Jorge Bayter nació hace medio siglo en El Banco, Magdalena, un municipio donde la vida transcurría al ritmo pausado del río y de la convivencia estrecha entre vecinos. Allí, entre unas 50 mil personas que se conocían por nombre y rostro, creció este hombre que años más tarde se convertiría en una figura médica reconocida y polémica. De esa tierra fértil también salieron talentos como el compositor José Barros, autor de La Piragua, y un médico que marcaría el destino de Jorge: el doctor Villanueva, quien se convirtió en su modelo a seguir.

Villanueva no necesitaba bata blanca ni consultorio para ejercer. Recorría el pueblo casa por casa, diagnosticaba, educaba y prevenía enfermedades con una cercanía que dejó huella. Fue ese contacto humano, casi poético, lo que inspiró a Jorge a soñar con ser médico. Quería ayudar, como lo hacía su ídolo. Años después, tras culminar sus estudios en un colegio católico del pueblo, decidió trasladarse a Bucaramanga para estudiar medicina en la Universidad Industrial de Santander (UIS), donde encontró las herramientas científicas para perseguir ese sueño.
En la UIS no solo se formó como médico, sino que se convirtió en un investigador incansable. Jorge lo estudiaba todo: desde técnicas quirúrgicas hasta procesos metabólicos, convencido de que algún día devolvería a la sociedad lo que la medicina le había dado. Sin embargo, cuando logró convertirse en médico, se dio cuenta de que la práctica profesional no era como la había imaginado en su niñez: el sistema, la burocracia y la frialdad de la atención médica masiva lo fueron decepcionando poco a poco.
La decisión de Jorge Bayter de dejar los consultorios para dedicarse a las redes
Durante dos décadas, el doctor Bayter fue médico intensivista, una especialidad que lo enfrentó cara a cara con la muerte. Estuvo en unidades de cuidados intensivos firmando incontables certificados de defunción. Uno de ellos, el más doloroso, fue el de su padre, quien falleció de un infarto en 2012. Ese hecho marcó un antes y un después en su vida profesional y emocional.

Además de atender pacientes, Jorge también se dedicó a la investigación médica. En 2019, fue reconocido por la Sociedad Americana de Cirugía Plástica (ASAPAS) por sus aportes en la seguridad del paciente postoperatorio. Su artículo, publicado un año antes, mostraba su compromiso con la salud más allá de los consultorios. A pesar de estos logros, el vacío que sentía no desaparecía. “No estudié para recetar pastillas o ver gente morir todos los días”, diría después.
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Cuando llegó la pandemia en 2020, Bayter vio la oportunidad de dar un giro radical. Renunció a su puesto como médico y anestesiólogo, y le anunció a su esposa que quería convertirse en youtuber. Lejos de parecer una locura, para él era una forma de volver al médico cercano, empático y educador que admiraba de niño. Así nació el Doctor Bayter, una figura digital decidida a usar su conocimiento para salvar vidas con información y prevención.
Los retos que enfrentó el Doctor Bayter en su nueva faceta como creador de contenido
“¡Doctor Bayter, Doctor Bayter!” se volvió un mantra en redes sociales. Sus consejos sobre nutrición, ayuno intermitente y alimentación consciente se viralizaron rápidamente. En plena pandemia, cuando todos buscaban cómo cuidar su salud, sus videos encontraron eco en millones de personas. A la par, también llegaron los críticos: médicos, nutricionistas y otros creadores de contenido lo acusaron de desinformar. Aun así, Jorge siguió adelante.
Él sabía que el camino del cambio no sería fácil. Sin embargo, mientras algunos lo parodiaban, otros le escribían agradecimientos por haber mejorado su salud, bajado de peso o incluso revertido condiciones médicas. Bayter recibe al día alrededor de cinco mil mensajes en sus redes, y cuando el tiempo se lo permite, contesta uno por uno. Para muchos, él es más que un influencer: es un salvavidas.
Con más de 12 millones de seguidores en plataformas como TikTok e Instagram, Bayter creó también su propia dieta, la “keto perfecta”, un método alimenticio que ha sido tanto aclamado como criticado. Él no lo niega: no todos están de acuerdo, pero su intención sigue siendo la misma del niño de Banco, Magdalena que soñaba con cambiar vidas.
La nueva faceta de este hombre, lejos del internet pero más cerca de sus seguidores
Tras cinco años de contenido constante, el doctor Bayter ha decidido llevar su mensaje más allá de las pantallas. Su nuevo proyecto se llama El poder de sanar, un show presencial con el que recorrerá varias ciudades de Colombia, como Bogotá, Medellín y Cali. Serán dos horas en las que no solo hablará de salud y nutrición, sino que buscará conectar emocionalmente con su público: quiere que lloren, rían, bailen y, sobre todo, se transformen.
Más que una charla, será un espectáculo. Bayter quiere que las personas entiendan que el cuerpo es una máquina poderosa que puede autosanarse si se cuida con alimentación, ejercicio, sol y buenos hábitos. Ya no se trata solo de seguidores virtuales: ahora busca formar una comunidad real, tangible, que le dé sentido a todos esos años de búsqueda y reinvención.
El niño que soñó con ser como Villanueva, el médico del pueblo, hoy lleva su mensaje a escenarios nacionales. Con errores, aciertos y una convicción inquebrantable, el doctor Bayter sigue sanando, aunque ya no con bisturí ni recetas, sino con información, empatía y la voluntad de cambiar vidas desde otra trinchera.
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