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Las juntas directivas en las sociedades comerciales, y los consejos de administración en las cooperativas, son instancias vitales para el logro de los propósitos comunes de principalmente los accionistas y cooperados, pero también de los colaboradores, clientes, usuarios y consumidores, la comunidad en la que se desenvuelven y el país.
Para que todos esos beneficiarios aprovechen dichas juntas, es clave que la selección de sus miembros, la dinámica del trabajo y el enfoque se su gestión esté alineada con lo que se pretende de ellos y actualizada a todos los complejos y detallados requerimientos regulatorios.
Brújula empresarial: Nada que valga la pena se logra en un día. La planeación a largo plazo y el detalle de los ciclos anuales no pueden depositarse sólo en las manos de los administradores. Se precisa de la orientación de una Junta Directiva protagónica.
Las metas que no se miden, no pasan de ser sueños: La junta directiva debe ser la instancia en que se diseñen y donde se haga seguimiento a los indicadores (KPIs) que se prevean para auditar el logro de las metas de largo plazo. Para que sea útil el trabajo, la misma junta debe estar empoderada y poder tomar las medidas que se precise para encauzar las acciones cuando aún es oportuno.
Voz de los dueños en el día a día: La administración precisa libertad de acción y control sobre la compañía, en permanente diálogo con los intereses de los dueños y otros interesados. Para lograr el balance, el presidente de la junta directiva debe se el conducto, sin caer en el error de convertirse en una instancia por encima de la gerencia y los comités especializados en temas son clave.
Regulación, regulación y más regulación: En casi todos los sectores regulados, así como los que están sometidos a autoridades de inspección, vigilancia y control, la actividad de los directores y sus funciones están detalladamente reglamentados. Además, son cada vez mas las áreas de los negocios para los que se prevén deberes específicos de la instancia de la Junta Directiva. Además, en esas mismas áreas económicas suele ser que el éxito de las compañías depende en gran medida de la forma como se cumpla y administre el cumplimiento de la ley. Por ello, la regulación debe ser la cotidianeidad de las juntas. Y, en ello se precisa una relación permanente y dinámica con los gerentes jurídicos y secretarios generales.
Mas trabajo y no tanta genialidad: Casi todas las empresas colombianas tienen acceso a toda la información que necesitarían. Y la experiencia y la academia nos enseña que el éxito es más una labor de constancia y trabajo que de grandes ideas, “súper geniales”. En esa medida, es crítico que los directores reciban lo que deben analizar de manera anticipada, que puedan resolver dudas con los funcionarios dueños del tema específico o proyecto y que las sesiones que sigan sean, entonces, de análisis, discusión y soluciones y no de primer conocimiento e improvisación.
Romper el paradigma de las reuniones: Los temas en que las juntas directivas deben participar no ocurren de manera exactamente periódica. Y las que lo son, muy rara vez son precisamente cada mes. En esas condiciones, forzar a que todo el trabajo se haga una vez cada mes o cada dos meses, entorpece el trabajo. Pero, además, un número plural de esas ocupaciones de los directores requieren de estudio, trabajo, correcciones o interacciones con funcionarios y terceros. Para ese tipo de retos, la dinámica de reuniones, presentación corta deliberación y votación puede no ser la mejor y aún ser una que se vuelva una traba. Cada tarea debe tener su propia dinámica y todos los involucrados estar prestos a acomodarse y a aprender.