La papaya de Tato Álvarez en Pasto

La papaya de Tato Álvarez en Pasto

El candidato a la alcaldía de la capital de Nariño ha sido motivo de burlas y memes. ¿Qué hay detrás?

Por: FABIO ARÉVALO ROSERO MD
agosto 29, 2019
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La papaya de Tato Álvarez en Pasto
Foto: Facebook - Javier Tato Alvarez

Javier “Tato” Álvarez es un reconocido manzanillo nariñense curtido en las lides electorales, pero a la vieja usanza. Proviene de uno de los sectores más populares y tradicionales de Pasto, el barrio Obrero. El mismo donde ha despertado un fervor y una fidelidad digna de un santo. Dicen que para muchos de sus seguidores es motivo de culto y le veneran en una especie de estampitas, subproductos de campañas políticas.

Le idolatran como a una deidad y están pendientes de los milagros que hace en fechas especiales, por ejemplo, en Navidad y en época de proselitismo electoral cuando la necesidad de los voticos se acentúa y la situación se pone crítica obligando a apelar a estrategias aparentemente caritativas. Una especie de trueque, un aporte compensado.

Pocos tal vez entiendan como un avezado político de la más rancia clase tradicional, se postule a la alcaldía de Pasto. Su estilo arcaico no encaja con el perfil ejecutivo que requiere esa ciudad compuesta de un público riguroso y notoriamente inconforme con la mediocridad gubernativa. De forma pragmática el Tatico del Obrero no reuniría los requisitos exigidos para liderar políticamente una ciudad.

Gobernar una urbe es como hacer una gerencia posmoderna que exige unas capacidades estratégicas innovadoras, condiciones casi atléticas y una visión muy contemporánea. Ello no quiere decir que esté incapacitado (tampoco inhabilitado) para ocupar un cargo público de este nivel, pero seguramente no es lo más indicado dentro de sus propias posibilidades y condiciones, como para ser un exitoso burgomaestre.

Su perfil, biotipo y manifestaciones públicas poco encajan en un modelo ejecutivo de gobernante con alto grado de independencia ideológica. Es por ello que ha motivado burlas y “memes” (caricaturas), además de un duro video (aparentemente anónimo) que puede bordear con la difamación, si algunos hechos allí afirmados no están probados. Seguramente otras valoraciones que se le hacen pueden corresponder más a una interpretación de su comportamiento bizarro y folclórico, lo cual le da un toque gracioso.

Por todo ello hoy Tato es una especie de víctima favorita para el bullying político, que a lo mejor el mismo tenga la culpa ya que ha dado “papaya”. Las redes sociales y sus anónimos protagonistas, la mayoría con bajos instintos, aprovechan de maravilla para hacer festín en torno al personaje que sea más caricaturesco. Y Álvarez da la talla.

Dadas las circunstancias sus posibilidades de éxito para llegar a la alcaldía de Pasto serían bajas, ante una anticampaña que parece busca ridiculizar su aspiración. Más aún ante lo que se viene que es lo más complejo y costoso, deberá pensarlo muy bien antes de seguir adelante o adherir a otro candidato. ¿Quién estaría dispuesto a recibirlo? Es para evaluarlo y pensarlo mucho.

Esto nos recuerda el "costoso" apoyo que le brindó en campaña electoral al actual gobernador de Nariño. Al ganar este presionó a fondo para que un ingenuo Camilo Romero le entregara en bandeja el Instituto Departamental de Salud a través de un sobrino, que más adelante sería protagonista de uno de los más bochornosos episodios de esa administración, con una captura espectacular. A Camilo seguramente le costó deshacerse de semejante personaje, pero más aún el trauma que le significó quitarse de encima ese “sirirí”.

Álvarez ha sido mejor candidato para el parlamento (un estilo de campaña que se le ajusta mejor) que para un cargo de nivel ejecutivo, máxime en una ciudad que avanza a pasos agigantados, con una de las poblaciones más contestatarias y exigentes del país. Pero además su salud y capacidad física de trabajo dejan muchas dudas.

Mientras tanto la batalla por ocupar el sillón de San Andrés la dan tres candidatos con opción seria: Nicolás Toro, quien siempre inicia bien, continúa mejor en las encuestas, pero podría “sucumbir” en la recta final. Lucía Basante que se presenta como candidata alternativa buscando el máximo de la opinión que en Pasto es definitiva. Su debilidad está en la falta de un discurso contundente y de verdadero contenido, lo cual podría afectar su credibilidad. Pero también en su propia estructura que limitaría el ejercicio electoral de largo aliento.

Y Germán Chamorro, tal vez el más organizado, con gran estructura, propuesta concreta y apoyos disímiles. Ha tomado como bandera una causa noble (la carrera a pie), pero que la misma corre el riesgo de dar tumbos inoficiosos si no se maneja bien como podría estar aconteciendo, tanto por la publicidad como por algunas actividades de poco impacto. Mientras tanto Tato y su séquito deberán definir qué hacen con la papaya.

 

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