La Colombia profunda
Opinión

La Colombia profunda

La negociación con las Farc significará el encuentro de la sociedad urbana con un millón de personas marginadas socialmente que viven en las zonas donde opera esta guerrilla

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marzo 15, 2016
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El proceso de paz con las Farc, no es una negociación con 8.000 guerrilleros, o 20.000 personas si se cuenta milicianos y estructuras de apoyo logístico. La verdad es que el proceso de paz es mucho más que eso. La negociación con las Farc significará el encuentro de una sociedad urbana con cerca de un millón de personas que viven en las zonas donde operan las Farc, y esta población no es de las Farc, pero esta guerrilla nació de dicha situación de marginamiento social de este millón de personas.

Durante los años cincuenta y sesenta del siglo XX se produjo el más grande proceso de homogenización política, miles de campesinos y población pobre salió del municipio donde vivió producto de la guerra entre liberales y conservadores. Así por ejemplo, en Boyacá, un municipio como Güicán era conservador y el Cocuy liberal.  Los liberales de Güicán fueron expulsados y muchos encontraron refugio en el vecino Cocuy, y a la inversa. Pero la gran mayoría no tenía contactos en los municipios de su militancia partidista y quedaron sin nada.

Así las cosas, este universo de campesinos dejó su tierra abandonada y comenzó a deambular por las ciudades. Colombia es un país que se ha urbanizado con olas de violencia. Muchos de estos campesinos al no encontrar un proyecto de vida viable en zonas urbanas, comenzaron a marchar hacia las zonas selváticas del país, a tumbar monte y crear propiedad, es decir, a colonizar. A ese fenómeno se le llamó las “columnas en marcha”, cientos de campesinos; entre los que había mayoritariamente niños, mujeres, ancianos, ya que los hombres se habían quedado en la guerra, cogían sus pertenecías e iniciaban la colonización. Alfredo Molano describiría esto en su ya famoso relato de Selva adentro.

 

A medida que las “columnas en marcha” de campesinos se adentraban en la selva,
la población se iba quedando y formaba caseríos,
muchos de ellos corregimientos llamados Nueva Esperanza, Nuevo Porvenir

 

A medida que las columnas en marcha de adentraban en la selva, la población se iba quedando y formaba caseríos, las enfermedades tropicales impedían la marcha, por ello es que muchos corregimientos del Caquetá, o sur del Meta o Putumayo se llaman: Nueva Esperanza, Nuevo Porvenir. Esta colonización quedaría inmortalizada en la canción El Barcino de Jorge Villamil, donde Tirofijo atravesaría el Pato (Norte del Caquetá) y el Guayabero (sur del Meta).

De este proceso de colonización, que en gran parte fue dirigido por las entonces guerrillas liberales y sobre todo por las Autodefensas Campesinas que había formado el partido comunista, nacieron las Farc. Para mediados de la década de los años cincuenta el Partido Liberal se dividió en dos. Los Limpios y los Comunes. Los primeros fueron aquellos que dejaron las armas luego de la amnistía finales de los años cincuenta, y los segundos no obedecieron la dirección liberal y se quedaron en armas.  De hecho, Manuel Marulanda era guerrillero liberal y se alcanzó a desmovilizar.

Sin embargo, muchos exguerrilleros liberales que dejaron las armas, es decir, los limpios, comenzaron a asesinar por orden de los políticos liberales a sus antiguos compañeros que ahora eran comunes. A estos mercenarios a sueldo se les denominó pájaros. Al final las guerrillas liberales que no dejaron las armas y las autodefensas de partido comunista confluyeron y de ese proceso en 1960 se creó el Bloque Sur y en 1964 nacieron las Farc.

Así que esta población marginada, este millón de colombianos de esa Colombia profunda es la que debe ser integrada al circuito nacional, se le debe legalizar la propiedad, entregarles el derecho al voto, en fin hacer parte de la ciudadanía Colombiana. Negociar con las Farc es la oportunidad de saldar la deuda social con esta población que lleva más de cincuenta años sufriendo la violencia.

 

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