El testamento de los políticos colombianos

El testamento de los políticos colombianos

Sobre el legado de los lideres y gobernantes de un país donde prevalecen el individualismo por encima del colectivismo a la hora de pensar y tomar decisiones

Por: Enmanuel David Gonzalez Martinez
junio 24, 2020
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El testamento de los políticos colombianos

Para nadie es un secreto, que gran parte del sector político de este país, se preocupa más por un legado tangible, que por aquello que no se puede percibir a simple vista; es claro, que nuestros gobernantes se preocupan más por el crecimiento infraestructural de sus ciudades, que por la formación personal y cultural de sus ciudadanos; formación que se traduce en buenas costumbres ciudadanas.

No obstante, cabe recordar que nuestra sociedad se ha olvidado de poner en práctica el Manual de Urbanidad y Buenas Maneras de Manuel Carreño; cátedra que para la generación anterior constituyó un pilar fundamental en su formación, sin embargo, a ese olvido no se le puede achacar toda la culpa, puesto que los gobernantes han priorizado el desarrollo urbanístico, dejando a un lado los procesos de formación de buenos ciudadanos, los cuales, deben propender por la armonización social y cultural de la población. Estos bienes inmateriales que no son perceptibles por los órganos de los sentidos, son los que realmente que forman personas civilizadas, lo cual, perdura en el tiempo y contribuye al desarrollo integral e íntegro de las comunidades, desde la perspectiva humanista, el don de servicio para con los semejantes y el sentido de pertenencia por el territorio en el que se habita.

Es tanto el olvido de los políticos en materia de formación ciudadana, que en los informes de gestión presentados por los alcaldes y gobernadores cuando culminan su mandato, siempre están haciendo énfasis en las obras de infraestructura que dejan en el municipio o departamento, lo cual genera cuantiosa recordación entre la comunidad, dado que, esta tiene arraigada la creencia de “lo que se ve es lo que cuenta”. Creencia que es tomada por los dirigentes políticos, como caballito de batalla para futuras elecciones; siendo así las cosas, vemos casos como el de Barranquilla, ciudad de grandes obras de infraestructura, ciudad que es citada como ejemplo de desarrollo para la costa caribe y el país, donde una familia de empresarios y dirigentes políticos se ha aferrado al poder, mostrándole al pueblo lo que le gusta ver “moles de concreto”, pero ¿ qué pasa cuando la política social no se desarrolla con el mismo compromiso en el que se ejecutan estas obras de infraestructura ? La respuesta a esta pregunta, se encuentra en la crisis de gobernabilidad que tiene la ciudad a cuentas del confinamiento que busca evitar la propagación del virus Covid 19. La indisciplina social, la violencia, la creencia ilógica de que los médicos están matando a las personas, ha demostrado que esta ciudad tiene una falta de educación y de cultura ciudadana, de las mismas proporciones de sus obras de infraestructura, y no culpo a los políticos, puesto que, le han dejado al pueblo lo que este ha querido.

Por consiguiente, el legado de la política colombiana en la mayoría de los escenarios territoriales, es tan pobre que se corroe y desmorona con el paso del tiempo, de no existir un legado cultural, educativo que cambie esa “idiosincrasia” que no es más que la cultura de la incultura, esa mal llamada “idiosincrasia” a la que muchos gobernantes se niegan a enfrentar, porque traería consigo la pérdida del poder en las regiones, puesto que, su capacidad se limita solo a mostrar lo que el elector quiere ver. Ese caballo de batalla electoral que no propende por un cambio en la conciencia del ciudadano, ese que siempre busca mantener al pueblo sumido en lo superficial, tal como ocurre con el que ejerce el voto por lo que ve, más no por lo que se esconde detrás del concreto.

En todo caso, hay que darle gracias al confinamiento puesto que nos ha mostrado la falta de cultura y de formación educativa que tenemos los colombianos, quizás si el mundo no estuviera pasando por esta situación, no nos hubiéramos dado cuenta del legado político que estamos recibiendo y por el cual votamos. Una transformación social de tal magnitud requiere de un compromiso inamovible por parte de los dirigentes y la ciudadanía, compromiso que debe desarrollarse en el marco de una política pública de educación, sensibilización y cuidado del territorio, que le permita a la ciudadanía avanzar en materia organizacional, cuidando y respetando la vida e integridad de los demás.

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