El trap tiene nombre y es Bad Bunny

El trap tiene nombre y es Bad Bunny

Con 24 años y una carrera que recién despegó en 2016, tiene más featurings que apariciones individuales, en un caso de promiscuidad musical que recuerda al de Pitbull

Por: Víctor Sánchez Rincones
abril 06, 2018
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El trap tiene nombre y es Bad Bunny

Algo extraño ocurre en la calle. Lo que pone la radio no es lo que las nuevas generaciones escuchan. Las emisoras se están quedando atrás con el fenómeno urbano. Se apuntan al carro cuando ya no tienen reversa.

Lo que está aconteciendo con Bad Bunny en Europa, “el conejo malo”, es un ejemplo de ello. El marketing de sus redes sociales y el apoyo de su batallón de fans en el mundo son suficientes para demoler cualquier maquinaria de comunicación dispuesta a elevar a los altares a los artistas formulas, esos que no tienen el reconocimiento del ciudadano de a pie.

No es de extrañar que el puertorriqueño apenas les suene a aquellos que reciben su dosis musical a través de la radio o la televisión. YouTube y Spotify mandan, y es ahí donde el trap ha encontrado un terreno propicio en el que crecer y establecerse. Negar su éxito, o acusarlo de burbuja sería ir contracorriente a las cifras que maneja y al apoyo de una nueva generación que ha encontrado (y dado forma en cada región) un género propio al que subirse.

Bad Bunny, el ejemplo más contundente de toda esta revolución musical, aparece en por lo menos 4 de las 100 canciones más sonadas de Spotify en 2017. Todas son colaboraciones: Explícale, con Yandel; Mayores, con Becky G; Vuelve, con Daddy Yankee y Ahora me llama, con la colombiana Karol G.

A eso hay que sumarle que en los últimos dos años firmó varios tracks que tuvieron un éxito no menor en radio y en plataformas como YouTube: Si tu novio te deja sola, con J Balvin; Sensualidad, con Balvin y Prince Royce; y una que llevó con éxito al mercado anglo, junto a Farruko y Rvssian, Krippy Kush. Lo llamativo de todo es que, si uno ojea sus cuentas en YouTube o Spotify, no aparecen más de 3 o 4 de sus títulos en solitario. Seguramente se los tiene guardados.

Con 24 años y una carrera que recién despegó en 2016, Bad Bunny tiene más featurings que apariciones individuales, en un caso de promiscuidad musical que recuerda al de Pitbull. Es prácticamente un requisito para los reguetoneros que incursionan en el trap o para los artistas pop que quieren llegarle a un público más joven.

Por ejemplo, desde hace meses se dice que el artista vallenato, Silvestre Dangond, grabó una canción con él, y nada más en la última semana, se le sumaron los nombres de juntes Nati Natasha y Enrique Iglesias. Este último parece ser un aviso premonitorio: ya no hay vuelta atrás, Bad Bunny cruzó la frontera, pronto estará del lado del pop. Pero tal parece que no como protagonista, sino como relleno para que los baladistas le pongan a su música el apellido ‘urbano’.

Las formas de crecer en la industria de la música cambiaron hace rato. Sin sacar un EP ni un álbum completo, el nombre de Bad Bunny se valorizó indiscutiblemente en el mundo de habla hispana junto con un fenómeno rotundo y definitivo del 2017, el trap, ese género nacido en las ollas gringas, popularizado por el rapero T.I. y que dedicó sus letras a la crudeza barrial.

Con una que otra polémica encima, que paradójicamente les dio más visibilidad, nombres como el de Daddy Yankee, Maluma, Balvin, Arcángel, Karol G, Nicky Jam, Farruko y Ozuna, empezaron a verse relacionados con el género. Y todos ellos, casi que como formulario de ingreso al mundo del trap, se encerraron a grabar o remixearon sus canciones con Bad Bunny.

Pero más que su historial de colaboraciones, que de hecho le ha funcionado muy bien para construirse como producto, resulta llamativo que la música latinoamericana esté cayendo en la misma receta: convertir el pop en ese sonsonete al que han tenido como gracia llamar pop urbano.

También se volvió costumbre en el mundo del reguaeton exprimir el éxito de una canción sacándole remixes y remixes. Y luego remix al remix del remix. El nuevo fenómeno es llenar las canciones de firmas. Pasó con Bailando de Enrique Iglesias y pasó con Despacito de Luis Fonsi. Bad Bunny está transitando en una delgada línea, entre convertirse en una figura de la música latina o en el escort del pop.

¿Y de qué les habla el elegido latino del trap a sus seguidores? Dinero y mujeres ocupan su paleta lírica. Nada fuera de lo habitual, incluso que varios sectores lo acusen de rezumar cierto aroma machista. “Sigue tu camino que sin ti me va mejor. Ahora tengo a otras que me lo hacen mejor. Si antes yo era un hijo de puta, ahora soy peor”, canta en Soy Peor. Es su hit masivo, un canto a la pérdida de la pareja y a la autodestrucción consiguiente. Sus frases adornan miles de estados de WhatsApp entre la juventud. Es imposible que no suene todos los días de la semana.

Su nombre artístico se lo ganó en el colegio, cuando acudió disfrazado de conejo pese a odiar el atuendo festivo. Su cara de enfado era tan evidente que los compañeros lo bautizaron con el sobrenombre que ahora saca los colores a las estrellas pop en cuanto a audiencia. Por poner un ejemplo, el vídeo de Love Drought, último single de Beyoncé, cuenta con once millones de reproducciones en medio año. Tú no metes cabra, de Bad Bunny, acumula casi doscientos millones en dos meses. El profeta del trap latino posee una atmósfera densa, no apta para todos los públicos.

La música urbana: el salvador de las discográficas

El 2017 ha sido un año con grandes cosechas para la escena musical latinoamericana. Recientemente se conocieron los números que dan cuenta de este fenómeno y el éxito que nuestra música tiene en todo el mundo.

Spotify mencionó que en 2017 la escucha global de música latina creció un 110% (más que el hip hop que creció un 74%) y fueron lanzadas 10 canciones con versiones tanto en español como en inglés que llegaron al Top Global 50 de las listas de popularidad.

La playlist Baila Reggaeton también ha influido mucho en este crecimiento, ya que es la tercera lista más popular a nivel global. Según las mediciones de la plataforma, incluir una canción en esta lista puede catapultar al artista y a la canción, aumentando significativamente sus reproducciones. Con más de 5 millones de suscriptores, esta lista provocó que una canción de Daddy Yankee se escuchara un 453% más tras ser añadida.

YouTube, por su parte, reveló que dentro de su lista de los 10 videos más vistos, 6 están relacionados con artistas o canciones latinas y son 45 videos de este corte los que están en la lista de los 100 más vistos. De acuerdo con el diario El Nuevo Día, el regueton creció un 13% más que el pop y 4% más que el country —el género local— en Estados Unidos.

Además, se conoció que en las listas de Billboard de 2017, 19 de los 25 éxitos latinos incluyen una colaboración con algún otro artista además del compositor o grupo.

Según el portal Track Records de México, este despertar de la música latina se debe al éxito de cantantes como Bad Bunny, Luis Fonsi, Daddy Yankee, Maluma, Wisin, Ozuna, Zion & Lennox, Danny Ocean, Arcangel, Farruko, Romeo Santos, Natti Natasha, J Balvin y Willy William, entre otros.

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