El asesinato que mandó a David Char a la JEP

El asesinato que mandó a David Char a la JEP

Perteneciente a la poderosa familia barranquillera y quien está detenido por el crimen del paramilitar Capulina, es el primer excongresista en prender el ventilador

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agosto 29, 2018
El asesinato que mandó a David Char a la JEP
Fotos: Leonel Cordero Las2orillas.co / Video Fiscalía

En una de las esquinas del Barrio el Boliche, en toda la entrada de Barranquilla, la camioneta de Carlos Posada Flóres, alias Capulina, andaba despacio entre un interminable trancón. Nacido en Medellín y con apenas 27 años, este paisa fornido y alto era el hombre de confianza de Jorge 40 y Don Berna a la hora de extorsionar a los comerciantes de Santa Marta y Barranquilla. La misión más delicada que había cumplido fue meterle cinco balazos en una playa del Rodadero, por orden de su mentor Jorge 40, a Carlos García alias Doblecero, el hombre que había creado el Bloque Metro de las Autodefensas Unidas de Colombia.

Entre el barullo de pitos y autos se movían tres motocicletas, cada uno con un parrillero. Cuando encontraron la camioneta blanca del paramilitar conocido como Capulina, sacaron sus metralletas y empezaron a disparar. Los conductores veían incrédulos el espectáculo. Durante unos treinta segundos las balas chocaban contra los vidrios blindados que poco a poco fueron cediendo. Cuando los vidrios se deshicieron le dispararon siete veces a Capulina y luego le dieron dos tiros de bala en la cara. Los sicarios alcanzaron a entrar a la camioneta y se llevaron una maleta llena de billetes. Esta muerte no sólo acabó con Capulina sino con la carrera política de David Char.

Según el jefe paramilitar Édgar Ignacio Torres alias Don Antonio en declaración a la Corte Suprema de Justicia en 2012, en los días previos a las elecciones legislativas del 2006, David Char se convirtió en uno de sus amigos más cercanos. La relación se estrechaba aún más a la hora de las rumbas. Se llenaban discotecas de Barranquilla con las amigas del político de Cambio Radical, sobrino de Fuad Char, en ese momento senador y cabeza visible de la poderosa familia barranquillera En medio de la rumba, o en algún desplazamiento a la base Corea, el núcleo de las Autodefensas en la Costa Atlántico, entre tragos de Old Parr y canciones del Gran Combo, David Char le pidió a Don Antonio convencer a Gonzalo, jefe político de Jorge 40, de brindarle apoyo para llegar al Congreso.

Era un favor que difícilmente podría cumplirle Don Antonio, a pesar de que sus tentáculos de poder eran largos y poderosos. El paramilitar quien se hizo célebre por haber sido el dueño del Computador de Jorge 40 que desencadenaría el escándalo de la parapolítica, sabía que Gonzalo no iba ayudar a David Char a quien consideraba un pedante privilegiado. Había ayudado a asentar a la controvertida Silvia Guette en la Universidad Autónoma del Caribe y ordenado más de 300 asesinatos entre los que se contaba el del profesor universitario Alfredo Correa de Andreis, pero Gonzalo tenía autonomía y Don Antonio en política prefería no intervenir. Lo único que pudo hacer por David Char fue ordenarles a los empleados del Hospital Materno Infantil de Soledad, que manejaba a su antojo, que votaran por él para el congreso, además de drenarlo financieramente para contribuir a su campaña. Char llego al senado con 30 mil votos en marzo del 2006, elecciones marcadas por la parapolítica.

David Char logró ser elegido para el senado y compartió con su primo Arturo, quien heredó la curul de su papá Fuad Char, en la bancada de Cambio Radical. Foto: archivo ElHeraldo.co

Pero no sería el último favor que le pediría el político a Don Antonio.  Julio Polanía, un empresario barranquillero que se convirtió en el puente con David Char, concertó una reunión entre los dos. Se encontraron en un asado en El Campano, una finca en Baranoa, un pueblo a una hora de Barranquilla. Char llegó al lugar con su esposa y sus hijos. Mientras almorzaban, el entonces congresista se desahogó con Don Antonio: el paramilitar Capulina le había puesto una pistola en la cabeza. La razón: un lote $ 14 mil millones que David Char que tenía a su nombre prestándose a ser testaferro de unos paras.

Capulina lo sabía y se lo había pedido de vuelta, pero Char no quería devolverlo. Creía que al haber sido uno de los políticos más cercanos a la organización merecería quedarse con la propiedad. David Char le propuso a Don Antonio en esa reunión en El Campano que sirviera de puente con Capulina para hacerlo desistir de su pedido o, si no encontraban otro camino, el estaría dispuesto a devolver el predio en paz.

Nada podía aplacar la ira de Capulina. Las amenazas se incrementaron y a Char le empezó a quedar claro que con Capulina no se podía tranzar. No tenía otra salida que quitarlo del camino, así fuera de un disparo. Don Antonio, a regañadientes, aceptó a sabiendas de que Jorge 40, quien, en esa fecha, febrero del 2006, estaba a punto de desmovilizarse, no se lo iba a perdonar.

A comienzos del año, en el 2006, David Char le entregó a Don Antonio $30 millones para el macabro plan. Contaron el apoyo con otros paras del frente José Pablo Díaz como Pedro Soler, alias Aguas. La idea era citarlo en un Kokorico de Santa Marta. Si allí no se daban las condiciones seis sicarios en tres motos lo esperarían en la entrada de Barranquilla para asesinarlo. El día llegó: el 26 de febrero. La reacción de Jorge 40 fue la esperada, pero está vez, contuvo la furia que en otras condiciones habría derivado en una venganza segura para no dañar su entrega en el proceso paz que ya estaba en acordada para el 30 de septiembre.

El congresista David Char logró evadir cualquier vinculación judicial con el crimen durante casi diez años. Pero finalmente el 27 de octubre del 2017 la Corte Suprema de Justicia ordenó su captura en Puerto Colombia. La Corte no solo tenía como pruebas el testimonio de Don Antonio sino los de José del Carmen Gélvez, alias El Canoso y de Mario Rafael Marenco, alias El Gordo.

Char sabe que está perdido y que tiene frente a él, en la justicia ordinaria, un largo horizonte de cárcel. De allí que en  Mayo de este año consideró acogerse a la Justicia Especial para la Paz y puso a su consideración su situación. La petición fue inicialmente rechazada. Tres meses después la sección de apelación le dio la razón, pero con una condición: deberá contarlo todo. Char está dispuesto a prender un ventilador que vincularía a influyentes personas del mundo de la política y los negocios de Barranquilla que terminaron enredados con el paramilitarismo. La verdad empieza a conocerse.

 

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