
Hugo Zapata se fue apagando poco a poco. Nuestro gran escultor logró bellos secretos a una piedra común que se encontraba en el río Nagro. Eran piedras absurdas sin secretos llenas de barro y arena de donde salían joyas con su sello perfecto.
Anuncios
Las pulía buscando el brillo y el reflejo hasta encontrar rastros de una escritura ancestral que se fue acumulando con los años. La lulita era como el cerezo de Paul Celan en su mundo del “Umbral umbral” que dice:
Aquí que quiere decir aquí donde la flor de cerezo prende, donde el cerezo pretende ser más negra que allí
Aquí- quiere decir que esta mano le ayuda a serlo.
Aquí- quiere decir aquel barco en que remonté la corriente de arena;
amarrado
Yace el sueño que tu esparciste
Aquí- quiere decir un hombre al que conozco
Su cien es blanca
como la brasa que apagó.
Me estrelló un vaso en la frente y
vino,
pasado un año,
A besar la cicatriz.
Echó la maldición y la bendición y no volvió a hablar desde entonces.
Aquí- quiere decir esta ciudad
Gobernada por ti y por la nube desde las tardes.
A Hugo Zapata lo conocí en su casa en Río Negro en una casa que parecía una diseñada para la comodidad de un hogar hecho por él y para él: parecía una casa con adiciones. Sencilla que, creo, las fue acondicionando a la medida de las necesidades del tiempo. Todo prolijo porque quien fue su esposa: Diana Rojas era la mejor entusiasta de su trabajo y que dedicada a ayudarlos siempre. Él, muy sentado recibiendo todas las visitas, hasta que llegaba el momento de mostrar sus piedras de canto rodado. -aquellas que bajaban de los glaciares y salía a relucir, extrañamente cuando el río tenía tormentas. Era toda una búsqueda.

En esas cargas geológicas donde buscaba la energía y la mágica escritura de la tierra. Cuidadosamente las traía de Rio Negro a su casa cargadas sin que la polución las hubiera contaminado con espíritu ecológico. Las tenía en la puerta de su casa. Y enfrente de su taller. Mientras ellas esperaban que descubrieran vetas donde salían vetas ancestrales azules del rio que llagaban mucho después en su taller.

Trabajó mucho tiempo buscando que las estrellas se reflejarán en el fondo de sus obras como sucedía en el mundo precolombino, especialmente, donde estuvo, por un tiempo muy presente en el reflejo del cielo en agua. La tierra y el cosmos
Lo vi muy decepcionado cuando en la Bienal de Sao Paulo lo ubicaron dentro del recinto lleno de luces eléctricas. Se perdió la magia. Era combinación de cosmos con territorios propios. Se trataba de capturar el reflejo del cielo de la noche en sus recintos de piedra labrada.

Después vinieron los bosques de flores de piedra. La piedra flor que coronaba con frágiles pigmentos de color. Piedra flor, piedra paisaje, piedra con vidrio que busca el contraste con la transparencia de la luz. Piedra, agua, piedra cosmos. Piedra huella y bosque de color. Y vidrio. Piedra piedra con el cosmos detrás.

Ojalá las personas de su taller tengan el respeto de dejarlo morir en paz. Y que su obra se muestra intacta. Para preservar su autenticidad habría que hacer un registro severo de lo que dejó su espíritu.