El círculo vicioso de una dicotomía democrática

El círculo vicioso de una dicotomía democrática

¿Existe algún tipo de gobernanza que pueda garantizar que los extremos más cáusticos de la polarización social no se tomen las administraciones públicas?

Por: Octavio Cruz González
marzo 02, 2018
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El círculo vicioso de una dicotomía democrática

Seguir ignorando que la delincuencia profesional (entiéndase como todo tipo de clanes y alianzas producidas con el único fin de defraudar los erarios) se ha venido apoderando de las administraciones públicas y de los tejemanejes que estos entramados necesitan para desarrollarla viene generando unas consecuencias que aún son imprevisibles para las democracias del mundo.

Ocurre algo parecido con lo que sucede al suponer que todos los grandes capitales del mundo tienen protocolos internos de control ético y moral en sus negocios, y que los aplican con rigor en sus afanes por adueñarse de todo lo que quieren y puedan, respetando así las leyes y las normas expedidas por los Estados, las que fueron originalmente diseñadas y pensadas para proteger, por un lado, a las grandes mayorías de posibles injusticias cometidas por minorías poderosas; y por otro lado para proteger a pequeñas minorías de grandes mayorías, ya sea que estas se produzcan por diferencias políticas, religiosas, culturales y raciales.

Estos son dos ejemplos de errores garrafales que viene cometiendo una humanidad mayoritaria y confundida, pero a la vez manipulada por esas mismas fuerzas poderosas, quienes, en masivas campañas publicitarias, a través de todo el mundo, nos vienen vendiendo un modo de vida que poco a poco está minando la capacidad del planeta y de la propia humanidad.

La pregunta para hacerse en estos momentos de dramática inestabilidad, donde se está poniendo en riesgo el futuro de toda la humanidad, es: ¿existe algún tipo de gobernanza que pueda garantizar que los extremos más cáusticos de la polarización social (ya sean estos de derecha o izquierda) no se tomen las administraciones públicas, como ya lo viene haciendo en muchos países del mundo, y se pueda entonces restablecer el positivismo, en las mentes de las gentes del común, como un parámetro esencial para existir?

¿O será más bien que la humanidad, con la característica de rebaño inscrita en lo más profundo de nuestros genes, no puede hacer nada distinto que seguir, ya sea a líderes o a tendencias, sin poder tener capacidad de análisis ni de conciencia de lo que vienen generando nuestros actos, por más que vengamos distribuyendo destrucción por todas partes como argumento de progreso y desarrollo?

Pareciera ser que las capacidades de análisis y la acumulación del conocimiento son dicotomías humanas, porque teniéndolas no las usamos, y cuando las usamos, terminamos buscando los argumentos más baladíes y ridículos para defender o asumir una mala decisión.

Como ha ocurrido con la guerra emprendida contra las drogas, diseñada con un enfoque policial y punitivo cuando debió ser más de salud pública y educativo, aunque estemos viendo como ésta está destrozando a la naturaleza con la solución que se le ha dado a este problema, haciendo peor el remedio que la enfermedad;  o como ocurre con la carrera armamentista mundial, que lo va hacer explotar como solución a alguna guerra, o con la aplicación y el desarrollo del capitalismo exacerbado, al cual los poderosos defienden como parte de una absurda interpretación de la libertad de empresa y de inversión, siendo al mismo tiempo los dueños del capital y del poder para decidir sobre los demás.

Igualmente, cuando también son ellos los principales testigos de la calamidad ambiental actual, que así y todo siguen impulsando, aun con las frustraciones personales y desastres naturales que se generan al aplicar estas políticas, llevando así a sociedades enteras hacia la drogadicción que propicia la propia frustración, produciéndose entonces este círculo vicioso en el que estamos, donde el poder se acumula en pocos, así éstos sean usuarios de poderosas drogas sublinguales mientras lo hacen, sin importar el cómo, mientras que la desilusión se esparce en todos, drogándonos con la basura que producen para así no saber hasta cuándo.

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