Los 5 jugadores cristianos de Santa Fe que se salvaron por no ir a la escabrosa fiesta

Los 5 jugadores cristianos de Santa Fe que se salvaron por no ir a la escabrosa fiesta

Nuevos detalles de la celebración que marcó la caída libre y le habría terminado costando sus puestos al técnico Costas, al Trencito Valencia y a otros más

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julio 18, 2017
Los 5 jugadores cristianos de Santa Fe que se salvaron por no ir a la escabrosa fiesta

La celebración del triunfo de Santa Fe al Medellín en la Súper Liga en el norte de Bogotá parecía ser uno de las tantos rituales con los cuales el equipo disfrutaba las victorias. Uno, era el evento oficial promovido abiertamente por César Pastrana, el presidente del club, al que incluso se invitaban a las familias de los jugadores; el otro, era al siguiente día y ahí venía lo bueno: la fiesta de los campeones.

Así sucedió en la madrugada del 1 de febrero del 2017, en el Hotel Dann Carlton de Bogotá. Lleno de entusiasmo costeño, esta vez la iniciativa la tuvo José Adolfo Valencia, el hijo del inmortal Tren Valencia, a quien se le sumó el defensor Carlos Mario Arboleda. Ellos querían una fiesta desbocada en trago y con un ingrediente explosivo: prostitutas.

A sabiendas de cómo era el ambiente de las reuniones nocturnas del equipo, solo cinco jugadores le dijeron no a la invitación: William Tesillo, un barranquillero disciplinado del barrio La Alboraya, al que le gusta pasar sus momentos de ocio con su esposa, jugando Play Station, leyendo la biblia y asistiendo a la iglesia; Humberto Osorio, nacido en el barrio Santa Rosa de Valledupar en donde hay biblias abiertas con los salmos que marcan su vida; Robinson Zapata, de Florida, Valle, quien llegó a ser arquero suplente de la selección Colombia de Pékerman y quien también asiste a una iglesia cristana; Héctor Urrego, defensa de Santa Fe quien a sus 24 años también le guarda fe a los preceptos de su religión, y el joven de 21 años Kevin Salázar, quien por su fervor cristiano rechazó una oferta para jugar en Turquía, aunque le iban a pagar diez veces lo que ganaba en Santa Fe. El motivo, Turquía es un país musulmán.

Con el correr de las horas, la fiesta fue pasando a mayores. A la una de la mañana una prostituta bailaba animada en el Dann Carlton, ya había sostenido relaciones con el lateral Carlos Mario Arboleda, cuando se le acercó José Adolfo “El Trencito” Valencia, quien le ofreció $ 500 mil más para subir a su cuarto. Estando allí otros jugadores tocaron la puerta. El Trencito les permitió entrar y este mismo le habría propuesto a la mujer, que lo acompañaba, complacer a sus seis compañeros más a cambio de $3 millones adicionales. Al final, caído de la borrachera, Valencia le habría reconocido $300 mil. Furiosa la prostituta formó un escándalo en el hotel hasta el punto de hacer necesario llamar a la Policía.

Las versiones señalan que el técnico argentino Gustavo Costas, el entrenador de arqueros y vieja gloria de Santa Fe, Agustín Julio, Omar Pérez, ídolo máximo de Santa Fe y otras personas que formaban parte del plantel y el cuerpo técnico, habrían estado acompañados por otras mujeres. Los únicos ausentes fueron los cinco cristianos del plantel.

Con el paso de los días el tema era un río que amenazaba con salirse de su cauce. La prostituta se contactó con la oficina de Abelardo de la Espriella y uno de los abogados, Daniel Peña Arredondo, la atendió y la habría asesorado. Sin embargo, hasta el momento no se saben más detalles. La demanda que pensaban interponer superaba el millón de dólares.

Finalmente, al parecer, se habría llegado a una conciliación que alcanzó, según fuentes cercanas al club Santa Fe, los $2.100 millones. Las consecuencias del gasto de este dinero no presupuestado, un derroche para tapar un escándalo, las habrían sufrido los propios jugadores que estuvieron en el lío, cuando el presidente del equipo, César Pastrana, se negó a reconocer los $500 millones que otorga la Dimayor por haber ganado la Súper Liga y que se reparten entre los jugadores. El premio, como otros beneficios, habría quedado empeñado. Además, según versiones radiales, el presidente del equipo le pidió a la Dimayor el adelanto de los derechos de televisión que supera los $600 millones para tapar el escándalo y evitar que se hiciera público.

Desde entonces el equipo entró en barrena. Fue eliminado en la primera fase de la Copa Libertadores y días después quedó por fuera de la Liga Águila. El presidente del club fue sacando uno a uno a los jugadores de la bochornosa fiesta, empezando por el propio técnico Costas y por El trencito Valencia, quien solo hizo un gol en todo el semestre y fue cedido a un club de segunda línea en Portugal.

Valencia tendrá que comparecer en los próximos días a la Fiscalía. Otros jugadores que no seguirán en el equipo serán el argentino Jonathan Gómez, de quien se dice que participó también en la fiesta. También, Johan Arango y Cristian Borja.

El escándalo, del que apenas se empiezan a saber detalles, amenaza con enlodar al presidente del Club, César Pastrana y a buena parte de la nómina. Los únicos que están a salvo, por la gracia de Dios, son los cinco jugadores que su credo religioso los llevó a recogerse en sus casas con sus familias.

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