Enemigos del estudiantado
Opinión

Enemigos del estudiantado

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agosto 06, 2014
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En este país de extremos, en el que algunos se autoproclaman los únicos abanderados de ciertas luchas, ha hecho carrera que criticar a algunos líderes u organizaciones equivale a denostar sus utopías.

La pasada campaña electoral lo mostró muy bien. Así como algunos creen que criticar al Gobierno equivale a ser “enemigo de la paz”, otros tantos creen que criticar el proceso de desmovilización de grupos paramilitares lo convierte a uno en “guerrillero”.

Esta estrategia retórica de reducir las críticas legítimas a una mera posición ideológica es sumamente vulgar y, por eso mismo, muy efectiva. Los fascismos de todo tipo la usan con frecuencia y es una de las principales armas en el marketing político, pues tiene un enorme poder de convicción.

En esta línea, ha hecho carrera en Colombia que criticar a la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane) es criticar al estudiantado y, por tanto, ultrajar los sueños de millones de almas bellas que luchan por la educación. Pero lo cierto es que ni la Mane es el estudiantado, ni representan a millones de estudiantes, ni hacen todo muy bello, ni luchan solamente por la educación. Y los hechos lo demuestran.

La Mane no es la única plataforma de organización estudiantil en el país. Hay muchas. Quizá miles. La misma naturaleza del estudiantado lo hace proclive a organizarse políticamente de muchas formas. A mutar. A variar de estructura.

Tampoco la Mane representa a millones de estudiantes. Ninguna organización estudiantil puede hacerlo, ninguna está en esa capacidad. Y eso me alegra, porque significa que el país es múltiple, variado y heterogéneo.

Tampoco todos los estudiantes del país están con la Mane. Soy profesor en dos universidades y conozco a cientos de estudiantes que no pertenecen a la Mane y que, incluso, se oponen a su ideología y a sus métodos.

Hay, incluso, organizaciones poderosas y con amplia legitimidad como Fenares que son claramente opuestas a la Mane y también luchan por los derechos de los estudiantes.

Sin embargo, la misma Mane se ha autoproclamado la voz del estudiantado y los medios de comunicación le han hecho el juego, convirtiéndola en la única fuente de información sobre lo que piensan los estudiantes de la educación. Pero el estudiantado es más rico en formas políticas, en visiones ideológicas y modos de organización.

A pesar de la riqueza política de los estudiantes, un grupo minoritario, sumamente radical, bien organizado, con financiación y un excelente acceso a medios, se ha convertido para muchos en la única voz del estudiantado colombiano. Y, a pesar de ello, valdría la pena preguntarse qué ha hecho este grupo por la educación en los meses recientes.

¿A qué se dedicó la Mane el último año? A cargarle la maleta a sus candidatos al Senado y a la Cámara de Representantes. A hacerles campaña. A nada más. Tuvo que salir el Cesu con una nueva propuesta de educación superior esta semana, para que la Mane volviera a hablar de educación y no de la campaña electoral.

La Mane, otrora diversa y heterogénea, es hoy apenas un brazo político del Polo Democrático. Nada más. Una plataforma política por la que los ciudadanos pueden votar libremente y por la que los colombianos no votaron masivamente en las pasadas elecciones. Todos los candidatos que puso la Mane se quemaron y, el único que llegó al Congreso, lo hizo de rebote porque quien ganó los votos murió antes de posesionarse.

Si la Mane dice representar el sentir de millones de estudiantes colombianos, ¿por qué no triunfaron en las elecciones? ¿Por qué los estudiantes no votaron por sus candidatos? ¿Por qué otras opciones de izquierda sí triunfan, mientras que la Mane es derrotada?

Tal vez ya es hora de que la Mane admita que su apuesta por la política la obliga a sincerarse con su electorado y a trabajar de una manera más disciplinada y programática, pero jugar a avalar candidatos un día y a posar de neutralidad política al día siguiente, solo confunde.

Entre tanto, deberían sentarse a definir su Ley Alternativa y pasarla al Congreso donde tienen varios simpatizantes. Pero llevan años con un borrador de propuesta y no han sido capaces de darle una forma final. En el último año la Mane ni siquiera ha hecho plenarios para avanzar en su discusión.

Algunos dirán que son estudiantes y no hay que pedirle propuestas concretas, pero creo que cuando una organización se promociona como líder de una visión de la educación debería, al menos, tomarse con seriedad ese papel y proponer algo más allá de los paros con los que, de nuevo, amenazan.

Hoy comenzaré a recibir insultos por parte de todos los extremistas de la Mane. Me dirán que soy “enemigo del estudiantado”, un neoliberal y un fascista. No faltará quien me diga paramilitar. Pero lo cierto es que lucho más yo por los estudiantes haciendo mis clases, que la Mane convocando a terminarlas.

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