Los hombres fuertes del siglo XXI

Los hombres fuertes del siglo XXI

Como misóginos, homófobos, xenófobos y nacionalistas pueden calificarse muchos de los líderes que ostentan el poder hoy en día. ¿Hacía dónde va la cosa?

Por: JESUS AMORTEGUI PALACIOS
enero 19, 2023
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Los hombres fuertes del siglo XXI
Foto: Kremlin

En el siglo pasado podemos decir que fueron las ideologías de estirpe antiliberal las que dominaron la vida política de los países occidentales, así como también en gran parte de Asia:

- En Europa, coexistieron el racismo, el antisemitismo, el darwinismo social, la cultura cristiana, la xenofobia y la supremacía europea (blanca). No en vano allí nacieron el nacionalsocialismo, el fascismo y el falangismo (franquismo).

- En Eurasia se dio la Revolución rusa, estableciéndose el socialismo.

- En Asia, sobrevino la Revolución china, estableciéndose el socialismo (pensamiento Mao Zedong (Mao Tze Tung). Además, en Japón nació y se desarrolló el nacionalismo japonés, dominado por militares y el emperador.

Con estas ideologías se dio comienzo a la Segunda Guerra Mundial. Al terminar esta, solamente sobrevivieron los gobiernos liberales y socialistas. Ahora bien, en el siglo actual, solamente sobreviven el liberalismo y el socialismo chino como ideologías, este último con un gran expansionismo económico en África, Asia y América Latina.

Mucho se ha escrito en estas primeras décadas del presente siglo sobre el renacer de estas ideologías en varios países del mundo; sin embargo, es obrar a la ligera. Resulta aventurado y sin criterio alguno afirmar que tal país, tal gobierno o tal gobernante pertenecen o comulgan con una de estas ideologías del pasado por el hecho de que su forma de actuar y gobernar se asemejen a ciertos postulados de estas ideologías. Es cierto que tienen semejanzas, pero también es cierto que tienen grandes diferencias con aquellas ideologías (además, entre ellos mismo existen diferencias).

Esta clase de gobernantes han llegado al poder utilizando las herramientas políticas que ha brindado el liberalismo o la llamada democracia liberal a través de su historia: el voto popular, la separación de poderes, órganos de control, etc. No obstante, a medida que pasan los años en el poder y se afianzan en él, estas instituciones liberales tan defendidas en una democracia liberal son dominadas por ellos mismos, socavando lo que se ha llamado la separación de poderes.

Lo hacen nombrando personas anuentes, sumisas y por lo tanto afines a sus intereses, comenzando a caracterizar su verdadera forma de gobernar. Esto es demostrar ser “un gobernante fuerte”, un “líder fuerte”, “un gobernante necesario”. Lo anterior no lleva necesariamente a colocar un sistema autoritario en su país, como sí lo fueron las antiguas ideologías, que inclusive trataron de arrasar y socavar las culturas, las instituciones y la misma política, dando conceptos nuevos sobre la sociedad.

Se trata de “hacer un hombre nuevo”. En otras palabras, de catequizar o llegar a la ideologización del individuo. Lo que quieren estos gobernantes es hacer y dejar la impronta de ser el hombre fuerte, el gobernante fuerte, el hombre necesario.

Toda sociedad evoluciona para bien o para mal y dentro de esta evolución también va implícito el nacimiento de nuevas ideologías, formas de producción y gobernar. En consecuencia, de cambiar la estructura política y económica, y por consiguiente, la estructura social.

Actualmente estamos asistiendo a la llamada revolución tecnológica, a la era digital, en donde comenzamos a depender de la señal de internet para darle “vida” al celular, a la computadora, al internet de las cosas. Dentro de esta nueva tecnología nacen las llamadas “redes sociales”, generalmente con apariencias de gratuidad, en donde según quien las utiliza puede expresarse con toda libertad, estar conociendo al instante el acontecer mundial, estar a un clic de un determinado conocimiento, pero también a ser manipulado.

Lo que hacen estas redes sociales es explotar las emociones humanas, anulando al individuo para hacer sus propios análisis, críticas o profundizar sobre determinados temas. “Al estar de acuerdo” mediante un me gusta el individuo pierde el racionamiento para buscar la verdad, el poder de hacer el análisis adecuado a los temas. Y esto es lo que aprovecha el nuevo político para cautivar a la masa, al inculto político.

Y es aquí donde aparece el gran manipulador, el político, quien aspira a gobernar a su país y que utilizando las redes sociales impone la manipulación política de su posible elector, empleando un discurso que es igual en todo el orbe: la defensa del país de las fuerzas oscuras, del Estado profundo, de la conspiración mundial, de la inmigración, de la familia, de la cultura y costumbre ancestrales y de volver hacer nuevamente “grande a su país”; es decir, la defensa del llamado nacionalismo excluyente.

Así surge en el presente siglo una nueva forma de gobernar. Como no podemos definirla enteramente dentro de los pasados totalitarismos o ideologías, llamaremos por ahora el momento actual “la era del hombre fuerte”. Algunos han llegado por las llamadas vías democráticas y otros se han tomado el poder aprovechando el caos político o mostrándose como los salvadores. Una vez en el gobierno, han tratado de perpetuarse en él, ya sea modificando la constitución o las instituciones de poder.

Todos han tenido un discurso casi igual, definirse iliberales pero democráticos; combatir la antigua clase política que ha gobernado al país, pero gobernar con personas menos conocidas de esta clase; combatir la corrupción, pero seguir con ella para su provecho; añorar el pasado “glorioso” de cada país; aprobar leyes contra la inmigración y ciertos derechos individuales; defender el concepto de familia antiguo, etc.

Se muestran misóginos, homófobos, defensores del individuo nacional auténtico (por ende, xenófobos), de la cultura nacional, de la religión nacional, etc. También, estos individuos tienen ciertas características personales, como crear un culto a la personalidad, mostrar desprecio por el Estado de derecho, impulsar el miedo y el terror que según ellos puede ser generado tanto por amenazas internas como externas, y presentarse como populistas.

Dentro de lo que acabamos de explicar tenemos individuos como Vladimir Putín (Rusia), Recep Tayyip Erdogan (Turquía), Xi Jimping (China), Narenda Modi (India),Viktor Orbán (Hungría), Jaroslaw Kaczynski (Polonia), Boris Johnson (Gran Bretaña), Donald Trump (EE. UU.), Rodrigo Duterte,(Filipinas), Benjamín Netanyahu (Israel), Jair Balsonaro (Brasil), Abiy Ahmed Ali (Etiopía) y otros cuantos en varios países.

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