Millares de personas en todo el mundo a lo largo de la historia no han podido determinar qué refleja el rostro de la Mona Lisa: tristeza, alegría o molestia. La Gioconda de Leonardo Da Vinci encierra un profundo misterio. Igual Donald Trump con esa apariencia impasible cada vez que sale a dar cuenta de las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
Los que no pueden ocultar sus sentimientos son los hijos de los inmigrantes sorprendidos por la policía y a quienes se llevan esposados.
Esos semblantes no están empañados por la hipocresía, sino por el dolor y la desolación que despierta ver cómo se llevan a sus seres queridos—padre, madre o hermanos—, y la incertidumbre de no saber si regresarán a casa o los repatriarán.
“No lo puedo negar. Lo que siento es rabia porque jamás imaginé lo que haría Trump, a quien muchos latinos apoyamos con el voto, e impotencia porque solapadamente están devolviéndonos a nuestros países, desconociendo todo el tiempo que llevamos acá ayudando a la economía del país. De lo que se olvida el presidente es que ganamos menos que un estadounidense promedio”. María Izague fue detenida en Morton, Misisipi, cuando cumplía su jornada rutinaria en una planta procesadora de pollos.
Tiene 3 niños: unos 4 meses, otro de 5 años y, el mayorcito, de 11, que sufre de epilepsia. Llegó de México a visitar un familiar, pero se quedó ilegal. Con el tiempo se casó con un guatemalteco al que conoció en un centro comercial. Eran otros tiempos, de sueños y esperanzas.
A sus 37 años ha trabajado en sinnúmero de oficios, y enfrentado la explotación. “Muchos empleadores, cuando no querían pagar, simplemente decían: 'Váyase', y si reclamaba mi sueldo, me amenazaban con la migra. Pensaban solo en conseguir más, como el presidente Trump”, le dijo a Univisión.
Puede ser el último adiós
Desde que se anunciaron las redadas el 14 de julio último, las familias están expuestas al desmembramiento. Cada amanecer juntos, puede ser el último. En los poblados de Misisipi el manto del temor todavía no deja de desplegarse. En cualquier momento llega la migra, a la casa o al trabajo.
Mario Reynoso se despidió, como siempre. “En la tarde nos vemos”, le dijo a su mujer, sin saber que horas después iniciaría su calvario al saber que la detuvieron.
Los rostros de sus hijos quedaron surcados de lágrimas, hasta que se les agotaron, como un arroyo cuando llega un verano de agosto; el presidente Trump, por su parte, salió en la televisión con su rostro de Mona Lisa a confirmar que las redadas proseguirían e, incluso, se ampliarían.
Trescientas personas fueron liberadas, pero entre ellas no estaba su esposa.
Lo llamó desde un centro de detención en Louisiana. "Ella lloraba y me decía que cuidara a los niños. Yo solo le decía: 'Tú y yo vamos a luchar juntos. Estamos en esto juntos'", relata su esposo.
Él y su familia reflejan el dolor y la desesperanza a través de rostros reales, en los que afloran las consecuencias de una situación real, en un país en el que la xenofobia es real aun cuando haya millares de norteamericanos que lo nieguen, y otros tantos la justifiquen.
Los argumentos no logran cubrir las duras consecuencias que se desatan por padres separados de sus hijos, y la destrucción de familias.
Cuando salta la liebre
Muchos de quienes han sido detenidos, tenían pendientes procesos de deportación.
"Iba a comprar unos víveres a un centro comercial, vi las patrullas, caminé despacio, pero me detuvieron de todos modos. Son como los perros, huelen el miedo." José Darío N, de Honduras, llevaba 17 años en suelo estadounidenses.
La primera vez cayó en una redada cuando lo sorprendieron por conducir sin licencia. Estaba feliz porque tenía auto, un lujo que no se habría podido dar en su país. Pero cuando lo retuvieron, maldijo el día en que compró esas latas con cuatro ruedas.
Una empresa ensambladora de electrodomésticos, le pagó la fianza. “Quedé endeudado de por vida. Pero de nuevo, a lo mismo.” Cree que le saltó la liebre y el futuro cercano estará en su país de origen.
Morton, un lugar emblemático de los operativos
En Morton, Misisipi, se ubican muchas plantas procesadoras de pollo. En seis de las siete más grandes que hay en su periferia, se han concentrado las redadas. Buena parte de sus obreros, son indocumentados. Fueron contratados a conciencia.
"Trabajan bien, con ganas y son gente buena", le dijo uno de los administradores a la cadena CNN en español. No ocultó su preocupación por que entre los propios norteamericanos no se consigue mano de obra para ese tipo de ocupaciones. A sus compatriotas les gusta ganar bastante y hacer poco. A los latinos, les interesa trabajar.
En Forest, otra de las ciudades próximas, el panorama es igual. Un mexicano que llevaba 18 años en territorio estadounidense, fue detenido en mayo por la Policía por varias violaciones del código de tráfico, entre ellas conducir bajo la influencia del alcohol.
El hombre fue enviado a custodia al Servicio de Inmigración. Durante el interrogatorio, aseguró que trabajaba para una procesadora, en Morton, con una tarjeta de identificación de California, que había comprado por 150 dólares.
Las autoridades se sirvieron de las evidencias ofrecidas por la información de los GPS que llevaban algunos trabajadores que habían sido procesados por ICE y deportación en curso, pero habían sido liberados con grilletes electrónicos
Una ola migratoria que no se detiene, sino que aumenta
La ola migratoria hacia los Estados Unidos no cesa, como tampoco los operativos. Una de las mejores definiciones sobre por qué continúa avasallador el éxodo, la hizo el politólogo, Noam Chomsky, en una entrevista al canal Democracy Now:
“Los integrantes de la caravana de migrantes centroamericanos que se dirigen hacia Estados Unidos huyen de la miseria y de los horrores de los que Washington es responsable. Quienes integran dicha caravana huyen de la opresión severa, la violencia y el terror de los países en los que viven, ya que todos ellos han estado bajo dura dominación estadounidense desde la década de los años 1980”.
Otros miles que llegan de poco a México, traen en su mente mil y un formas de acceder a suelo estadounidense para cumplir su sueño americano.
El dolor no termina
Desde diferentes puntos geográficos de Latinoamérica tendremos que acostumbrarnos a la continuidad de las redadas.
Y con estos operativos del Servicio de Inmigración y Aduanas, a ver en televisión al presidente Trump con rostro de Mona Lisa, mientras que millares de personas lloran ante la incertidumbre de no saber si volverán a casa sus seres queridos.