Los 22 colombianos que se tragó la Curva de la muerte

Los 22 colombianos que se tragó la Curva de la muerte

En un misterioso viaje de vacaciones a Ecuador, un bus perdió el control y se estrelló contra la casa de una campesina quien cuenta todo el horror

Por:
agosto 15, 2018
Los 22 colombianos que se tragó la Curva de la muerte
Fotos: José Luis Acevedo Facebook / @BomberosQuito

A las 2 y 53 de la mañana del martes 14 de agosto un estruendo despertó a la campesina ecuatoriana Olga Gambi.  Parte del techo de su casa se cayó, el porche estaba destruido. Creyó que se trataba de un terremoto. Se levantó de su cama, salió y, entre la oscuridad de otra noche helada en la Curva de la Muerte, el lugar al lado de la carretera en donde había vivido sus 53 años, pudo distinguir los restos del desastre: manchas de aceite en el césped, ropa interior en la carretera escarchada de hielo, pedazos de hueso, dientes y pelo. Almohadones, sacos para el frío y maletas. Además, si aguzaba mejor su vista, podría distinguir los fierros de un bus entremezclado con pedazos de carne humana.

Entonces empezó a ver a los heridos, a los muertos. Un escenario dantesco. Los gritos eran tan ensordecedores como el del estruendo que la despertó. Ella, en ese kilómetro 8 de la peligrosa vía Pifo-Papallacta en el sector de Palugo, había visto muchos accidentes, pero ninguno como este que dejaba 24 muertos y 22 heridos. Su casa no era la única que estaba destruida. Su hija, Narcisa, quien vivía en una casa suya, también la despertó el estruendo. Se despertó y lo que vio en su cocina nunca lo podrá olvidar: incrustada en la ventana de su cocina estaba una mujer de 33 años. Estaba ensangrentada y pudo ver como con una mano se intentaba meter instintivamente los intestinos en su estómago. “Ayúdeme” le decía mientras se moría.

Olga y Narcisa Guambi no sabían que los pasajeros eran colombianos, caleños de los humildes barrios de El Guabal, San Judas y Colón. Semanas atrás una de las vecina les había dado la buena noticia a 46 personas: tendrían por fin derecho a unas vacaciones fuera del país. No tendrían que pagar un peso para conocer una de las capitales más visitadas por los turistas del mundo en Latinoamerica: Quito. La misteriosa invitación, hecha por una persona, quien pagó los nueve millones de pesos que valdría el viaje hasta Ecuador.

El viaje definitivo no salió de Cali, ni de Neiva de donde habían dicho saldría. No, los pasajeros cruzaron el país para salir desde Bucaramanga en donde tomaron un Bus propiedad de José Luis Acevedo Mendoza que había pertenecido a Expreso Bolivariano y ahora, según investigaciones premiliminares, era de Cotrans, una empresa radicada en Cúcuta. Según se tiene estipulado los papeles del bus estaban en regla.

Sin embargo el viaje fue bastante tortuoso para los pasajeros. Según la información entregada por los familiares, el bus se varó tres veces. Tenía problemas mecánicos. Bien entrada la mañana no volvieron a saber nada de ellos. Los familiares empezaron a reunirse en la junta de acción comunal del barrio San Judas. Mientras tanto, en la Curva de la Muerte, se vivía la tragedia.

En Ecuador las labores de rescate duraron hasta bien entrado al mediodía. La cifra de los muertos aumentaban con el paso de las horas. Al principio fueron 12, luego aumentaron a 20, 24 fue la cifra definitiva. La persona que inventó el viaje, de la que no se sabe todavía ni siquiera el nombre, está gravemente herida en un hospital de Ecuador. Los Gambi, quienes han visto tantos accidentes en los cincuenta años que llevan viviendo sobre la Curva de la Muerte, estaban en shock. El frío, que baja hasta los ceros grados en la noche, será su peor enemigo mientras reconstruyen su casa. Lo peor, para ellos, no será volver a levantar su vivienda, lo peor es intentar olvidar los dientes, el pelo, la sangre, los gritos, el horror que en una noche se les instaló en su casa.

 

Anexo: Este es el historial, según el RUNT (Registro Único Nacional de Tránsito de Colombia), del bus accidentado:

 

 


Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
El lugar de vinos a una hora de Bogotá perfecto para tener una cena romántica

El lugar de vinos a una hora de Bogotá perfecto para tener una cena romántica

Este es el tiempo que los gatos tardan en olvidar a sus dueños

Este es el tiempo que los gatos tardan en olvidar a sus dueños

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--