Lo que no se dice de la Universidad del Atlántico

Lo que no se dice de la Universidad del Atlántico

La gente percibe a la Universidad del Atlántico por lo que le dicen los medios. También por las declaraciones apresuradas e improvisadas de sus funcionarios, en muchas ocasiones inverosímiles

Por: Gary Martínez Gordon
junio 21, 2017
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Lo que no se dice de la Universidad del Atlántico
Foto: uniatlantico.edu.co

En muchos casos algunos medios locales han mostrado sus posturas con sesgos informativos sobre la Universidad , los cuales avergonzarían a cualquier estudiante de comunicación. Además, en otros casos usan manipulaciones descaradas para direccionar acciones importantes al interior del Consejo Superior obedeciendo a intereses  que burdamente no esconden. Sobre los galimatías de los funcionarios de turno, estos poco o nada ayudan a construir una idea objetiva sobre la verdad de esta institución. El mundo de las apariencias prevalece, lo sensorial, la noticia apresurada y la construcción de imaginarios tendenciosos. La verdad no sale a flote.

Lo que se dice

Que la Universidad no encuentra su rumbo por culpa de unos  “estudiantes eternos”,  “estudiantes zánganos”; refiriéndose así al representante de los estudiantes en el Consejo Superior, al que no han podido torcer para que vote por el candidato que respaldan los medios y un grupo político local muy poderoso. Que la Universidad es una cueva de “terroristas encapuchados”. Que la designación de rector no se destraba por culpa  de unos profesores que escogieron en la “consulta ilegal” a un candidato del castro-chavismo o de “extrema izquierda”, el cual ha sido vetado por algunos medios y acusado de actos de corrupción, los cuales nunca han mostrado y ni siquiera lo están investigando. Agregan también como causa de todo esto la “democracia excesiva otorgada por la autonomía universitaria”. Que el candidato de la casa política local dominante es el mejor y  la solución de todos los males que aquejan al centro educativo. Que los gremios de la producción solo persiguen altruistamente el “bien común”. Que estudiantes, profesores y directivos académicos dilatan la elección del rector no permitiendo nombrarlo en propiedad, porque no le han dado el voto al candidato del grupo local poderoso. Estos y otros lugares comunes repiten algunos medios, algunos periodistas pre pagados, algunos twitteros y facebookeros y así le  han hecho creer a la opinión pública que hay un enemigo de la universidad.

Lo que no se dice

¿A quién le conviene no escoger rector en propiedad? A saber, a aquellos que se benefician del modelo de gobernabilidad interina en la Universidad, consistente en encargar un rector que deba  su encargo a los miembros del Consejo Superior, sobre todo al presidente de dicha corporación, y en particular a los que acompañan con su voto para encargarlo, pues, éste devuelve la deuda contraída con favores, contratos, nombramientos y OPS, incluida la ejecución de los recursos de la estampilla Pro Ciudadela  y, sobre todo, ese rector encargado debe aceptar que la Universidad la dirigirán ellos desde afuera.  Por tal razón, han prolongado los encargos por más de 10 años.  También le conviene a aquellos internos que obtienen ventajas respaldando desde adentro, al rector encargado, pues esas ventajas no tienen ideologías, afectos ni razones. Igual, recibirán nombramientos de sus familiares, o los estudiantes o egresados con órdenes de prestación de servicio defienden el encargo porque los provee de viajes académicos, pasantías, contratos y un largo etcétera.

Se comprenderá que el rector encargado distribuye capas de “mermelada” finamente esparcidas sobre las tostadas políticas internas y externas para sostenerse en el encargo con un, nada despreciable, sueldo de $ 17 millones mensuales. Y entretanto la misión sustantiva de la Universidad que es la docencia, la investigación y la extensión se abandona, se tira por la borda.  Se caen los registros calificados, se caen los techos, le niegan creaciones de nuevas maestrías, le rechazan por dos ocasiones seguidas las condiciones iniciales para la acreditación institucional,  la Universidad se deteriora física y moralmente. Se derrumba. A ellos, los que sostienen el encargo, poco les importa eso, aunque digan lo contrario, más allá de su retórica barata, de sus declaraciones pomposas, sus tweet o sus escritos. La demagogia lo invade todo y la verdad no aparece, más se esconde.  Se culpa de todo esto a los más débiles, mientras que ellos juegan a Monopolio o  House of Cards con Uniatlantico.  Esto no se dice.

Tampoco se dice qué es lo que realmente pasa al interior del Consejo Superior.  Es de verdad, muy sencillo, aunque lo oculten: el gobernador del departamento del Atlántico, Eduardo Verano de la Rosa, cuando se posesionó por segunda ocasión en el cargo, encontró un proceso de escogencia de rector demandado ante el Tribunal Administrativo del Atlántico, por el docente del programa de Derecho Juan Barrios de la Hoz,  quien pedía que la consulta que se aplicaba a estudiantes y profesores para escoger el nombre de un candidato a rector y presentarlo al Consejo Superior,  se hiciera extensiva a los representantes de los gremios de la producción, ex rectores, directivas académicas y egresados; el tribunal Administrativo del departamento le concedió la razón y aceptó la medida cautelar de suspensión del proceso. Entonces, la administración actual de la Universidad apeló el fallo y éste se remitió al Consejo de Estado,  dilatando aún más el proceso de escogencia, pero dicha apelación sólo convenía a los interesados en alargar el encargo y al encargado. Vuelve y juega el modelo de gobierno interino y dañino.

