueron liquidados y que se sintieron con el derecho de quedarse con un pedazo de tierra y que, como la bomba de gasolina vecina, ya son referentes en la región.
La nueva ola de invasores comenzó hace unos tres años, cuando el Ministerio de agricultura, en el segundo gobierno Santos dejó de interesarse en el tema y no volvió aparecer. Se empezaron a levantar cambuches de plástico que se convirtieron en una avalancha. Los levantaban hacia la diez de la noche para ganar tiempo frente a las acciones policivas. Después de 24 horas, para cualquier desalojo se requiere orden judicial y el asunto, en lo profundo del Llano se volvía complicado. .
Ante la pasividad del gobierno, fueron pasando rápidamente del cambuche a consturcciones mas permanentes de madera y luego llegó el ladrillo. Se pueden identificar ya fincas con nombre y de extensiones hasta de 4.500 hectáreas como la de Carlos Sanclemente: La Primavera, localizada sobre el río Tomo y que en su área incluye al menos 400 hectáreas del predio Carimagua.
El mayor comprador de carne de la región, Luis Rodríguez, tiene una finca montada sobre 750 hectáreas de Carimagua. Jorge Pirigallada, se apoderó de 200 hectáreas que están alrededor de una vieja casa de Carimagua, conocida como Fundación Makenke. Pingallada fue lejos: se apoderó de la casa, la remodeló y ahora tiene completa posesión del predio con casa de recreo incluida.
El caso más sorprendente es el de Jorge Lozano, que en su momento dirigió Carimagua, encargado de todo el proyecto de investigación. Renunció a este cargo y hoy dirige la parte de ganadería de la hacienda pero se apropió de aproximadamente 200 hectáreas.
Pero esta es la porción minúscula de los invasores, aunque son los mas visibles. En la región se habla que son más o menos entre 200 y 250 invasores que se aprovecharon del abandono, producto de la falta de decisión política y compromiso con el Llano de Santos y Uribe
El ministro Andrés Felipe Arias anunció en el 2008 un convenio con Ecopetrol para entregarle en un fideicomiso por cincuenta años para la siembra de maíz y soya, mientras el Presidente Uribe tenia en mente a los grandes empresarios privados, entre quienes estaban, según Alfredo Molano, el cuestionado Habib Mehreg con grandes posesiones en el Vichada, 40.000 hectáreas que terminaron expropiadas por extinción de dominio en el gobierno Santos. Se pensó también que Corpoica le devolviera a la hacienda parte de su vocación inicial de investigaciones y para ello Corpomagdalena debería declarar zona de protección ambiental un área importante. Por ahora funcionan más o menos 2,000 hectáreas a media máquina con experimentos de pasto, palma, soya y leguminosas.
Santos también alcanzó a contemplar la idea de entregarle la tierra a víctimas del conflicto, propósito que entusiasmo al alcalde de Puerto Gaitán Óscar Bolaños quien en el 2011 en un evento, con Presidente abordo, prometió una ciudadela con alcantarillado y acueducto para que vivieran las 500 familias beneficiadas.
Con los invasores conviven 800 soldados que aprovechan para re-entrenamiento cerca de 2,000 hectáreas del predio, una rememoranza del bastión desde donde se enfrentó el Bloque Oriental de las Farc. Lo cierto es que cualquier decisión que tome el gobierno no encontrara sino obstáculos que empezará con el desalojo de más de 200 familias que supieron aprovechar la desidia de mas de seis ministros de agricultura que prometieron mucho y no hicieron nada.
