Las cuentas de la lechera
Opinión

Las cuentas de la lechera

Con 9 millones de votos se gana la primera vuelta, que nadie tiene. Si Duque pasa con cinco millones (CD más PC), se necesitarían más de tres millones para que otro le compita

Por:
abril 10, 2018
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Si tomamos los resultados de las elecciones parlamentarias del pasado 11 de marzo y las  consultas interpartidistas, dos cosas al menos merecen una especulación. Lo primero es que los números de los ganadores en las consultas no coinciden con los de sus partidos, lo cual es una realidad matemática. Lo segundo es que probablemente los votos de los participantes en las consultas no coinciden con los de sus adherentes, lo cual es una realidad sociológica.

Veamos: en cifras redondas, Iván Duque sacó 4 millones de votos en la Gran Consulta por Colombia, pero su disciplinado partido Centro Democrático sacó 2.5 millones en la elección parlamentaria. Como es difícil explicar que alguien vote por Duque y no lo haga también por su partido, sus candidatos y especialmente por Álvaro Uribe, su  mentor, cabría pensar que hay 1.5 millones de votos que se depositaron para atajar la candidatura de Gustavo Petro que inspira tanta desconfianza. Por su parte Marta Lucía Ramírez saco 1.5 millones de votos, de los cuales una parte importante fueron depositados para atajar a Duque, por la desconfianza que inspira el uribismo, supongamos 400.000. (En 2010, 225.000 personas, 21%, que votaron por Noemí Sanín en la consulta conservadora no votaron por ella en la primera vuelta)

Desde la otra orilla. Gustavo Petro sacó 2,8 millones de votos en la consulta Inclusión Social para la Paz, mientras su Lista de la Decencia sacó medio millón de votos en la elección parlamentaria. Es decir que hubo 2,3 millones de votos que no apoyaron esa lista y que bien podrían ser votos de gente indignada contra el establecimiento político y gubernamental. O sea, según esas cuentas de la lechera, de los 8.8 millones de las consultas, al menos 4,2 millones fueron de rechazo o  de protesta. Como en la elección parlamentaria hubo 17,8 millones de votos (48.8% de participación electoral sobre un censo de 36 millones, lo cual está por encima de la media de los últimos años), si sumamos los 9 millones de votos de gente que votó  en las parlamentarias pero  no votó en las consultas más los 4,2 millones de los votos cuya adhesión final es improbable, daría que en esa elección 13,2 millones de votos, de maquinaria y opinión, (el 74%), no están tan comprometidos como se cree con un candidato en particular.

 

El hecho político es que las consultas interpartidistas
distorsionaron totalmente la intención de voto

 

El hecho político es que las consultas interpartidistas distorsionaron totalmente la intención de voto, pues la gente que quería votar, votó por los candidatos que estaba en los tarjetones. Podría argumentarse que luego de la elección parlamentaria los candidatos a la presidencia parten como base con los votos de sus partidos,  ninguno de los cuales tiene una mayoría en el Congreso si no que por el contrario conforman un abanico bastante uniforme. Habría que descontar eso si los transfuguismos oportunistas de última hora, algunos  inexplicables: los miembros del Partido Liberal, el partido de la paz y del Partido de la U, el del presidente de la República, que van a dar al uribismo.

En plata blanca, el Centro Democrático tiene 2.5 millones de votos, Cambio Radical 2.1, el Partido Conservador 1.9,  el Partido Liberal 1.9, el Partido de la U 1.8,  la Alianza Verde más el Polo 2, y la lista de la Decencia 0.5. La lógica se impone: el Partido Conservador apoyará a Iván Duque. Y la U, que es el partido del Presidente a Vargas Lleras, que es el candidato del Presidente (los técnicos dicen que máximo el 60 % de los votos de la U, un millón, irán a Vargas Lleras)

Se necesitarían casi 9 millones de votos para ganar en la primera vuelta, que nadie tiene. Si suponemos que Iván Duque pasa a la segunda vuelta con cinco millones (el centro Democrático más el Partido Conservador), se necesitarían mucho más de tres millones para que alguno otro de los  candidatos posibles pase a competirle, votos que ninguno tiene hoy, Humberto de la Calle el que menos. Así que de hecho quedan tres, para repartirse la mayoría de los 13 millones de votos disponibles. Es de esperar que las encuestas próximas se decanten y reflejen más esa realidad política, que podría resumirse diciendo que hay muchos votos por conquistar, que hay fuerzas políticas similares y que los cálculos triunfalistas también son matemáticas mezcladas con sociología, cuentas de la lechera.

 

 

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