Luego de un año, el Consejo de Estado resolvió la apelación revocando lo decidido por el Tribunal Administrativo y dejando sin efecto la medida cautelar de suspensión del proceso.  Posteriormente, el gobernador y los gremios de la producción dijeron que hasta tanto el Tribunal no les notificara el distinguido “cúmplase” no se convocaba a sesionar el Superior: más alargue, como los jugadores de futbol que demoran en salir de la cancha.  La notificación tardó dos meses más. El gobernador recibe la señal, de cátcher a pitcher, de votar por el candidato del “oficialismo” del grupo político que lo apoyó en las elecciones pasadas, eso lo sabe todo el mundo. El gobernador devuelve la señal, asintiendo. Los dos votos del gobierno nacional se juntan al pelotón oficial. Más el voto de los representantes de los egresados que fue quien postuló el nombre del candidato del grupo local poderoso, hacen 4 votos. Más el voto de los gremios de la producción: ¡Eureka y hay rector!  En eso, aparece una recusación contra el representante de los gremios de la producción, los que han entendido que producción es sinónimo de manufactura.  El gobernador y los dos votos del gobierno que han jurado votar por el candidato, digamos “oficial”, aceptan la recusación, pues en el fondo (lugar del alma donde se revela la verdad) tampoco quieren de rector al candidato “oficial”, que dicho sea de paso fue condecorado por un personaje condenado por paramilitarismo (ver anexo) y ¡aspira a dirigir a la universidad pública con más víctimas del paramilitarismo a nivel nacional! recientemente declarada sujeto de reparación colectiva por parte de la Unidad de Víctimas.

Es decir, no habrá nunca cinco votos. Es más, estoy casi seguro, que si aparece un quinto voto que resuelva este juego trabado, el gobernador cambia de candidato hacia donde su voto no defina. Ya en una elección pasada y en plena votación, creyó que una conspiración se fraguaba a sus espaldas y que uno de los votos del candidato de la consulta, iba a votar por el candidato del oficialismo, y antes de gritar ¡traición!  Inmediatamente votó por el candidato de los ex rectores, quedando este candidato con dos votos.

¿Por qué todo lo anterior? Porque el gobernador, el Ministerio de Educación y los senadores respectivos no tienen candidato entre los tres postulados que quedaron en el proceso de consulta. Por eso fue que en la última sesión del Superior el gobierno departamental, el gobierno nacional y los ex rectores votaron, ya sin sonrojarse  revelaron su estrategia real,  por terminar el proceso y traer nuevos nombres de candidatos que garanticen lo que van a perder con la eliminación del modelo perverso de interinidad. La decisión quedó empatada. Por su parte los votos del candidato de la consulta interna se mantienen juntos recibiendo los ataques. Y el representante de los  ex rectores usa su voto para ganar posición en un nuevo juego que se avecina con nuevos candidatos: siempre ha sido así y así estará hasta el final de los tiempos. ¿A quién le conviene barajar nuevamente? A la clase política que ve la Universidad del Atlántico como botín de guerra, al poderoso grupo local que como imperio que es, va a mostrarle a los contrincantes senadores,  para qué es el poder y tener otro presupuesto en su haber.

Lo anecdótico de este caso lo señalo para mostrar cómo en este proceso se han utilizado las reglas  amorales de la Realpolitik en las que es especialista quien comanda el barco y quien se siente complacido del juego jugado. Sea aquí o dirigiendo la futura República Regional del Caribe. Si el gobernador tuviera candidato entre los tres candidatos, ya habría rector. De igual forma piensan los senadores respectivos. Por tal razón van a tumbar el proceso y alargar esto otro(s) año(s) más.  ¿A quién le interesa la calidad de la educación superior departamental, los registros calificados, los techos y los baños, la ley 550, los pasivos acumulados, la crisis institucional de la entidad, la existencia de cinco nóminas en la Universidad, la falsificación de títulos y notas? ¿En qué momento, permitimos y dejamos que la politiquería, la ineficiencia, la corrupción y los salvadores de pacotilla se tomaran las universidades públicas en Colombia? Y qué es lo que quieren en últimas, un rector que les garantice a quienes lo escojan, que se preste para la construcción de edificios en el “monte” por miles de millones de pesos, verdaderos elefantes “rojos” y luego ese rector les acepte esas construcciones como sedes, como sucursales, como lo que sea y los cargue a un comprometido presupuesto que no alcanza para mantener una educación superior de calidad.

Eso es lo que quieren. Eso es lo que no nos dicen. Mientras lo que nos dicen es que cómo se les ocurre a  unos “encapuchaditos” “zánganos” de estrato uno y dos enfrentarse al imperio local. Ya verán que el jueves próximo con alguna alcaldada salen ya sea para tumbar el proceso y abrirle espacio a los de ellos o de la chistera del mago sale un nuevo o el mismo hombre de los gremios votando ilegalmente. Pero si la ciudad, el aire, el agua y el sol son de ellos…

 

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