El exilio del autócrata de Bolivia y su círculo más próximo

El exilio del autócrata de Bolivia y su círculo más próximo

"El país sudamericano paga muy caro la cobertura y el apoyo que le dio al gobierno Morales". Una opinión

Por: Martin Eduardo Botero
noviembre 12, 2019
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El exilio del autócrata de Bolivia y su círculo más próximo
Foto: Twitter @evoespueblo

Queridos lectores, Bolivia ha dado muestras de una admirable voluntad, dignidad y capacidad de resistencia para saldar cuentas con un pasado y al mismo tiempo defender eficazmente los intereses de la mayoría de la población, suponen claros indicios de por dónde deben andar las cosas también en América latina. Se trata de un dato alentador, en el sentido de que en el país todavía se respetan determinadas reglas democráticas, y la sociedad civil, la oposición democrática, los líderes de grupos étnicos y otras partes interesadas aún puede hacer oír su voz. No puedo identificarme con los que aseveran de que en Bolivia estamos ante un golpe de Estado.

Bolivia se vio pisoteada por las irregularidades cometidas el día de la votación. Estas elecciones presidenciales han puesto de manifiesto serias dudas sobre el resultado real de las mismas y sobre la validez de los resultados oficiales, pero también la aspiración democrática del pueblo boliviano de vivir en libertad y en un país próspero, estable y abierto que adopte la democracia. Las masivas protestas postelectorales para prevenir el fraude electoral pusieron en evidencia una vez más la frustración y la cólera del pueblo boliviano ante el fraude masivo en los comicios y las numerosas irregularidades en el recuento y registro de los votos y reclaman nuevas elecciones presidenciales, para dejar las cosas perfectamente claras. No existió la transparencia necesaria.

El hecho de que el consejo electoral central y regional no haya querido o podido hacer nada en relación con la manipulación y el fraude electoral generalizado llevado a cabo por el poder establecido, es muy grave. ¿Aceptaríamos una situación como ésta en nuestros países? Con toda evidencia, no. Por desgracia se ha dado la impresión de que los resultados responden al principio de que lo importante no son los votos, sino la forma de contarlos. Por lo tanto, el mensaje de la voluntad popular y la gran aspiración del pueblo ha sido inequívoco en el sentido de que hay que respetar la decisión democrática del pueblo boliviano de que se celebren nuevas elecciones presidenciales abiertas a todos. Habida cuenta de todo ello, quisiera elogiar el gran interés mostrado por los ciudadanos el día de las elecciones, la práctica de la democracia, el civismo y la responsabilidad social al despertar a la conciencia democrática.

La crisis en Bolivia tiene raíces profundas y en mi opinión no es tan solo de índole política es, ante todo, la de una ideología descabellada, cuyos orígenes se remontan a sistemas totalitarios del pasado, la de una ambición desmedida (eminentemente personal), cuyo ejercicio aflora la ambición y la factibilidad de la depredación, la indiferencia y el ansia de poder. Sea como sea, este infeliz incidente nos ha permitido constatar que la gran mayoría de los bolivianos prefieren la democracia a la dictadura. Bolivia se convirtió en un verdadero ejemplo de inteligencia, de justicia y de verdad. Por lo tanto, debemos felicitarnos hoy por la ordenada actuación de las fuerzas armadas que hacen todo lo posible por aplacar los ánimos, dando muestras de un gran sentido de la responsabilidad, decididas a desempeñar el papel que le corresponde a un ejército en cualquier país democrático y manteniendo su papel de motor. Hay que ver en ello la señal de que se ha respetado el marco constitucional, al menos desde este punto de vista. Esperamos que de ahora en adelante se pueda iniciar un proceso duradero.

La responsabilidad del presidente Evo Morales es, desde mi punto de vista, enorme, no solo por el fraude electoral; solo violentos acaparadores consiguen conservar el poder estatal durante cierto tiempo. Sus catorce años de gobierno han desembocado en frustración, desilusión y engaño, de confusión entre hechos reales y ficción, enfangado en las prebendas y la corrupción. En este camino, su gobierno pasó a engrosar las filas de la administración, a viajes al extranjero y a delegaciones, a pagar los sueldos de los funcionarios, a ostentosos estilos de vida, casas y coches de lujo, etc. muy alejados de las condiciones en las que vivían la mayoría de los ciudadanos. Más de la mitad de la población vive todavía por debajo de la línea de la pobreza, amplios sectores de la población no han tenido la posibilidad de participar en la prosperidad económica y existe un descontento y una privación generalizados: un país en donde la mayoría de la población subsiste en realidad con un par de dólares al día, y en donde la distancia entre los potentados y los desposeídos se ha acrecentado.

Sobre este presidente recaen graves responsabilidades que se esforzaba en disimular bajo un barniz de optimismo comunicativo, el pueblo se trocó demasiado pronto en una pesadilla, con el apoyo de buena parte del sistema político del momento y de los grandes medios de comunicación, oficializó su apoyo político y contribuyó activamente a la legitimidad de la dictadura comunista de Maduro y a su represivo régimen. Es preciso recordar que la composición y el papel de las elites bolivianas y ecuatorianas fueron determinados en gran medida por la dictadura venezolana y de la injerencia comunista, que también decidieron los cambios de esas elites. Los desengaños del Gobierno Morales eran y son tantos, incluido el fraude electoral, la corrupción, la mala gestión económica y un férreo control de los partidos de la oposición y los medios de comunicación. El exgobierno de Evo Morales fue un régimen malo.

Esto fue un ejemplo de un gobierno malo y el resultado de un gobierno malo es un veredicto malo. Bolivia paga muy caro la cobertura y el apoyo que se ha dado al gobierno Morales, sin denunciarlos. Ahora no podemos cerrar los ojos. Este predicador injusto con sus conciudadanos que no reconoce los derechos de los demás y como resultado de una orden de aprehensión, actualmente se encuentra exiliado en México rodeado de lujos. Seguramente no comprendió la realidad y no pudo, por lo tanto, aprehenderla. Charles Taylor huyó de Liberia a Nigeria; Mengistu Haile Mariam escapó de Etiopía y ahora vive en Zimbabue y todos estos hombres deberían ser condenados por un tribunal. La alianza socialista siglo XXI está construida sobre unos cimientos de paja, favorecen a un grupo de población mientras reprimen a otro por medios terroríficos, y si ese centro se derrumba, el resto del edificio se vendrá abajo. Amén.

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