El despido de una profesora de la facultad de filosofía de la Pontificia Universidad Javeriana causó una gran conmoción en el ámbito académico, nacional e internacional. Múltiples cartas de solidaridad con la docente y varias entrevistas en diferentes medios hicieron el caso muy visible. Por otro lado, dado que la universidad no se pronunció frente a este hecho, quedó en el aire que algo vergonzoso, algo sobre lo cual no querían hablar las directivas de la facultad y mucho menos las de la universidad, estaba detrás del caso de la profesora Cadahia.
Sin embargo, desde hace varios semestres la Universidad Javeriana mantiene una actitud similar frente a sus docentes. En noviembre del semestre pasado le llegó un breve mensaje a más de 200 profesores de cátedra, a quienes les decían que agradecían su compromiso con la universidad, el cual en muchos casos se había extendido por más de diez años, pero que no los contratarían el próximo semestre. Algunos de los docentes damnificados señalan que su situación se produjo por las pérdidas que tuvo la Javeriana durante el 2018. Esto habría llevado a que la institución le pidiera a cada facultad un reajuste y, claro, los sacrificados fueron los más vulnerables, los profesores de cátedra.
Si este caso se hubiera producido en cualquier empresa, sería llamado masacre laboral y seguro los directivos de la empresa tendrían que explicar lo sucedido. Pero esto no pasó. No sé si los medios no lo conocieron o si no les importó, pero nadie se manifestó de forma solidaria con estos empleados, ni los entrevistaron, ni nada. Esto a pesar de que durante sus muchos años de trabajo con la universidad los catedráticos también tendrían una larga lista de logros profesionales, como los presentados por la profesora Cadahia.
Por último quiero decir que, si bien es cierto que las universidades en Colombia tienen hoy profundos problemas económicos, los únicos sacrificados aquí son los docentes y el personal administrativo, pues la infraestructura sigue creciendo. Durante las dos últimas décadas la Javeriana se ha mantenido en construcción permanente, muestra de esto son el edificio de parqueaderos, el de aulas, la biblioteca de teología, el edificio en el que quedan las facultades de ciencias sociales y humanidades, Ático, etc. Esto nos da una idea de las prioridades de la universidad, para ellos parece ser más importante invertir en ladrillo que en sus trabajadores.
Posdata. Que esta sea la ocasión para enviar un mensaje de solidaridad a los profesores de la Universidad Autónoma, quienes llevan cinco meses sin sueldo.