Máximo Duque, 25 años encontrando claves en los cadáveres

Máximo Duque, 25 años encontrando claves en los cadáveres

Este médico forense analizó difuntos del Palacio de Justicia, el cuerpo de Luis Andrés Colmenares, Rodrigo Lara y Raúl Reyes para que la justicia pudiera actuar

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noviembre 05, 2020
Máximo Duque, 25 años encontrando claves en los cadáveres
Foto: Leonel Cordero

Cuando el M19 se tomó el Palacio de Justicia, en noviembre de 1985, Máximo Duque tenía 15 años. Vio por las noticias en televisión, sin prestarle mayor importancia, cómo ardía el edificio ubicado en el corazón de Bogotá. 27 años después, en 2012, ya siendo un experto en medicina forense, a su oficina donde trabajaba como independiente, después de haber sido cuatro años director del Instituto de medicina legal le llegó un caso de aquel evento.

En 2012 en apoyo a la defensa del Estado en proceso que se adelantó en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, Duque contradijo a familiares del magistrado Carlos Horacio Urán, quienes aseguraban haberlo visto salir del Palacio de Justicia apoyado del hombro de un militar. Duque examinó la necropsia del magistrado Urán y concluyó como perito forense que la persona del video fuese el magistrado Urán. Según Duque luego de revisar los documentos forenses, el cadáver de Urán tenía el fémur izquierdo fracturado en tres partes, otra fractura en la pierna derecha e importantes lesiones en la columna vertebral lumbar, lo que hubiese impedido que saliera caminando del Palacio.

La toma del palacio de Justica, 6 de noviembre de 1.985

Este uno de los tantos casos en que el análisis de un cadáver da las claves para entender las circunstancias de las muertes, un oficio al que Máximo Duque le ha dedicado 25 años de su vida.

revelando las verdades que los muertos llevan en sus cuerpos, oficio que empezó por azar del destino cuando buscaba uno de los difíciles cupos para hacer el año rural, luego de estudiar medicina en la Universidad CES en Medellín.

Encontró un papel pequeño en la cartelera de la facultad en el que anunciaba una vacante en la dirección seccional de salud Antioquia en convenio con el Instituto de Medicina Legal. Lo mandaron para Apartadó, el municipio que, para ese momento, 1995, tenía la tasa de homicidios más alta del país.

A las dos semanas de haber llegado, 23 de enero de 1994, el médico que quería especializarse ortopedia o ginecología, estaba haciendo las necropsias de la masacre de la Chinita, en la que las Farc asesinaron a 35 personas que participaban en una fiesta callejera. En el año rural Duque recuerda que en Apartadó hubo no menos de 350 muertos, la mayoría asesinados.

Se sintió cómodo con la medicina forense y en Bogotá, en la Universidad Nacional, hizo el posgrado en esa especialidad, también en antropología forense; al mismo tiempo iba ascendiendo dentro de Medicina Legal, de la que llegó a ser director general de 2004 a 2007.

Su nombre empezó a ser sonoro cuando la muerte de Luis Andrés Colmenares, ocurrida el 31 de octubre de 2010, se volvió mediática. Meses antes Máximo Duque, actuando como perito forense, y nombrado por la Fiscalía halló lesiones en el cráneo del joven guajiro que el informe inicial de Medicina no tenía referenciadas. El cadáver de Luis Andrés le mostró a Duque, a través una exhumación, que fue criticada y puesta en duda, que a él lo habían matado. Aun cuando la justicia absolvió a los principales sospechosos del presunto homicidio y no le halló valor al dictamen forense de Duque, él se mantiene en su versión: a Luis Andrés Colmenares lo asesinaron.

Rodrigo Lara fue asesinado, al parecer por sicarios de Pablo Escobar, el 30 de abril de 1.984

En 2016, 32 años después del homicidio del ministro Rodrigo Lara Bonilla, ocurrido en abril de 1984, su hijo, el hoy senador Rodrigo Lara, contrató a Máximo Duque, para que releyera y analizara con detalle minucioso el informe forense de su padre. El cadáver de Lara, víctima de Pablo Escobar, le reveló a Duque que al parecer sus escoltas tendrían que ver en la muerte.

Siempre se habló de sicarios motorizados que dispararon contra Lara Bonilla desde afuera del carro, pero Duque reveló que el cuerpo del ministro de Justicia tenía al menos un disparo que venía a corta distancia desde adentro del vehículo y que estaba en dirección contraria a la ráfaga de los sicarios.

La revelación llevó a exhumar el cadáver de Lara pero, por el alto grado de descomposición del cuerpo, no pudo ser corroborada ni tampoco desmentida. La participación del DAS, al que hacían parte los escoltas (que extrañamente para el perito y los investigadores resultaron ilesos) en el magnicidio quedó entredicha. El informe le añadió una duda más al crimen que lleva 36 años sin respuesta alguna.

Máximo Duque, quien hoy es catedrático de medicina forense en la Universidad Militar Nueva Granada y dirige allí un programa de proyectos, también ha sido perito en el extranjero. Su maestría en derecho internacional humanitario lo ha llevado a ser parte de casos como el de la toma a la residencia del embajador de Japón en el Perú por parte de un comando de 14 guerrilleros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), toma en la que secuestraron a 72 personas.

Máximo Duque sirvió de perito en apoyo a la defensa del gobierno de Alberto Fujimori frente al caso de la toma a la residencia del embajador japonés en Perú.

El resultado final de la toma fue 71 rehenes rescatados, los 14 guerrilleros dados de baja, un rehén y dos militares muertos en medio de una operación militar ordenada por el entonces presidente Alberto Fujimori. El gobierno peruano fue investigado por la Corte Internacional por violación de los Derechos Humanos. Máximo Duque fue contratado como perito en el caso. El análisis a los documentos forenses y a los cadáveres concluyeron que Perú actuó en defensa conforme a las leyes y que no hubo violación a los DD.HH en la muerte de los secuestradores.

Caso similar ocurrió en Colombia en el operativo militar que terminó con la muerte con Raúl Reyes, uno de los comandantes máximos de la entonces guerrilla de las Farc, muerto en territorio ecuatoriano, en un bombardeo que adelantaron las autoridades de Colombia. El caso iba a generar la demanda por parte del gobierno del Ecuador –en ese momento en cabeza de Rafael Correa—contra el gobierno de Colombia, presidido por Álvaro Uribe.

Uno de los argumentos para demandar a Colombia ante la corte internacional de Derechos Humanos era que la muerte de Reyes y varios de sus hombres de seguridad no había sido causada por el bombardeo sino que habían sido fusilados por los soldados que luego de las explosiones descendieron en el lugar para asegurar la zona. El análisis pericial de Máximo Duque concluyó que el Ejército colombiano actuó con legítimo uso de la fuerza y que el comandante y los otros guerrilleros murieron sin disparo alguno, única y exclusivamente a causa del bombardeo de aviones de las fuerzas aéreas y en medio de una operación militar legítima.

Hoy en día Máximo Duque, quien después de dirigir Medicina Legal, se fue a trabajar en misiones humanitarias con la Cruz Roja Internacional, asistiendo guerras y conflictos en Irak, Siria, África y otros, está alejado del terreno y de la operatividad. Está dedicado a sus estudiantes enseñando todos lo que ha vivido en estos 25 años de carrera forense, enseñando que todo cadáver tiene algo para contar.

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