Elecciones locales y reflexión ciudadana
Opinión

Elecciones locales y reflexión ciudadana

Se cree que un listado plural de demandas insatisfechas hace un proyecto político (de indígenas, negros, campesinos,etc,), cuando se requiere mucho más que eso

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mayo 26, 2023
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El próximo mes de junio, se abre el calendario electoral de renovación de gobiernos municipales, distritales y departamentales. Se viene hasta el mes de octubre la disputa por el cambio de rumbo de pueblos, ciudades y regiones del país en el nivel local. Vale la pena preguntarse: ¿En qué condiciones sociales y de cultura política se afronta este momento, cuando llevamos unos meses de un gobierno nacional electo como alternativo? Constatamos que aunque hay un proceso político inédito en Colombia, son muchos los factores que mantienen quiebres vitales; especialmente una situación de desigualdad insufrible que afecta a los sectores populares. Esta circunstancia requiere de reflexión ciudadana, para disminuir los riesgos de equívocos en la elección democrática.

Habitamos una sociedad eclipsada por los centralismos culturales y políticos, lo cual produce que la mayoría de la población se encuentre en las márgenes, fracturando el relato institucional que se queda chico ante la diversidad de experiencias y dramas históricos; en eso consiste la situación de lo que podemos denominar los sectores populares en Colombia: aguante, aguante y aguante. Esto afecta el sentido democrático y las posibilidades mismas de integración social y cultural. Nuestros particulares conflictos nos hacen habitar en la fragmentación perenne y en luchas intestinas que unos pocos agentes de poder agencian para sostenerse en los centros de decisión; esas disputas son calcadas y llevadas a las márgenes una y otra vez, mortificando y sacrificando cíclicamente generaciones de los sectores más vulnerados.

Las capas políticas, con sus agendas particulares se sitúan al centro de la vida colectiva, al lado de otras estructuras más centrales aun, como las élites económicas, religiosas, de la industria cultural y de las comunicaciones; los demás mortales han visto las cosas por televisión, por radio, por prensa los más letrados y ahora por redes sociales; cuando son convocadas las multitudes actúan con los efectos reflejos de una pseudo dirigencia envejecida. Así́ ha sido la historia, llena de élites conservadoras y neoconservadoras, que manipulan recurrentemente, con astucias y argucias, los procesos colectivos, institucionales y especialmente las elecciones.

De vez en cuando la multitud de las márgenes, ocupada por sectores populares y medios, estalla y tensiona esa institucionalidad acomodada que solo funciona para quienes habitan los centros de decisión; se intentan movimientos intelectuales e históricos de cambio, pero rápidamente buscan ser cooptados por los delicados hilos de los poderes establecidos. El problema es que se cree que un listado excesivamente plural de demandas insatisfechas hace un proyecto político (de indígenas, negros, campesinos y pobresías urbanas etc.), cuando se requiere mucho más que eso; por lo menos se necesita construir relatos comunes, lenguajes que acerquen de forma sensible mundos y narrativas separadas existencialmente, en un horizonte aspiracional que sea mínimamente practicable como ruta de sociedad, en medio de inminentes retos de sobrevivencia humana y planetaria.

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Ante semejante sin salida de una sociedad que cíclicamente se traga a sí misma de la cola a la cabeza, se necesita trabajo de reflexión ciudadana

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Ante semejante sin salida de una sociedad que cíclicamente se traga a sí misma de la cola a la cabeza, se necesita trabajo de reflexión ciudadana, se requieren mediaciones que acojan las ásperas tradiciones colectivas y las acompañen a un estado más esperanzado; quizás en eso consista civilizatoriamente una dinámica de paz y reconciliación. El proceso del actual gobierno nacional, liderado por el presidente Gustavo Petro, está en medio de las tensiones anteriormente descritas, aunque ha iniciado con una agenda plausible de reformas sociales progresistas y con un ambicioso plan para hacer de Colombia Potencia Mundial de la Vida, lo cual brinda un margen de expectativa razonable para avanzar con algunos de los anhelos de cambio colectivo.

En ese horizonte, se adelantará el debate para cambio de gobernabilidades locales, que serán un factor clave para el desarrollo y la sostenibilidad de una agenda de cambio histórico a mediano plazo; así las cosas, tenemos una tarea y es mejorar nuestra comprensión de la historia política que nos ha traído hasta este tiempo, mejorar nuestro entendimiento de los dramas actuales que nos aquejan, fortalecer nuestra capacidad comprensiva y creativa respecto de la vida en común, aclararnos más nuestra relación entre el vivir y las formas institucionales que las regulan. Eso implica consolidar nuestra formación ciudadana, nuestros procesos informativos y educativos en todos los niveles, para que al tomar decisiones políticas, tengamos más responsabilidad social con nuestros territorios de arraigo.

En este marco preelectoral local, tenemos una labor de desnaturalizar los lugares comunes de la política establecida, problematizar los falsos protagonismos y las ideas fáciles que animan activismos de aventura, descolocar las violencias simbólicas y los guerrerismos que actúan como convenciones contra la política transformativa, develar los mecanismos de corrupción que están tan encarnados en todos los espacios de la institucionalidad y de la cotidianidad, ayudar al imaginar compartido de otras rutas y formas del poder. En ese sentido, desde las ciudadanías y sus expresiones más independientes urge trabajar por un escenario de acción pedagógica que posicione preguntas colectivas, que genere entendimiento y comunicación plural, que acote los problemas y las alternativas que están en juego; hay que evitar que se sigan anclando gobernantes incapaces, corruptos, sin propuestas viables y sin garantías para la población que los elige. Es un buen momento para impulsar el voto programático y la elección cívica. Preparémonos con capacidad de reflexión y acción ciudadana.

 

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