Geopolítica
Opinión

Geopolítica

La tensión mundial

Por:
noviembre 10, 2016
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La suerte está echada. El mundo expectante, entre perplejo y con algún sentimiento de preocupación. El imperio ha señalado que la política tradicional entra en sala de emergencia; los choques fuertes para sobrevivir, se han puesto en estado crítico y la verdad, se ha dicho, en política es el día siguiente, el presidente de Estados Unidos de América, el número 45, es el señor Donald Trump. Así es.

¿Pero ello qué significa? ¿Cuál su incidencia para la región y, por supuesto, para el mundo?

Si el planteamiento consiste en que se eligió a un presidente de la nación más poderosa del mundo, nada nuevo puede llevar, si se tratase solo de las contiendas electorales ajenas; sí, señores y señoras, si ajenas, no cabría reflexión alguna. Pero ello no es así. En un mundo globalizado y con tensiones por doquier, incluido el terrorismo internacional y, qué podemos decir del nacional, producido por los nativos, pero con redes y lazos internacionales, es un hecho que la elección y la propuesta del nuevo presidente de Norteamérica son, sin duda, una clara postura de para dónde va el mundo.

El nuevo presidente, de origen republicano, no tuvo el favor ni concitó a la unión de los tradicionales jefes del conglomerado, pero sí de la base y lo hizo sin utilizar el poder de la maquinaria que inclina cualquier elección. Ganó: es lo cierto. La crisis de los partidos políticos de siempre, se hace evidente ante la mente americana que aún no ha despertado, ante sus dirigentes, ante la dura o durísima realidad política.

Salvo alguna encuesta, aislada por cierto, en su divulgación, todas, óigase bien “todas” las encuestas daban a Trump por perdedor y, como se dice, de lejos triunfó.

Ya había pasado, las encuestas no atinan. En el brexit, los votantes conocidos los resultados se encontraron en postración y, al parecer, reflexionan sobre la manera de dar marcha atrás. Pasó en Colombia, nuestra Colombia, el dos (2) de octubre pasado ganó el No, sorprendente, pero ganó y ahora se recomponen las cargas, se trata de renegociar el llamado ‘Acuerdo Final’ que, al final, no lo era. En ello creemos. Y…. ahora, las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

 

El voto silencioso vuelve a sonreír,
se ha hecho valer
sin dejarse contar en las encuestas

 

El voto silencioso vuelve a sonreír, se ha hecho valer sin dejarse contar en las encuestas, sin atender a las indicaciones de los partidos, sin relación con lo de siempre, el voto silencioso ha ganado. Era, al parecer, un voto vergonzante, que nadie  explicitaba, pero ahí estaba. Y ganó. Ya no más vergonzante.

Y, ¿qué pasó con la tradición, con la postura del día siguiente que reforzaba lo hecho, en dónde quedó? en los planteamientos? No lo sé. Me pregunto qué pasará en el prisma de futuro. Lo que sí observo es que el antes voto vergonzante aplastó en sentimiento y realidad al triunfalismo, al planteamiento de los centros de poder. Así fue.

Si recordamos la geopolítica, que sirve para ‘(…) describir y explicar la organización política, económica y militar que adoptan las sociedades asentadas en las diferentes zonas del planeta, (…) estudiar las relaciones entre la geografía y la vida política de los pueblos, (…) la influencia es doble: de un lado, los factores del escenario geográfico condicionan de muchas maneras la convivencia social y, de otro, la lucha política por el espacio físico ha movilizado históricamente a los entes políticos y ha marcado rumbos a la historia’, llegamos a pensar en qué es lo que se ha de hacer en el mundo, al menos en Europa y  Estados Unidos, pues otro va a ser el espectro de actividad; ¿será que las relaciones regionales, subregionales y, hasta globales, van a cambiar? Y dentro de ellas, las eminentemente políticas, ¿cómo se va a enfrentar la ecuación económica? Muchas, pero muchas, inquietudes se han de resolver: los migrantes, el empleo, la relación con el Medio y Lejano Oriente, los devastadores conflictos, entre otros, el nuestro.

 

Queda como faro la institucionalidad:
salva a los pueblos en sus tensiones

 

En fin, queda como faro la institucionalidad: salva a los pueblos en sus tensiones. Buena enseñanza para nosotros, así y ahora.

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