Como se sabe, Colombia tiene muchos problemas sociales desde hace muchos años, pero sin duda alguna la corrupción junto con la inseguridad y violencia es uno de los más graves. La corrupción está presente en todos los estamentos de nuestra sociedad, ha afectado a todos los gobiernos, de la derecha de muchas décadas, pero ahora también al primer gobierno de la izquierda. Contamina a los gobiernos central y regional, distorsiona con la compra de votos las elecciones para elegir autoridades y congresistas; la justicia ordinaria y de las altas cortes, tampoco se salva; se ha metido en las FF. MM. y la policía, el INPEC que debe velar por la custodia de los delincuentes es también víctima de los corruptos y así todo en nuestra sociedad.
Se puede escribir un libro de muchas páginas sobre los escándalos y casos de corrupción en el país, pero como ejemplos típicos (también hay muchísimos), nos fijaremos en algunos.
La elección para presidente (1994-1998) de Ernesto Samper se vio envuelta en el escándalo por el ingreso de dineros del narcotráfico para financiar su campaña. En 2008 se produjo el escándalo de la Yidispolítica, que se produjo por la compra de los votos de algunos representantes, por parte de altos funcionarios del gobierno, para que votaran a favor de la reelección de Álvaro Uribe y ahora más recientemente el escándalo de corrupción de la UNGRD, para que se desviaran 40 mil millones de pesos, destinados a la compra y operación de los carrotanques de la Guajira, para mitigar su “eterno problema de agua”, resultó en el soborno de algunos congresistas, para que votaran a favor las reformas presentadas por el gobierno.
El robo de dinero del Estado en contratos oficiales destinados a las obras públicas o programas sociales, como han sido los casos del carrusel de la contratación en Bogotá en el año 2010. El escándalo de REFICAR, catalogado como el peor de la historia del país en el año 2016, con una pérdida de 8 mil millones de dólares y el más reciente el de centros poblados durante el gobierno de Iván Duque, en el que el MinTic perdió setenta mil millones de pesos. El escándalo de los ñoños (congresistas), por corrupción de contratos en FONADE, durante el gobierno de Juan M. Santos. De estos robos hay muchísimos más ejemplos, a nivel nacional y regional.
El cartel de la toga, que se presentó en la Corte Suprema de Justicia y se destapó en el año 2017, en donde algunos magistrados desviaban investigaciones y dilataban procesos. Vemos también que algunas decisiones de la justicia ordinaria con relación a poderosos delincuentes sorprenden por sus fallos que los benefician.
Algunos delincuentes pueden seguir con sus negocios criminales desde las cárceles, con la complicidad de algunos guardianes del INPEC, cuando no es que les facilitan las fugas.
Tampoco las FFMM están exentas de los problemas de corrupción en algunos contratos amañados para favorecer a algunos contratistas en las adquisiciones que tienen que hacer.
Y finalmente el ejemplo más triste y doloroso es el escándalo del momento, de altos oficiales de la policía involucrados en la protección del mayor contrabandista del país, el alias de “papá pitufo”, cuando esta institución junto con la Fiscalía, deben estar en la primera línea de lucha contra todo tipo de crímenes; entonces ¿Cuando la sal se corrompe que puede quedar para una sociedad?
Mientras la corrupción en Colombia siga como está desde hace décadas, no hay manera de solucionar los problemas de desigualdad, pobreza, atraso, desempleo, etc., que tanto nos afectan. Cualquier gobierno, no importa su ideología, que no decida combatir de verdad este flagelo, está condenado al fracaso; claro el fracaso seguirá afectando a la población más vulnerable, que no tienen los medios de defenderse de manera apropiada, como sí pueden sectores minoritarios, que parece no afectarles mucho esta situación.
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