“Equis” fue su seudónimo durante muchos años, aunque con el tiempo ganó el reconocimiento que merecía. Isabel Carrasquilla nació el 8 de octubre de 1865 en Santo Domingo, un bello pueblo del nordeste antioqueño. Provenía del hogar de Rafael y Ercilda Carrasquilla, y era hermana del célebre escritor Tomás Carrasquilla. Ambos compartieron una profunda conexión, incluso después de que Isabel se casara.
Los unía un humor particular y el amor por los libros, lo que cimentó una hermandad inquebrantable. Tras la muerte de sus padres, Isabel se trasladó con su familia y su hermano a Medellín. El legado que les dejó su abuelo fue suficiente para reconstruir la casa en la que vivieron juntos hasta el final, en la recordada Calle Bolivia. Aunque Tomás ya era una figura reconocida en el ámbito literario, Isabel aún no encontraba su espacio en el mundo de las letras, condicionada por la época que le tocó vivir.
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Tomar alentaba a otros cercanos a involucrarse en la industria. De hecho, años después, uno de sus sobrinos terminó siendo parte del grupo fundador de Argos.
De hecho, Isabel le siguió los pasos a su hermano y forjó un nombre que hoy es recordado. Nunca se rindió y luchó siempre por su sueño: ser escritora, aunque algunos de sus textos, no fueron publicados con su nombre, pero esto es algo que hizo junto a su prima Hortensia Ceballos, quien se dio a conocer como Zeta.
Los retos de Isabel Carrasquilla para ser una famosa escritora paisa
Al igual que su hermano, Isabel tenía un gran talento para la escritura. Comenzó redactando coplas para el programa radial de Abel Farina.
Isabel hacía parte de las reuniones del Centro Femenino de Estudios. Allí tocaban diferentes temas, entre ellos la literatura, educación, manejo del hogar e incluso asuntos políticos que no podían comentar en sus hogares.

La rebeldía y determinación de esta escritora paisa la llevaron a crear comedias y obras de teatro, protagonizadas por mujeres fuertes, valientes y decididas. Varias de estas obras se presentaron en los teatros más importantes de Medellín, como el Teatro Bolívar, como Una llanta rota. Pero su espíritu creativo aún tenía más por ofrecer. Como lo mencionamos antes, Isabela escribió junto a su prima, naciendo el seudónimo equis.
Ambas le dieron vida a Filis y Sarito y también Pepa Escandón, basado en Frutos de mi tierra. De hecho, estos escritos fueron publicados en su momento por Editorial Bedout.
Fue así como decidió escribir “Impresiones de viaje: escritas por una abuela para sus nietos”, una obra que surgió luego de un viaje familiar a Estados Unidos y Europa, el cual se escribió en la casa de campo de su hija Elena, en Itaguí. Algunos de estas crónicas fueron públicadas por la Revista Letras y Encajes entre 1938 y 1939. Eso si, Isabel escribía algunas de sus obras, un poco a escondidas de su hermano Tomas, pero siempre fueron muy unidos. Incluso, la pérdida de su hermano lo impactó en su momento.
Gracias a este libro, Isabel Carrasquilla consiguió un merecido lugar en la historia. Su nombre, que durante mucho tiempo permaneció en las sombras, hoy brilla como el de una pionera en la literatura colombiana. Su resiliencia y amor por las letras prevalecieron sobre las restricciones de género impuestas por su época.
Una paisa berraca, cuya historia sigue inspirando a quienes sueñan con escribir, incluso cuando el mundo les dice que no pueden.
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