Durante 17 años las dos centenarias y famosas minas de sal localizadas en Cundinamarca, Zipaquirá y Nemocón fueron manejadas por Colsalminas en cabeza de Eduardo Lara Salcedo que había obtenido la concesión. Pero el Estado representando por la Agencia Nacional de Minería, desde abril en cabeza ahora de la geóloga Lina Beatriz Franco, declaró la caducidad del contrato por graves incumplimientos. No obstante, fue hasta mayo de 2025 cuando se terminaron las operaciones de explotación de sal.
En Cundinamarca está también la mina de Sesquile. Manejada por la empresa Brinsa, negocio que refina la sal, Refisal, y con presencia en algunos países centroamericanos. No son las únicas minas de sal famosas en proceso de recuperación.
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La famosa mina de Manaure en La Guajira esta en plan de reactivación. En julio de 2025 el Congreso aprobó la recuperación y conservación de las Salinas Marítimas de Manaure – Sama Ltda. En el proyecto la senadora Martha Peralta tuvo un rol protagonista; no obstante, la iniciativa se venía trabajando desde abril del presente año en la plenaria de la Cámara de Representantes.
Las razones de la Agencia Nacional de minería para la caducidad
La autoridad minera señaló que Colsalminas ha presentado incumplimiento dentro del pago de regalías y que además ha presentado fallas en los componentes de seguridad e higiene minera y ambiental; así como incumplimiento en los compromisos de inversión social pactados con las comunidades vecinas de Nemocón y Zipaquirá.
Ha identificado también omisiones técnicas de alto riesgo. En Zipaquirá, la empresa no entregó los estudios geotécnicos del pozo de disolución No. 4 necesarios para verificar su estado estructural. En Nemocón, ocurrió algo similar porque faltó un estudio técnico que garantizara la estabilidad del pozo No. 6. Ambas omisiones constituyen causales de caducidad, de acuerdo con el Artículo 112 del Código de Minas.
📍 Declaramos la caducidad de dos contratos mineros de la empresa encargada de la explotación de los centros salineros en Nemocón y Zipaquirá, Cundinamarca, por reiterados incumplimientos técnicos y económicos.
— AgenciaNaldeMinería (@ANMColombia) April 10, 2025
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Quiénes son los dueños de Colsalminas
La concesión se otorgó a la Unión Temporal Salinas de Nemocón, conformada por las empresas Marchen S. A. y Conversolaco S. A. Posteriormente, esta Unión Temporal se transformó en la sociedad Colombiana de Sales y Minas Ltda. (Colsalminas) para poder suscribir el contrato con el Ministerio de Minas y Energía.

La empresa Marchen S. A. aparece como la dueña de Colsalminas, según indica el portal Hálcones y Palomas. Marchen es una comercializadora en Colombia desde 1997 de productos para el cuidado del hogar como detergente para ropa, suavizantes y blanqueadores, cuya materia prima fundamental es la sal. Eduardo Lara Salcedo es el gerente general y la empresa se encentra en proceso de reorganización ante la Superintendencia de Sociedades por insolvencia desde 2017.
Las minas de sal de Zipaquirá y Nemocón se remonta al mundo precolombino
La mina de sal de Zipaquirá está ligada a la cultura Muisca y a la construcción de su Catedral de Sal. Incrustada en el Cerro del Zipa (Jefe indígena máximo) a 2.652 metros sobre el nivel del mar. Se considera la mayor reserva de roca sal en el mundo con 250 millones de toneladas, mientras que Nemocón solo cuenta con 18,6 millones de toneladas.
Su explotación se ha distinguido por dos métodos principales: la evaporación solar y la minería. Los pueblos indígenas, testigos del agua salada que emergía del subsuelo, la recolectaban y vertían en recipientes de barro que luego exponían al sol para que el calor evaporara el agua y dejara tras de sí cristales de sal.

La transición a la extracción subterránea de sal se inició en el siglo XIX por niveles. El primer nivel, Guasa, albergó la primera catedral de sal, inaugurada en 1954 y clausurada en 1992 por razones estructurales.
El segundo nivel, Potosí, y el tercer nivel, Fabricalta, siguieron el método de cámaras y pilares. El cuarto nivel de explotación se realiza mediante perforación profunda e inyección de agua, lo que permite extraer salmuera de alta concentración para su posterior desalinización por métodos de evaporación.
En el tercer nivel, a 180 metros bajo tierra, se encuentra la actual Catedral de Sal de Zipaquirá, considerada uno de los logros arquitectónicos y artísticos más notables de Colombia.
La Catedral de Sal se ha convertido en un importante centro de peregrinación y uno de los destinos turísticos más visitados cerca de Bogotá. Los turistas no solo vienen de otras regiones de Colombia, varios extranjeros se sienten llamados para conocer la historia de Zipaquira, disfrutar de la arepa de choclo o el ajiaco, que son los platos típicos de la región, tener fotos de la Plaza Comuneros y de las casas alrededor. Y conocer la famosa Catedral Sal, con su peregrinación.
Uno de los aspectos más destacados de la visita a la Catedral de Sal es el recorrido por las 14 estaciones del Viacrucis, cada una tallada en sal y piedra. El camino culmina en la impresionante cúpula central, donde se encuentra una cruz de sal iluminada, una de las más grandes del mundo con 16 metros de altura, un atractivo que hace que los ingresos del antiguo pueblo provengan más del turismo que de las famosas salidas que se remontan a la colonia.

La explotación de la mina de sal de Nemocón también se remonta a la época Precolombina y se intensificó con la llegada de los españoles. En su interior se encuentra "El Corazón de Nemocón", un gran cristal de alta pureza formado completamente por sal, que pesa 1.600 kilos y es el más grande de Suramérica.
El gran cristal fue encontrado en 1905, pero tallado a mano en los años 60 por un minero llamado Miguel Sánchez. Su tenue y romántico toque, dado por la luz roja que le colocaron después, atrae a parejas que viajan para proponerse matrimonio en ese lugar.
La mina cuenta con varios salones, cada uno especial y diferente. Los más buscados son: los espejos de agua, el pozo de los deseos y la capilla de la Virgen del Carmen, construida en 1946 y considerada la patrona de mineros, conductores y policías colombianos, entre otros.
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