A veces una ciudad necesita gritar. No con rabia, sino con guitarras. Con pogos. Con luces que cortan el cielo como cuchillos. Bogotá, que ha gritado tantas veces por otras razones, ahora lo hará con estilo: Green Day llega el 24 de agosto, pero no lo hará en cualquier rincón, sino en un altar construido para eso que llaman cultura: Vive Claro, un experimento de 24 hectáreas que mezcla música, tecnología y árboles.
Anuncios
Lea también: La alianza que convertirá a Cali y su Plaza de Toros en escenario de grandes conciertos internacionales
Sí, árboles. Porque este nuevo distrito cultural, que no quiere llamarse estadio ni parque ni centro de convenciones, guarda el 75% de su cuerpo para la naturaleza. Un pulmón verde con alma de punk, donde se espera que más de 45 mil personas salten como si el suelo no doliera. Será el debut de un escenario que no solo tiene graderías desmontables, luces de estadio de fútbol europeo y un sonido capaz de hacer llorar al más sordo: también tiene una promesa, una que Bogotá lleva décadas esperando que se cumpla —un lugar donde la música en vivo no tenga que disculparse por sonar fuerte.
Ubicado entre la Calle 26 y la Calle 53, abrazado por la Carrera 60 y el Parque Simón Bolívar, Vive Claro es una especie de anfiteatro de futuro. La señal 5G flota por el aire como un espíritu invisible, y hay ocho kilómetros de fibra óptica enterrados bajo el césped por donde correrán miles de videos, audios, selfies con cerveza y transmisiones en vivo de gente diciendo “no puedo creer que esté viendo a Green Day en Bogotá”.
Pero lo cierto es que sí, lo creerán. Y lo contarán. Porque The Saviors Tour no es solo otro concierto. Es el primer acto de talla internacional que se vivirá en este escenario cultural que quiere convertirse en leyenda. Como el Luna Park en los 70, como el Madison en los 90. Porque en este país de estadios prestados y tarimas improvisadas, un lugar pensado desde el inicio para que la cultura tenga espacio, voz, árboles y Wi-Fi, es más que una novedad: es casi una revancha.
Y qué mejor que un trío californiano con más de treinta años de historia, que alguna vez gritó American Idiot, para inaugurar este nuevo rugido. Bogotá los espera. Vive Claro los recibe. Y esta vez, sí se va a escuchar bien.