La Amazonia colombiana y el presidente Gustavo Petro
Opinión

La Amazonia colombiana y el presidente Gustavo Petro

Los departamentos amazónicos, esperanzados, plantean en carta al presidente electo dialogar y construir un proyecto colectivo de región frente a Colombia y el mundo

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junio 22, 2022
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En los seis departamentos de la Amazonia colombiana, Amazonas, Caquetá, Guainía, Guaviare, Putumayo y Vaupés, fue escuchado con mucha esperanza el discurso de la victoria del presidente Gustavo Petro. Aquí somos un millón de habitantes y 43 % del territorio continental colombiano. Por primera vez un presidente nos pone en el centro de la política pública nacional. Veamos.

El presidente Petro convocó al “cambio de verdad, real”, mediante “la política del amor, el diálogo y la esperanza”, sin venganzas ni sectarismos, para hacer de “Colombia una potencia mundial de la vida”. Y dijo que esto se logra consolidando la paz, la justicia social y la justicia ambiental.

Convocó además a construir un pacto nacional, a partir de diálogos regionales “vinculantes” que “miren el conflicto en su especificidad regional”, que reconozcan la diversidad de esa “mayoría silenciosa compuesta por campesinos, indígenas, afros, mujeres, jóvenes…”.

Y agregó: “la paz es que alguien como yo pueda ser presidente y alguien como Francia vicepresidente…”. Así mismo, que las autoridades indígenas y afrocolombianas puedan ejercer plenamente su autonomía y su cultura.

En lo económico propuso superar la economía extractivista, promover la industria nacional, la agricultura campesina y la agroindustria, soportadas ahora en el conocimiento y la innovación, “respetando la naturaleza, el agua, el pájaro”. Igual insistió en promover un proceso de transición de energías fósiles a energías renovables.

Y lo más importante para la región amazónica: el presidente Petro anunció que la política exterior colombiana se centrará en convocar a América Latina a negociar unida, con los países desarrollados, las estrategias para enfrentar el riesgo de extinción de la vida en la tierra por causa del cambio climático. Ya conversó con el Secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, y con el presidente Joe Biden, y en ambos diálogos estuvo presente el tema de la responsabilidad de los países que más gases de efecto invernadero arrojan a la atmósfera y la necesidad de mantener la vida en la Amazonia, la “esponja que absorbe y retiene esos gases”, mientras no sea talada.

La consecuencia esperada de ese diálogo de Colombia y América Latina con los países desarrollados del planeta es que estos últimos, que se industrializaron primero con energías altamente contaminantes y destruyeron sus bosque originarios, financien ahora a los indígenas, los afros, los campesinos y a los empresarios de la Amazonia para que vivan de conservar y cuidar la selva, logren cambiar la ganadería extensiva por ganadería regenerativa y por cultivos agro-silvo-pastoriles. Se detenga el extractivismo minero energético que destruye la vida en la Amazonia y se financie el desarrollo de sistemas integrales de educación hasta crear conocimiento científico de frontera, para aprovechar el bosque en pie. Igual se requiere potenciar las culturas campesinas, indígenas, afrodescendiente, de colonos y las poblaciones urbanas para vivir dignamente con el bosque en vivo.

Las Zonas de Reserva Campesina, los resguardos indígenas y las Entidades Territoriales Indígenas, los Consejos Comunitarios de las comunidades negras, anunció el presidente Petro que serán empoderados en el marco de los acuerdos territoriales.

Queda claro para los habitantes de la Amazonia que los pactos ciudadanos que se ejecutarán durante los próximos cuatro años deben desarrollar en cada comunidad los Acuerdos de Paz, incluyendo la reforma rural integral, la paz con los actores armados aún actuantes en el territorio, la sustitución pactada de los cultivos ilegalizados de coca, la conectividad plena del territorio, física y de redes virtuales, así como el sistema educativo que incluya universidades para la diversidad cultural regional y para la investigación científica de frontera.

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Tememos que crean que somos solo paisaje, que se puede usar como moneda de cambio frente a la conciencia ecologista de moda, de señoritos de las grandes ciudades que saben negociar bonos de carbono

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No obstante, en la Amazonia tememos que en los países desarrollados se mantenga la idea de que la Amazonia es un espacio vacío, el cual es destruido por unos delincuentes a los que hay que capturar y penalizar, como en la Operación Artemisa. Tememos que no reconozcan que la humanidad lleva 12.600 años aquí, construyendo culturas, instituciones, lenguas, saberes y tecnologías con la selva y viviendo de la selva. Tememos que crean que somos solo paisaje, que se puede usar como moneda de cambio frente a la conciencia ecologista de moda, a cambio de una “cooperación” condicionada que se queda en manos de señoritos de las grandes ciudades que saben negociar bonos de carbono.

Por todo eso, circula en los seis departamentos de la Amazonia una propuesta de carta al presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez. La carta respalda plenamente las propuestas del presidente y demanda que, por primera vez en la historia nacional, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible sea dirigido por una mujer o un hombre de la Amazonia, entre otras peticiones.

El actual comandante del ELN es un ciudadano del Putumayo, Eliécer Chamorro Acosta (Antonio García). El comandante de las Disidencias de las Farc un ciudadano del Caquetá, Luciano Marín (Iván Márquez). La Amazonia es la región del país que más víctimas ha puesto por cada cien mil habitantes en este doloroso Conflicto Armado. Algo tiene que ver la exclusión política con la violencia. Desde la Constitución de 1991 no tienen los departamentos de la Amazonia derecho a elegir senadores propios. Todo eso debe cambiar con el Pacto por la Vida.

En las elecciones del pasado domingo votamos en la Amazonia 373.694 ciudadanos y ciudadanas. El 59,81 % lo hizo por Gustavo Petro y Francia Márquez. El 40,19% por el Ingeniero Rodolfo Hernández y Marelén Castillo. La política del amor es que los 373.694 votantes, más los que no pudieron o no quisieron votar, nos juntemos a dialogar y a construir un proyecto colectivo de región amazónica frente a Colombia y frente al mundo. Eso es lo que plantea la carta de la Amazonia.

El domingo pasado, a las 4:00 de la madrugada, un indígena del Vaupés mandó un audio al chat en que estoy y del que publico la foto, diciendo que ya 10 ciudadanos/as petristas viajaban las 4 horas que dura la travesía hasta Mitú, porque allá tenían inscrita la cédula. Desde ese momento estoy llorando de la emoción. No solo lloro por los amigos idos, que no disfrutaron este triunfo, sino por el futuro que desde la Amazonia se construye.

 

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