El masivo ataque continental contra AMLO

El masivo ataque continental contra AMLO

Todavía no ha calentado la silla, cuando ya en la prensa asoman advertencias sobre el posible contagio que encarna un gobierno que dice propiciar la satisfacción de anhelos populares

Por: Carlos Roberto Támara Gómez
diciembre 04, 2018
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El masivo ataque continental contra AMLO

Alguien en la calle montado sobre una bicicleta le dijo a AMLO: usted no puede decirnos que fracasó.

Y sí, esa es la consigna. AMLO no puede fracasar, pero cómo es que el hombre de la calle lo ve tan claro y diáfano por lo que las fuerzas políticas continentales en vez de atacarlo deberían apoyarlo, a no ser que a esas mismas fuerzas les sirva más un México contaminado hasta los tuétanos, precisamente en el traspatio de quienes más gastan en drogas y estupefacientes. No debe echarse en saco roto advertirlo. Ahora mismo se sabe que el crecimiento económico, real o precrítico de Trump, que está siendo bombeado desde el recorte de impuestos y otras adehalas de liberalización de los controles, vuelve agonal y onerosa la obtención de divisas para todos los países latinoamericanos, con el agravante que America First Again, se las ha puesto más cuesta arriba. Trump no da puntada sin dedal. Así las cosas, entonces el narcotráfico puede ser la puerta de atrás para obtener divisas. De no ser así, la consigna de Trump estaría siendo, como siempre, North America First Again, y, sobre todo, USA First Again, y el resto quedarse con un palmo de narices.

¿Será que no es simple coincidencia, enclave histórico, que del otro lado de la frontera se esté juzgando al más astuto y feroz de cuantos narcotraficantes ha dado el mundo? Si eso ha estado obligando a una reconformación de fuerzas del delito continental el momento de AMLO puede ser un instante precioso para contraatacar. No puede fallar.

Pero por qué ese cambio tan deseado, que todo el mundo tiene en la punta de la lengua, tiene que ser encabezado por alguien, supuestamente, a la izquierda del espectro político continental, debería ser la pregunta que antecediera al ataque. El guion es viejo y archiconocido. Obvio, inmediatamente se advierte la admonición contraria, ¿cómo es que durante tantos años en el poder las oligarquías mexicanas y sus aliados continentales de todos los pelajes, cucarachas del mismo calabazo, no pudieron hacer el cambio?

Un primer ataque que proviene de la derecha pero se hace pasar como reclamo de la izquierda es que AMLO estaría organizando una Guardia Nacional cuando debería más bien disolver toda fuerza militar represiva de otrora, o supérstite, contra el pueblo.

Sin embargo, será que alguna fuerza popular insurgente que vaya por el dominio del Estado de una manera más sistemática y continua podrá organizarse realmente mientras subsista un dominio mafioso de las fuerzas del orden. La esperanza y obligación de esta continuidad sería incontrastable pues nadie esperaría que en un lapso de seis años se desmontara un monstruo cavernícola tan grávido y acendrado no solo en México, que casi sería una víctima, intermediario obligado de la voracidad continental por el dólar. Claro AMLO ha dicho que andará tan rápido que les quede difícil regresar a lo mismo a sus incontables enemigos, pero es seguro que sabe que sus esfuerzos no fracasarían pero serían insuficientes.

Por eso, no, categóricamente no. AMLO necesita una fuerza militar fuerte, disuasiva para insertar cualquier cosa nueva, de cualquier sabor, color u olor, que quiera promocionar y anclar una potencial sucesión que no reelección. Sin embargo, abierta queda la puerta cuando AMLO en un acto de confianza y valor que pocas veces brinda la política mundial ofrece un referendo popular a dos años y medio de su mandato. Si lo existente político militar que hereda ha estado tan corrupto que nada vale, lo mejor es avalar que algo del ejército, precisamente por su origen revolucionario según lo dijo, es susceptible de salvar. ¡Y tiene razón!

¿Escamotea AMLO? Si es necesario, o conoce que algo hay que pueda ser aprovechado ahora que está en el poder debe hacerlo porque sencillamente le ahorra tiempo y dinero. No importa que el diseño no sea perfecto. Algunos colados se infiltrarían de todas maneras. Pero ¿quién ha prometido jamás un camino de rosas y perfumes?

Recientemente he leído una nota de un argentino que se refiere a lo que significa poner el cuerpo. Es increíble que no se haya notado cuántas veces cualquier dirigente social, y más si es de izquierda, pone el cuerpo. Ahora mismo, cuántos estudiantes en Colombia no ponen el cuerpo: cada estudiante es un mártir potencial. Cada milésima de milímetro andado puede ser el último. En alguna parte comenté como José María Cabal y Antonio Nariño pusieron sus cuerpos como último bastión de resistencia, y cómo esos cuerpos pudieron ser doblegados en las mazmorras de los regímenes de entonces.

Ahí mismo en ese discurso inaugural AMLO expuso de manera indirecta que jamás y nunca Peña Nieto puso el cuerpo resguardado por casi cinco mil efectivos encargados de protegerlo. Por qué esa diferencia tan abismal entre coraje y cobardía entre dirigencias políticas continentales. AMLO es valiente. Ha dicho incluso que no se resguardará en Los Pinos, la mansión presidencial. Se desdeña como rico mientras su pueblo es pobre. ¡Cuántas enseñanzas para tantos de nuestros políticos que emulan en la soberbia más cerril y cavernaria!

AMLO emula a ese pueblo que desafía las fronteras del vecino norteño nada más que para fundar con remesas poco menos que cuánticas la principal fuente de divisas del país: 30.000 millones de dólares. Está dispuesto a jugársela y reta a sus enemigos ocultos y solapados. Obvio, si la factura pasa por cambiar el ejército está dispuesto a hacerlo.

“Yo, cuando pronuncio la frase poner el cuerpo, automáticamente creo mi propia escala de Richter de poneduras del cuerpo. Y, claro, siempre salgo bien ubicado”.

“Deconstruir la frase poner el cuerpo es un primer paso para abrir la pregunta en torno a qué es un militante de izquierda. Qué es militar. Por donde pasa, hoy en día, la política y la eficacia material del poder individual y colectivo”.

Se ha estado criticando que AMLO se ofrece a sí mismo en vez de ofrecer la institucionalidad del Estado. Es curioso mirado desde la perspectiva de poner el cuerpo:

“Poner el cuerpo es abrirse a la posibilidad, es la intemperie. Uno pone el cuerpo ahí donde está aquello que tiene que ser modificado pero que no puede ser transformado por la fuerza de la razón. El cuerpo se pone donde hay un límite a la razón, al intelecto. El cuerpo se pone frente a los palos del poder. Ponerse frente al poder es un desafío, al poder, a nosotros. Poner el cuerpo es encontrar nuestros límites, nuestros límites teóricos, porque vamos a resolver físicamente aquello que no pudimos teóricamente. Poner el cuerpo es mostrarse frágil sin las paredes teóricas que nos protegen”.

Notas: ¿Qué significa poner el cuerpo? Intercambio entre Emiliano y Lucas Rodríguez, tomado de la web. Se escuchó en vivo y en directo el discurso de posesión. Y, cierto, el discurso mereció el Zócalo

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