Las Nunca Invisibles de adiós a las armas
Opinión

Las Nunca Invisibles de adiós a las armas

Un grupo de exguerrilleras se han dado a la tarea la reconstrucción de memoria y han logrado un conmovedor documental con el mismo título de esta columna

Por:
diciembre 14, 2018
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Conocí a Liliany Obando en los tiempos del proceso de paz del Caguán. Por entonces yo hacía parte de la Comisión Temática, creada para auxiliar a la Mesa de Diálogos en el suministro de insumos para sus discusiones. Para ello preparábamos con los pares del gobierno las audiencias públicas, sobre temas cruciales de la vida nacional, a las que asistían colombianos y colombianas de todos los rincones del país. La radio y la televisión públicas las transmitían en directo.

Si mal no recuerdo, fueron un par de ocasiones en las que ella, en compañía de otros estudiantes de Sociología y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional, acudió a esas audiencias con el propósito de conocer de cerca la realidad que contaban en sus ponencias, sobre sus vidas y angustias, los asistentes víctimas de las políticas o el abandono de los distintos gobiernos que habían dirigido el país. Allí debió fortalecerse su identidad con los olvidados.

La recuerdo por algunas conversaciones que sostuvimos, como una mujer activa y muy inteligente, que no aceptaba ningún argumento sin cuestionarlo primero de mil formas. Leía de manera muy atenta las publicaciones nuestras que difundíamos en las audiencias, y luego opinaba sobre ellas de manera independiente. No volví a saber de ella hasta varios años después, cuando me enteré por la prensa que la habían detenido bajo la acusación de pertenecer a las Farc.

Según las notas de prensa o las noticias que oíamos en la selva por la radio, ella estaba siendo relacionada de algún modo con el camarada Raúl Reyes, a raíz de supuestas informaciones obtenidas de los computadores obtenidos tras el bombardeo de Sucumbíos, en los que pereció él junto a una veintena de guerrilleros de su campamento. Después me enteré del movimiento social que creció en solidaridad con ella, el cual la acompañó hasta que obtuvo su libertad.

Luego, en algún momento de los diálogos con el gobierno de Santos, estando en La Habana y contando con la posibilidad de acceder a las redes sociales, volví a tener noticias de ella. Había vuelto a ser detenida, y la persecución se dirigía incluso contra la casa de propiedad de su madre en la que habitaba ella también. Supe que tras el Acuerdo Final, había sido acreditada como integrante de las Farc y beneficiada con la amnistía, lo cual le reportó por fin tranquilidad.

vinculado yo a la actividad del nuevo partido Farc nacido de los Acuerdos de La Habana, empecé a encontrarla en distintos eventos políticos o académicos. Nuestra antigua relación del Caguán nos permitió acercarnos de nuevo, por lo que me enteré que había hecho estudios de Ciencia Política y hacía esfuerzos por obtener su grado en alguna especialización. Lo que me fue sorprendió más fue su proyecto de memoria histórica con las exguerrilleras de las Farc.

Estaba luchando a brazo partido por conseguir el apoyo necesario, y tras tocar en una y otra puerta, consiguió por fin la aprobación y el visto bueno de diversas entidades. Entre otras me habló del PNUD, del Centro Nacional de Memoria Histórica, de la ARN, de la propia dirección del partido Farc, de NC Producciones, incluso de una corporación llamada CORPAZ que se encargó de la parte administrativa del mismo. Si la encontraba, nunca faltaba la invitación a un taller sobre el tema.

 

Con  tenacidad Liliany Obando consiguió que un grupo de 40 mujeres,
la mayoría exguerrilleras, participaran con entusiasmo
en los talleres de reconstrucción de memoria del proyecto

 

Con ellas se trasladaba de Bogotá a Icononzo y viceversa, para reconstruir sus historias en diversos ceremoniales en los que se integraban actos culturales, relatos de vida e intercambios con las compañeras que luchaban a brazo partido para conformar el movimiento de género y la visión de feminismo insurgente del nuevo partido. Así, tejiendo sororidad, esa versión femenina de la fraternidad, el esfuerzo colectivo culminó en la producción de un hermoso documental

Nunca Invisibles: Mujeres Farianas, adiós a la guerra. Ese es el título que lleva la producción audiovisual en la que se incluyeron apartes de las conmovedoras entrevistas hechas a cinco de las mujeres que tomaron parte en el proyecto. Hubo que seleccionar pues resultaba imposible incluirlas a todas. De los diversos talleres quedó también una bella muestra fotográfica. Y el testimonio vivo del compromiso con la paz y el adiós definitivo a las armas

Un justo homenaje a las mujeres que realmente hicieron parte de las Farc casi el 40 por ciento de su fuerza en la última etapa, invisibilizadas por diversos poderes e intereses. Muy bien por Liliany y ellas.

***

Aquí el documental: https://www.youtube.com/watch?v=nNgOo9s5Gu0

 

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