¿Llegó el Pacto Histórico al gobierno o al poder?
Opinión

¿Llegó el Pacto Histórico al gobierno o al poder?

Las expectativas de muchos seguidores son descomunales, hasta creer que han llegado al poder cuando en realidad se ha triunfado para dirigir el gobierno cuatro años

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junio 27, 2022
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Hacer política para ganar las elecciones es un desafío muy duro. Gobernar y cumplir parte de lo prometido durante las campañas es un reto mayor.  Sacar leyes, diseñar políticas públicas y ejecutarlas bajo el control de las famosas ías, contar con experimentados administradores, son empresas difíciles y complejas.

Más aún, tratándose del Pacto Histórico, un movimiento liderado por alguien que inició su vida política en la guerrilla del M-19, dejó las armas, se metió al Congreso, realizó debates duros sobre el paramilitarismo, denunció eventos graves de corrupción; que fue, con logros de ejecución discutibles, alcalde de la capital y ahora, después del intento del 2018,  obtuvo la votación más alta de la historia colombiana para convertirse en presidente con la oferta de un programa que ha generado grandes expectativas en sus votantes. Y, no menos importante, con una vicepresidente afrocolombiana, Francia Márquez, líder de territorio, que rompe los acostumbrados escenarios palaciegos como consta en la visita que hizo a la saliente, Marta Lucía Ramírez.

Los candidatos triunfadores del pasado pertenecieron, desde el Frente Nacional (1958), a uno u otro de los partidos tradicionales, o a derivaciones suyas. Encabezar un movimiento como el Pacto Histórico y triunfar se sale del molde.

Su victoria en las dos costas, pacífica y atlántica, a la vez que en Bogotá, pone sobre la mesa las problemáticas tanto de los olvidados del estado en los territorios como de las juventudes urbanas sin oportunidades. Las expectativas de muchos seguidores son descomunales, al punto que muchos creen que han arribado al poder cuando en realidad se ha triunfado para dirigir el gobierno nacional durante un período de cuatro años.

Fuera del hecho en contracorriente de la votación del ingeniero Rodolfo Hernández, que incluye millones de ciudadanos cuya motivación fue votar en contra de Petro.

Y de muchos empresarios, que ven con temor al nuevo gobierno y están a la espera de las medidas que determinarán el clima de inversión en el país, de los nombres de los funcionarios que regirán la economía. Algunos hablan de “votar con los pies”: si no hay confianza, irse, sacar capitales, con funestas consecuencias para el empleo productivo.

No es el lugar para hablar del programa de Petro, aunque sí de algunas de las limitaciones que se avecinan en el ejercicio de gobierno; hasta cierto punto, las restricciones “normales” que enfrentan quienes son responsables del ejecutivo público.

La primera, que Petro y sus alfiles parecen capotear, la de consolidar unas mayorías en el Congreso. Es claro que aprobar aquellos proyectos de ley que conforman las llamadas reformas no puede hacerse sin apoyo legislativo mayoritario. La obvia pregunta, cuando se escucha que congresistas conservadores, liberales, de partidos como la U, están dispuestos a no hacer oposición al gobierno electo de Petro, es la de la cuadratura del círculo: ¿cuánta mermelada cuesta aprobar las reformas?

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El nuevo gobierno necesita tener en cargos de primer nivel a personas experimentadas y de visión amplia y democrática del mundo

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En segundo lugar, es también una necesidad que el nuevo gobierno tenga en cargos de primer nivel a personas experimentadas y de visión amplia y democrática del mundo, responsables en materia fiscal. La señal que da con el nombramiento de Álvaro Leyva como canciller, un hombre defensor de la paz desde hace 40 años, va en el sentido correcto. Uno de los retos, pensando en la alta rotación durante la alcaldía (2012-2016): ¿cómo lograr que los funcionarios permanezcan en sus cargos?

Tercero: ejecutar proyectos en el ejecutivo es empresa ardua, como le consta a prácticamente todos los gobiernos. El ciclo de proyectos, desde el diseño de políticas públicas, financiación, su incorporación en el presupuesto, ejecución y seguimiento y monitoreo, la relación efectiva con los territorios es cuestión que toma dos o tres semestres para ponerse en marcha. Valga decir que, probablemente, los primeros pesos de un plan concebido en la administración Petro comenzarán a fluir en el 2024… La reducción de la inequidad toma tiempo…

Y, cuarto, las llamadas ías que, por diversas razones, incluyendo las políticas, estarán detrás de los funcionarios del nuevo gobierno con más ahínco que, por ejemplo, el mostrado durante el gobierno que termina. Es conocido el temor a la ejecución, a la firma de contratos, por parte de los funcionarios y, por ende, el freno a la ejecución de las políticas con entidades como la Procuraduría y la Contraloría respirando en su nuca.

Gajes de gobernar.

 

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¿Escuchará Petro el mensaje?

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Boric, Petro

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