Ensillando antes de traer las bestias
Opinión

Ensillando antes de traer las bestias

La nula credibilidad en los políticos ha llevado a que estemos buscando no un proceso de selección de un buen presidente, sino algún personaje cuya imagen supere las anormalidades que lo llevarían al poder

Por:
octubre 25, 2017
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Parece que en relación con el escenario político nos encontráramos en esta condición: todas las opiniones y debates giran alrededor de quien podrá ser el próximo presidente como si las instancias que llevan a definir ese resultado fueran apenas de segunda importancia.

Lo que sí se refleja es el caos y la desinstitucionalización de nuestro sistema político.

A comenzar porque según parece este se hubiera transformado y los partidos desaparecieran o incluso fueran excluidos de los procesos mismos de selección.

En este momento no existen sino precandidatos buscando firmas.

Este nuevo modo de autodesignarse candidatos requiere que en un mes —el tiempo entre la entrega de listados con firmas y el plazo para verificarlas— la registraduría tramite el estudio grafológico de contraste con las cédulas de 15 millones de firmas. La credibilidad en esto es imposible pues implicaría (aún si se cuentan todos los días como hábiles) chequear medio millón de firmas diarias.

 

 

 La registraduría debería tramitar el estudio grafológico de contraste
con las cédulas de 15 millones de firmas.
Credibilidad imposible pues implicaría chequear medio millón de firmas diarias

 

 

 

Solo César Gaviria a través de maniobras ilegales oculta su ilegitimidad utilizando el nombre del Partido Liberal para intentar sacar su candidato adelante. Y aún esto está en entredicho, puesto que poca duda queda de que a las buenas o con trampas impondrá a Humberto de la Calle por encima de Cristo, de ser posible sin entrar en el riesgo de que la bajísima votación esperada muestre la fragilidad más del partido mismo que de la candidatura (adicionado esto al absurdo de gastar 34 000 millones de pesos que costaría la consulta para destinarla a un solo partido político y para un resultado que de antemano se conoce).

La otra posibilidad de candidatura de partido sería la del Centro Democrático, pero esta a su turno tendría que basarse en desconocimiento de sus propias reglas pues quienes tendrían más opción —Luis Alfredo Ramos y Óscar Iván Zuluaga— no se presentaron dentro del término contemplado en sus resoluciones.

El siguiente paso tras las firmas y las consultas serían los resultados de las elecciones del Congreso en marzo que serán no solo una medición de fuerzas sino una definición de como quedan para afrontar la siguiente etapa de la primera vuelta de las presidenciales.

Pero hasta en este momento no se sabe ni siquiera con cuales reglas del juego funcionarán estos comicios.

 

 La ley que debe concretar si los partidos pueden hacer alianzas
para votar por candidatos de otras colectividades
se encuentra empantanada

 

La ley que debe concretar si los partidos pueden hacer alianzas para votar por candidatos de otras colectividades se encuentra empantanada, o más exactamente quedó fuera de las posibilidades de poder ser aprobada para su aplicación en ese evento. Los aspirantes a curules que esperaban pasarse a otras filas por estar en desacuerdo con sus directivas deberán resolver la contradicción de buscar votos contra sus convicciones. Pero tampoco se sabe si una u otra colectividad se inscribirá con listas cerradas como se intentaba con la ley, o si preferirán que sus propios electores escojan según sus gustos.

Por último, las cábalas y encuestas solo muestran la discontinuidad a veces en la metodología, a veces en los nombres que van sugiriendo según criterios poco definidos. De la primera vuelta solo saldrán dos candidatos lo cual implica que con posibilidad real de conseguir ese paso solo lo lograrán si acaso cuatro o cinco, pero todos con niveles cercanos de respaldo. Sin embargo, las mediciones de cómo serían las confrontaciones no contemplan sino la comparación con quien encabeza la respectiva encuesta o en el mejor de los casos involucrando dos posibles candidatos más.

Lo cierto es que la falta de seriedad o legitimidad o credibilidad en los políticos ha llevado a que sea el sistema el que hoy es totalmente rechazado y desaparecido y que lo que estemos buscando no es un proceso de selección de lo que podría ser un buen presidente, sino algún personaje que aparezca en tal forma en los medios de comunicación que su imagen supere todas las anormalidades e irregularidades que lo llevarían al poder. Tenemos la silla lista sin dar importancia a qué nos llegue como bestia.

 

 

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