El desastre de Pacho Santos y el Centro Democrático

El desastre de Pacho Santos y el Centro Democrático

"Él resulta ser un rasero para medir los logros de este gobierno, de su partido y de su jefe. Que no se escondan. El paro nacional los puso en evidencia"

Por: Carlos Tamara
julio 06, 2021
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El desastre de Pacho Santos y el Centro Democrático

Con la cola entre las piernas, más apabullado que perro faldero regañado, todavía no se sabe si ya llegó a Colombia el flamante exembajador en Washington, miembro de una de las oligarquías falsamente ranqueadas del país: Pacho Santos. Es tal la vergüenza propia del gobierno que no fue capaz de traerlo, como de misericordia, en uno de esos viajes cargueros fletado para cargar apenas 50.000 dosis de vacunas. ¡Qué espectáculo se perdieron los colombianos! ¡Pacho bajándose de ese avión con tantos goles en contra!

Y es casi normal que así sea pues quizás no cabía el enorme cartapacio de derrotas tanto como de errores, hasta el punto que no pudo concretar siquiera una entrevista, ojalá telefónica con el gobierno de Biden. Ni, tampoco, que Kamala Harris recibiera a la vicepresidenta a la que habían metamorfoseado de cancillera (…sin posesionarse) en un intento fallido de mostrarla con la elegante musculatura del poder.

Y para colmo de remate, como para darle cristiana sepultura a sus potenciales ambiciones, le enrostraron la candidatura de María Fernanda. ¡Un sublime acto de crueldad política!

Y es que esta candidatura de María Fer, plena cortina de humo, es la que muestra hasta el cobre pelado una de las derrotas más protuberantes y aniquilantes del partido Centro Democrático. Y la cosa está, luego que se hila bien delgado, para alquilar balcón. Es la demostración estupefacta de que el intento de ese partido y de su jefe Uribe, para usar al imperialismo como ala militar, encarnado en su rutilante histrión máximo Donald Trump, que a todas luces era más que una ilusión un estropicio institucional, político e ideológico; se había convertido en una farsa.

En una farsa macabra que alimentó el paro nacional. Este movimiento de masas, absolutamente exitoso aunque solo se contabilice este ámbito indirecto, cobró una fuera adicional pues fue capaz de develar que el embajador en Washington estaba cobrando sueldos sin trabajar: recibía pura y líquida mermelada, como si estuviera conectado a uno de esos aparatos de venoclisis muy comunes ahora en pandemia. Pero Pacho distaba muy mucho de estar enfermo. Durante su visita en palacio con el Presidente lució gordo, rozagante y hasta con bigote.

Pero en que consistieron por lo menos dos, más bien digo tres, derrotas del Centro Democrático y de su jefe insignia Álvaro Uribe.

Pacho se habría ido con la consigna expresa de tumbar a Maduro. Pudo haber sido una consigna de algún prohombre demente superior que habita en ese partido. Pacho soñaba solitario en el baño con eso. Volver trizas a Maduro, potenciaba volver trizas el acuerdo de paz. Varios movimientos, ni siquiera sutiles fraguaron las intentonas de tumbarlo organizándole una sedición interna de supuestos militares contrarios: trampa en la que habría caído Trump.

Trump pasaba a ser una vieja ambición del Centro Democrático de que los dólares imperiales, el poder imperial, los marines incluso, fuera su brazo armado para quitarse un vecino molesto, que introduce la idea socialista, ya no en una isla, sino en el continente: al pie de la oreja. Esto ya había dolido tanto en el caso de Allende.

Aquello fracasó estruendosamente. Trump quedó como un zapato y se enfureció; pero Pacho seguía medrando en las sombras. Lograron neutralizar el golpe: Trump aceptó, en pleno uso de su poder de Sheriff continental, fijar una recompensa de cinco (5) millones de dólares por la cabeza, vivo o muerto del supuesto dictador Maduro. Tuvieron que haber partido de la idea de que los militares que acompañaban a Maduro lo hacían por intereses económicos y por eso ensayaron con esa cascarita de, apenas, cochinos cinco (5) milloncitos de dólares. ¡Eso se lo gana uno recogiendo café!

Y luego se vino la campaña presidencial sin que la cabeza de Maduro ondeara sobre una estaca como aquellas, otrora, de los mártires comuneros.

Y hay que detenerse aquí porque es clave. En efecto: si podía cobrarse la cabeza de Maduro se hubiera catapultado la candidatura de Trump y, de contera, potenciado la candidatura de Pacho a una eventual presidencia en Colombia. ¡No lo dude!

¡Se imaginan la foto! ¡Pacho mostrando la cabeza de Holofernes en una bandeja! ¡Gloria a la cabeza demente superior que, comanda las huestes del Centro Democrático que hubiera asomado victoriosa!

Pero ninguno de los pinches militares venezolanos se le medía contra Maduro. Es más, uno que otro sicario internacional fracasó según iba apareciendo por la prensa continental. El hueso resultó duro de roer.

