“Tú no eres real, por eso te tiré el celular”, reafirma un Benito Martínez (nombre de pila) que desde enero de este año parece haber perdido la fe en la mayoría de sus fanáticos. Apenas estamos en la primera canción y el nuevo disco de Bad Bunny llamado Nadie sabe lo que va a pasar mañana ya marcó una frontera y separó dos sectores que quizás no vuelvan a unirse jamás: el de los verdaderos fans y el de los del montón.
La frase hace referencia a los primeros días de este año. Cuando una fan, sin pedir permiso ni respetar su espacio personal, le puso un celular en la cara; como si él estuviera obligado a tomarse una foto con ella. Benito reaccionó lanzando el teléfono a un costado y las personas de las redes, que serían capaces de hacer una operación a corazón abierto si un certificado online se los permitiera, lo calificaron cómo el peor ser humano del mundo.
No contentos con eso, ampliaron la noticia: ahora resulta que el celular había caído a una piscina, luego al mar y al final hasta de violencia de género hablaron. Esto no era “comenzar el 2023 bien cabrón”, cómo dice una de sus canciones del disco anterior.
No importó que el artista haya hecho “Yo perreo sola” o que en su último disco le ayudara a dar nuevos impulsos a las carreras de mujeres como Li Saumet, Young Miko o Villano Antillano. No tanto por ser él un hombre, sino por ser un artista de más impacto. Nada de eso importaba porque ahora un sólo error humano lo definía como persona.
En esta canción de apertura llamada “Nadie sabe” Benito nos recuerda que él está convencido de tener razón y, al que no le guste, que se coma un bicho. Por eso en el primer párrafo les hablé de reafirmación.
Bad Bunny había anunciado que se tomaría un año sabático, donde no haría giras, aunque sí iría al estudio a grabar canciones; pero ahora con la salida de este disco que anunció sorpresivamente esta misma semana, es fácil especular con que el alejamiento de Benito realmente tiene que ver con que se hartó de todo. Algunos detalles lo confirman.
Por ejemplo, este año estaba programándose uno de los shows más importantes de su carrera. No daré muchos datos para no comprometer a nadie, pero sí les diré que era en uno de los escenarios multitudinarios más importantes de Inglaterra. Mi teoría es que Benito, quien ya el año pasado nos había confesado que a ratos tenía problemas para lidiar con su salud mental, implosionó. Así fue como la gira a Europa –que probablemente ya tenía otras fechas planeadas–, se fue “pal calajo”.
Varias partes del nuevo disco, donde descabeza a más de uno, confirman su hartazgo y su necesidad de recluirse en su caparazón, aunque los conejos no tengan ninguno.
En Nadie sabe… no sólo apunta contra la petarda del celular, sino que también incluye una canción llamada “Gracias por nada”, que podría ser para Carliz. La mujer que el año pasado lo demandó por una alta suma, cuando reutilizó una voz que ella le grabó cuando eran novios. “A media noche desperté y te pillé, todos los texts, tú con él y yo pichándole (haciendo el quite) a todas”, se desahoga en una canción que, de ser para ella, explicaría por qué terminó la historia entre ambos.
En “Monaco”, también les tira a los artistas que envidian su éxito y en especial a aquellos que lo critican en sus entrevistas (“ahora no son raperos, ahora son podcasteros”, les dice) o tirando odio desde los programas de sus amigos: Anuel, Benny Benni, Ele Al Dominio; varios pueden ser los referidos ahí.
A aquellos fans de la primera ola, esos que solo lo aplauden cuando hace canciones de trap, también les contesta, pero sin rabia: “Hace rato me quité del trap, se lo dejé a Eladio (Carrión)”.
Nadie sabe lo que va a pasar mañana es un álbum que se anunció de forma sorpresiva, que según dijo Bad Bunny no es para acumular números, sino para darles a sus fans el disco que tanto esperaban, aunque él aclara que no estaba en el mejor momento mental para desarrollarlo y lanzarlo.
Otro detalle importante, hace pocos días mostró en sus redes una peluca con la que sugería que quienes escuchan su música no saben nada de su vida personal, ni siquiera qué corte de pelo lleva. Desde el punto de vista del marketing, una tremenda genialidad.
Por suerte la recepción de Nadie sabe… ha sido bastante positiva, porque algunas canciones son tan oscuras que es fácil pensar que si este disco estuviera recibiendo el hate que tuvo el último álbum de Linkin’ Park (por ejemplo), Benito colapsaría por completo. Así como colapsó Chester Bennington su cantante, quien se ahorcó a pocos días de su lanzamiento.
Es una colección de veintidós pistas, en la que no se anunció ninguna de las colaboraciones; probablemente para que fuéramos los fanáticos –esos que, desde ayer a las doce de la noche de Puerto Rico, ya estábamos clavados en Spotify escuchándolas todas de corrido– quienes las descubriéramos. También es un disco donde solo participaron sus cantantes amigos: Feid, Eladio Carrión, Arcángel, Ñengo Flow, Young Miko, Yovngchimi, Feid, Bryant Myers, De La Ghetto y Mora.
La salud es mental es cosa seria y Benito Antonio Martínez Ocasio nos lo recuerda de la única forma que puede hacerlo: “La gente tiene que dejar de ser estúpida y pensar que conocen la vida de los famosos”. ¿Acaso la privacidad está prohibida para las estrellas? ¿Se tienen que aguantar este tipo de abusos o mas bien la sociedad los obliga a ellos y no tienen elección?
Y claro, siempre está la opción de que las letras sean ficcionales, pero este disco se siente bastante sincero. Por si las dudas, por sí se nos complica encontrar la frontera entre lo falso y lo real, estas canciones ayudan un poco a hacer la separación respectiva. Ayer Benito nos dijo que se hartó... y dejó bien trazada la línea.
