El cucuteño líder de San Victorino mantiene al rojo a la alcadesa Claudia López

El cucuteño líder de San Victorino mantiene al rojo a la alcadesa Claudia López

Yantsén Estupiñan, quien se inventó el Gran Madrugon que genera 50 mil empleos y vende $ 120 mil millones, propone maneras de combatir los contagios del COVID distintas a las cuarentenas

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agosto 20, 2020
El cucuteño líder de San Victorino mantiene al rojo a la alcadesa Claudia López

Yantsen Estupiñan llegó de Cucuta con una mano adelante y otra atrás a Bogota, hace 28 años. Apenas estudió bachillerato en el Colegio Municipal de esa ciudad y, gracias a un amigo y algunos seminarios que hizo, entró a la aeronáutica civil como vigilante. Una vez, en 1998, sin saber nada de negocios, pasó la hoja de vida como supervisor del centro comercial en San Victorino. Contra todo pronóstico le fue bien. Se inventó estrategias para hablar con habitantes de calle y con comerciantes. En esa época San Victorino estaba azotado por la delincuencia. Escuchándo a la gente, sin usar la fuerza, pudo frenar la ola de atracos. Le fue tan bien que al año fue nombrado jefe de operaciones y desde el 2002 es el gerente del Gran San.

Un persistente que se graduó de abogado a los cuarenta y cinco años, quien ha sido el motor del Gran Madrugón en San Victorino, la exitosa idea de abrir las ventas que hoy reúne a comerciantes minoristas de todo Colombia desde las 4 am hasta las 11 a.m. La caja registradora no para y por eso se oponen a que más cuarentenas les sequen el negocio.

Cuando empezaron en el año 2000, las cosas en el Barrio Santa Inés eran bien distintas. El bazuco mandaba. Aunque el  Gran San estaba desde 1998  a nadie, en sus cabales, se le ocurriría ir a hacer compras a ese lugar del centro de Bogotá, influenciado por el temible  Cartucho. Entonces se llamaba la “Súper Manzana Comercial” y las ventas poco se movían.  La adminsitraciion del alclade Enrique Peñalosa impulsó el Taller de Espacio Público  con lo c ual en 1999 comenzó la transformacion del sector. El ambiente comercial floreció entre el 2001 y 2003.

Mientras se transformaba el barrió, iba cuajando un cucuteño lleno de voluntad y determinación:  Yansen Estupiñan. Su idea, la del Gran Madrugón, había arrancado en las Galerías Nariño de la Súper Manzana. Ahí estaban fabricantes de Cucunubá Boyacá y los ecuatorianos indígenas Desde ese año los sectores más populares de Bogotá, mayoristas de todas partes del país, y comerciantes de Chile, Bolivia y Perú, llegan hasta Santa Inés arrasan con las prendas que se venden en los 750 locales.

Desde entonces 1.500 marcas ofrecen calzado, ropa interior, ropa formal y todo tipo de jeans para mujeres, hombres y niños. Todas las prendas oscilan entre los $15 y 70 mil, lo que para muchas familias es la opción ideal que se tiene para los estrenos de 24 y 31 de diciembre. Una volqueta para niño puede llegar a valer $10 mil.  Es tanta la afluencia de público en épocas decembrinas que le puede dar empleo a más de 80 mil personas y cada local gana a diario cerca de $50 millones.

En localidades como Cazucá, Alquería, Ciudad Bolívar, Fontibón y Fátima no sólo se van a Santa Inés a hacer las compras decembrinas. Familias enteras llegan a arrendar locales o a trabajar en ellos. Alquilar en el Gran San un local les puede costar 500 mil pesos pero lo mejor para ellos es trabajar vendiendo ropa allí: sólo en 24 días de diciembre pueden ganar $8.000.000.

El nuevo frente de lucha que tuvo ya no fue contra la delincuencia que tradicionalmente caracterizó a San Victorino sino contra los chinos. Desde siempre uno de los lemas del Gran San fue el de “Colombiano compra colombiano”. El 90 % de los productos que allí se venden es de fabricantes nacionales. Incluso, una de las prendas que más se vende son los Jeanes Levanta Colas y anti-celulitis, invención colombiana.

Pero desde comienzos del 2011 los comerciantes chinos empezaron a anidarse en ese lugar. En el 2015 los comerciantes nacionales se sentían cercados con la aparición de 17 locales chinos. Competir contra ellos era imposible: llevaban una muestra del jean levanta-colas para su país, la diseñaban igual sólo que costando la mitad del precio. Los chinos vendían con rapidez y se multiplicaban. Sus ventas al final del 2015 ya se contaban en USD$16 millones en ese sector. Ya, a comienzos de 2016, se contaban 44 locales entre la calle 10 y la avenida Jiménez con carrera 10ª y la avenida Caracas. Los levanta-colas los vendían a $12 mil, la mitad de lo que lo vendían en el Gran San.

Pero peor que la expansión de los chinos fue la pandemia. Las pérdidas fueron incalculables. Sin embargo Yantsén Estupiñan no dio el brazo a torcer y encabezó la gran protesta del fin de semana contra la alcaldesa Claudia López. Propone horarios de ventas y turnos de apertura en días intercalados, miércoles, sábado y domingo, combinado con comercio electrónico, pero no cuarentena general.   La fuerza y disciplina de estos comerciantes, motor de la economía en el centro de Bogotá se mide a diario y no darán el brazo a torcer.

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