El año de los esquiroles

El año de los esquiroles

Se oponen a las protestas y manifestaciones, pero se benefician de sus resultados. ¿Dónde queda la coherencia entre lo que se dice y se hace?

Por: German Peña Cordoba
julio 15, 2021
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El año de los esquiroles
Foto: Pixabay

Esquirol es un término poco conocido. Su origen es catalán y significa ardilla. Sin embargo, esta palabra también se adoptó para los rompehuelgas, que son las personas que deciden trabajar mientras otras hacen protestan buscando reivindicar derechos de todos. En este contexto, el esquirol decide no ir a la huelga y se ofrece a trabajar para llenar el vacío que han dejado sus compañeros que sí decidieron salir a luchar por sus derechos e ideales. Esos son, los que en Colombia llamaríamos en lenguaje vernáculo "regalado" o "chimbo".

Ahora bien, los esquiroles o rompehuelgas son personajes muy particulares y peculiares: gustan disfrutar de los beneficios que se logran con las movilizaciones, pero a su vez viven constantemente criticando y oponiéndose a ellas. De hecho, son los que hablan mal de los paros y de los que en ellos participan. Además, normalmente se ponen del lado de los opresores, siendo víctimas de ellos, y nada aportan, solo negativismo, pesimismo y mala energía. Sin embargo, a la hora de las conquistas no renuncian a ellas; por el contrario, disfrutan plácidamente de ellas. Bueno así, ¿no? No existe coherencia ni congruencia en sus posturas, ni en su accionar. El oportunismo es su norma y el vandalismo, su calificación para todos aquellos que sí participan en las protestas.

Con eso en mente, muchas personas que desean participan en las protestas no lo hacen por temor al COVID-19 o porque no gustan de las multitudes, no aguantan el canicular sol o la caminata; no obstante, la mayoría de estas está íntimamente casada con la causa. ¡Eso es comprensible! Pero los esquiroles son otra cosa. Como ciudadanos en democracia, están en el derecho de beneficiarse con oportunismo de todo aquello que no han luchado y se han opuesto, pero si fueran honestos renunciarían a esos derechos conquistados por otros con esfuerzo y perseverancia. Eso se llama congruencia: la coherencia entre lo que se piensa y lo que se hace.

De esquiroles estamos llenos en nuestro medio. Están en las redes sociales y en la calle misma. Dicen altivos “yo no paro yo produzco”. De hecho, producir no es cosa mala, no vamos a satanizar la producción, ni vamos a oponernos a ella, ni a sus medios de producción, estén en el lado donde estén. Producir de manera sostenida es un objetivo válido dentro de cualquier sistema económico, llámese socialista o capitalista. La producción genera riqueza y si esa riqueza producida paga unos justos impuestos estos se verán revertidos en un bienestar colectivo. ¿Qué se busca con esto? Una equilibrada redistribución del ingreso, porque lo contrario genera desigualdad y leyes injustas... y estas leyes injustas generan violencia. ¿Eso es comunismo? No, eso es justicia social.

Así pues, este paro ha servido de laboratorio para producir una vacuna contra el comportamiento esquirol, tan generalizado hoy. Una vacuna para sensibilizarnos y solidarizarnos con ese 42.5 % de pobres en Colombia que sufren. Son 21 millones de colombianos y de ese porcentaje un 15% corresponde a 7,5 millones que viven en la pobreza extrema. ¿Esto es democracia? No, democracia es sinónimo de igualdad. Si no existe igualdad y las diferencias de clases son abismales, por supuesto no existe democracia. Esta situación que nos agobia hoy debería haber estallado en mil pedazos hace mucho tiempo y más con un proyecto político autoritario, cuyo horizonte trazado es destruir los acuerdos de paz.

Pero los esquiroles siguen tan campantes criticando a los que se movilizan y los mantenemos cerquita: están en las filas de los bancos, en el transporte masivo, en los chats grupales y en las redes sociales. ¡Están en todas partes! Sus comentarios son una infinidad de lugares comunes, pero el comentario clásico acerca de los que protestan es "son unos vagos desocupados que no les gusta trabajar y quieren todo regalado". Como carecen de pensamiento crítico y repiten todo lo que les embuten los noticieros, que además piensan por ellos, se olvidan del regalo de Uribito de miles de millones de pesos a través del Agro Ingreso Seguro (AIS), cuyos beneficiarios fueron multimillonarios empresarios del campo en detrimento del campesino pobre. ¡¡Esos sí no son vagos que lo quieren todo regalado!! No se enteran de que en la reforma tributaria del año 2019 se le regalaron 10 billones de pesos en exenciones tributarias a las carboneras, petroleras, transnacionales, etc. A estos no les critican el regalo.

A la final, los Esquiroles son felices criminalizando la protesta pública y alentando el pánico social. En su gran mayoría son gente de clase media o pobre que se ubican en el indignante y nuevo 42.5 % de pobres que tiene Colombia, o sea 21 millones de habitantes. Otros se ubican en ese indigno 15 % que corresponde a 7,5 millones de marginados que viven en la pobreza extrema. No caen en cuenta de que esos muchachos que luchan en las calles para su bien les tumbaron la reforma tributaria, la reforma a la salud y van por la reforma pensional y laboral, que a todos nos perjudican. Quizás los esquiroles cambien con una segunda dosis de la vacuna...

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