Para más aprietos, la candidatura Biden venía con viento fresco. Pacho recompuso sobre la marcha, citó a unos comerciantes y algunos políticos amigotes de su propia cauda y organizaron campaña presidencial pro Trump. Quién dijo miedo, como si esta intervención en política fuera una política pública de la embajada. Todo esto apareció debatido en Blu Radio. Pero lo que allí no se debatió fue en qué momento habían votado los colombianos por ese adefesio.

Y Trump perdió. Quiero corregir: Trump fue derrotado. Corrijo otra vez: Trump se derrotó. Y también fue derrotado Pacho Santos y, de pura velocidad, por ese hueco se destronchó su eventual candidatura presidencial. Puede ser peor: todavía no sale a superficie si Pacho y con él la embajada de Colombia tuvo algún papel en la contraofensiva histriónica de Trump contra el Capitolio norteamericano. Digo histriónica pues se asomaba como una burla al estado de derecho de esa nación. Todo eso todavía se hincha.

Puede decirse que desde este instante Pacho empezó a devengar sin trabajar. Un olor a mermelada se sentía y lo engordaba. Fue tan evidente que luego, con la pseudo visita vicepresidencial, jamás y nunca un paro nacional pudo haber producido efectos tan contundentes y expositivas muestras de la sangría nacional al frente de un gobierno.

Y lo peor es que Maduro estuvo siempre, es decir, seguía gozando de buena salud y más bien ¡se atornillaba en el poder!

Pero, corrijo, acaso fue eso lo peor. No. Falta algo. Pacho que cae como papaya madura y María Fernanda que restalla cual látigo con su candidatura: jab al hígado y cruzado al mentón.

Por una parte esta candidatura es cortina de humo: oculta el desastre del Centro Democrático y su política exterior. Es muy difícil encontrar en la política colombiana un error estratégico más protuberante y desastroso para un partido y una orientación política. Un orangután con saco leva pero internacional. Quizás es la primera vez que gobierno alguno, a pesar de haber amarrado su burro a un transatlántico, ni siquiera es capaz de llegar a la orilla: zozobró y habita en la sima más profunda de la plataforma continental.

María Fernanda estuvo dispuesta, prestar su cuerpo, a lavarle la cara a su jefe ante el descaecimiento de Pacho. Pero a este la cobra por ventanilla. ¡Quieta, Margarita!, le habría dicho, ¡De aquí no pasas!

Esto da idea de que, quizás, la candidatura de María Efe, no sea en serio. Sería un bluf, para ocultar un error estratégico. Es que esa candidatura es algo en que uno piensa: ¿cómo es posible creer que en semejante cerebro, que no el cuerpo, ¿eh?, ¿pueda caber una sola idea lúcida? Ver nota.

Quienquiera que lea esto puede estar suponiendo que todos estos pseudo estrategas estarían interesados en otra cosa que no sea el dinero. Incluso, dirigidos por Trump que no da puntada sin dedal, solo cabe imaginarse, en cabeza de aquellos comerciantes e industriales que acompañaban a Pacho en su trapisonda trumpista, y en sus políticos disfrazados, (¡quiénes serían?); la mano de monumentales negocios; piensen en los ganaderos, en el oro, el coltán, el petróleo; que se les abren si el gobierno venezolano cae en sus ansiosas manos. ¡Y en la matazón correspondiente!

¡Ay!, la mano de falsos positivos.

Pero perro huevero no pierde el vicio. Ahora nombraron a J. C. Pinzón como embajador en Washington. Alguien duda que lleve entre pecho y espalda cumplir con la misma consigna. Este tipo se hizo sonar como aspirante a candidato presidencial y lo neutralizaron con una embajada. Una embajada podrida, pero que puede tener sus pesos en dólares. Aparentemente se lo quitaron a Santos, pero al parecer como su viceministro de Defensa no acolitó las denuncias que sonaban contra los falsos positivos en aquel mandato nefasto. Eso nos dijo Santos recientemente.

La derrota del Centro Democrático y de su líder, supuestamente epónimo, resuena como un eco, casi como mapalé, con la caída de Pacho Santos. Su descrédito es tal que, es muy posible, no lo descarten por favor, quizás sigan creyendo que Trump no ha perdido la presidencia.

Y si no, ¿por qué nombraron a J. C. Pinzón en esa embajada?

Ah, y todavía siguen soñando estar habilitados para poner candidato presidencial. ¡Ni el avión de carga de las vacunas puede con tanto cinismo!

Pacho Santos resulta ser un rasero para medir los logros de este gobierno, del Centro Democrático y su jefe. Que no se escondan. El paro nacional los puso, de cúbito prono, en evidencia.

Nota. Las ideas no ocuparían espacio-tiempo. Sin embargo. Gilles Deleuze y Félix Guattari, en Mil Mesetas, a propósito de debatir sobre las aecceidades, les confiere tanto valor como si fueren parte del mundo material, sugiriendo que tienen latitud y longitud geodésicas.

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