De nosotros depende que la tecnología sea progreso o amenaza
Opinión

De nosotros depende que la tecnología sea progreso o amenaza

Muchos tememos que esta vez el cambio tecnológico sea tan rápido y vasto, y su impacto tan desigual y perturbador, que pueda amenazar hasta la estabilidad de la sociedad

Por:
abril 10, 2018
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Nadie niega que la tecnología significa progreso y representa un aumento en la productividad y una mejora en la calidad de vida. Históricamente, es comprobable que cada ola de tecnología del pasado finalmente produjo más empleos de los que destruyó y generó ganancias importantes, desde mejores niveles de vida y esperanza de vida, hasta productividad y crecimiento económico. Sin embargo, muchos tememos que esta vez el cambio tecnológico al que nos enfrentamos sea tan rápido y tan vasto, y su impacto tan desigual y perturbador, que pueda amenazar no solo los medios de vida individuales, sino la estabilidad de la sociedad misma. Sin embargo, este destino no está predeterminado. La forma como todos – gobiernos, empresas, sociedad civil, individuos– adoptemos, asumamos y reaccionemos a esta ola de innovación depende el que estos cambios sean positivos.

Las transformaciones demandan personas con nuevas habilidades, que se adapten a nuevos sistemas y cambien su comportamiento. Lo cual no es tarea facil. Las ventajas de las nuevas tecnologías solo se consiguen si son accequibles para la mayoría de la población, tanto en su disponibilidad, como en su uso apropiado y aprovechamiento. Pero esto no parece ser considerado en los pensum académicos de nuestros colegios, universidades o instituciones de educación técnica. A manera de ejemplo, si se compara el pensum de hace 30 años de carreras como ingeniería de sistemas, se ven muy pocos cambios, principalmente  concentrados en los nuevos lenguajes de programación. La educación colombiana debe asumir su parte de responsabilidad en esta transformación.

Los rápidos cambios en las tecnologías digitales han traido retos de seguridad, spam, virus, cyberataques y otros, como el acceso indiscriminado a todo lo que se publica con diversas intenciones en la red. Luego está el impacto que la conectividad tiene en nuestra vida social, un 89 % de los usuarios en EEUU de telefonos inteligentes indicaron que usan su celular en las reuniones sociales, y la mayoría piensa que el uso de su propio celular, no aleja su atención del grupo.

Los correos electrónicos que no son de trabajo, las redes sociales, los videos de Internet y los videojuegos pueden distraer fácilmente a los empleados, compensando al menos parte del potencial de aumento de la productividad de esa misma conectividad. Una investigación muestra que las laptops en el aula disminuyen el aprendizaje de los estudiantes, incluso cuando se toman notas en lugar de navegar en la web. El multitasking, o desarrollar varias actividades al tiempo, como son varias pantallas abiertas, no genera mayor productividad, y menos en calidad, por más de que alguien se lo crea.

 

Una investigación muestra que las laptops en el aula
disminuyen el aprendizaje de los estudiantes,
incluso cuando se toman notas en lugar de navegar en la web

 

En los Estados Unidos, la Administración Nacional de Seguridad en el Tráfico de Carreteras informa que un 12 % de los accidentes automovilísticos fueron causados por jovenes usando su celular. En la actualidad un 68 % de los jóvenes de EE. UU. admite que chequea sus Apps mientras conduce, y un 80 % considera que su uso al conducir no le genera distracción.

Aunque el advenimiento de los nuevos medios digitales, como Facebook, Twitter, blogs, etc. fue anunciado como una tendencia democratizadora que le daría a la gente común una medida de control sobre los medios dirigidos por grandes empresas o grupos economicos, las “fake news” o noticias falsas se propagan tan rápido y sin control, que varios países se encuentran discutiendo medidas para el controlarlas. Dificil tema, cuando no se desea impactar la libertad de expresión y abuso de poder por parte del gobierno.

El más reciente caso de la utilización de datos personales tomados de  Facebook por parte Cambridge Analytica, ha expuesto un fracaso de esta empresa en su compromiso con sus usuarios en el uso adecuado de sus datos. Nos estamos digitalizando como sociedad, y cuanto más lo hacemos, más importancia adquieren los datos personales, pero no existe todavía la reglamentación que defina un uso y manejo apropiado. El Derecho de Habeas Data reglamentado de 2012 por el gobierno podría no ser suficiente, además de no contar con los recursos necesarios para asegurar que se cumpla.

En un estudio del Pew Research Center, el 72 % de los americanos, indicaron sentirse preocupados o muy preocupados de “un futuro donde los robots y los computadores pueden hacer muchos de los trabajos de los humanos”. Un 76 % cree que la desigualdad económica empeorará en un futuro de este tipo.  Por ejemplo, varios empresarios de muchos sectores enfrentan un dilema doloroso: tienen que despedir a las personas cuyos trabajos han desaparecido, mientras que tienen ofertas de trabajo que no pueden llenar porque no pueden encontrar personas con la capacitación y las habilidades adecuadas. Se requiere politicas empresariales y nacionales de reeducación para enfrentar estos retos, y convertir a quienes deseen asumir el reto, en actores de esta economía digital y las oportunidades que abre.

Simplemente entender el problema es un desafío. La revolución tecnológica transformará nuestro trabajo, nuestras vidas, nuestra sociedad. Si el resultado es inclusivo o exclusivo, justo o algo que se dejará pasar (laissez-faire), depende de nosotros. Las tecnologías encarnan los valores de quienes las hacen. Hacer esto bien es uno de los desafíos más importantes de nuestro tiempo. Depende de nosotros que las nuevas tecnologías sirvan para ayudar y no terminen dañandonos.

 

 

 

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