Egipto, el barrio en Bogotá que se resiste a perderse en la violencia

Egipto, el barrio en Bogotá que se resiste a perderse en la violencia

Yaga Flow y Mulato, con un proyecto enfocado en la cultura del hip-hop, han conseguido disminuir los conflictos entre las pandillas del barrio

Por: Hugo Idárraga
agosto 05, 2015
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Egipto, el barrio en Bogotá que se resiste a perderse en la violencia
Foto: tomada de armemosparche.net

En una entrega anterior invitamos a nuestros lectores a recorrer y conocer con nosotros las dinámicas sociales que actualmente constituyen parte de la vida diaria del barrio Egipto. Hablamos de la violencia y la inseguridad que ha invadido el barrio desde hace unas décadas y de los ejemplos de vida que han logrado apartarse de esta conflictividad. En esta segunda entrega queremos resaltar un aspecto del barrio tanto o más importante que el anterior: la esperanza de una vida alejada de la mera sobrevivencia.

Tradicional como pocos barrios de Bogotá, –alguna vez llamado “el barrio que mira a la ciudad” y “el guardián de la historia”–encaramado entre las faldas de los cerros más conocidos por los habitantes de la ciudad, el barrio Egipto aún tiene mucho que contar. Sobre todo, la vida del barrio de los últimos años, rodeada por el trabajo constante de diferentes líderes que intentan construir un nuevo futuro, conscientes de un pasado para muchos añorado y de un presente que exige la solución de los conflictos históricos. Yaga Flow y Mulato, impulsores de un proyecto que lleva casi tres décadas de trabajo con la comunidad bajo el nombre de “Egipto Barrio con Ilusión”, han vivido los rigores de la vida del barrio y han visto de frente sus problemáticas, pero, sobre todo, han imaginado las soluciones, han sembrado una nueva esperanza, han construido un espacio en el que las palabras valen más que las armas. Esta es una pequeña parte de sus historias, de las que muchos de los habitantes del sector pueden ser testigos.

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Subiendo desde la famosa iglesia ubicada sobre la avenida Circunvalar, hecha mirador por los turistas y conocida oficialmente como el osario de la Parroquia de Nuestra Señora de Egipto, el visitante puede ir apreciando la arquitectura de las construcciones del barrio Egipto, el cuidado y querido adoquinado de muchas de sus calles, la vasta sabana que amplía su horizonte con cada trecho salvado.

En este camino –que conduce finalmente a la carretera que atraviesa los cerros hacia el municipio de Choachí–, aparecen, como arrulladas en los brazos de los cerros de Monserrate y de Guadalupe, las casas más antiguas del barrio, hechas con adobe y protegidas con tejas de barro, contrastando con aquellas otras más nuevas y al mismo tiempo más excluidas, construidas con los desechos de madera y plástico que la ciudad va desestimando día a día. Esa es la fisionomía del barrio, visible para unos ojos que desconocen sus detalles. Yaga Flow y Mulato, conocedores de esos detalles imperceptibles, se encuentran hoy en una cancha de microfútbol que quieren recuperar como parte de la vida del barrio, así como lo fue hace no muchos años, cuando las familias hacían sus sancochos, espectadoras al mismo tiempo de los partidos de fútbol de cada fin de semana (la cancha misma es hoy parte de los terrenos de expansión de la Universidad Externado de Colombia, pero esta será próximamente una negociación, pues la comunidad no quiere que la cancha desaparezca). Hoy solo juegan los jóvenes de la calle Décima, pero la ilusión es que un día próximo puedan compartir el espacio con los de las otras calles.

Este trabajo con los jóvenes, muchos de ellos pertenecientes a las pandillas del barrio, no es el único que han venido realizando desde “Egipto Barrio con Ilusión”. Como dice Yaga, “esto es solo una parte del trabajo que realizamos, pues nuestro interés principal se dirige al fortalecimiento de la cultura hip-hop de todo el sector”. Sin embargo, gracias a este trabajo con las pandillas, han podido disminuir los conflictos entre ellas y mejorado la seguridad del barrio. “Ese es un de nuestros logros”, dice Mulato, refiriéndose al ambiente más tranquilo que se ha podido palpar dentro del barrio en los últimos años. Para seguir con las palabras políticas de moda, podemos considerar lo que ha pasado en los últimos años como un desescalamiento del conflicto barrial.

El interés por el hip-hop fue el que los juntó por primera vez y el que los armó de motivos para organizarse. A mediados de los años noventas, cansados del incremento de la violencia, un grupo de amigos y familiares se juntaron alrededor del lema ahora convertido en nombre. La ilusión de un pacto de paz entre los grupos en conflicto agrupó a más gente e impulsó varias actividades, como la creación de la obra de teatro intitulada “Rapers del bajo mundo”, las presentaciones musicales dentro del barrio y los graffitis que transmitieron un mensaje de paz y convivencia para todos sus habitantes. De este movimiento de ideas y motivos emergieron varias iniciativas musicales como S.A. Clan y Urban Art, grupos ahora consolidados y parte de la escena hip-hoper de Bogotá; de estas dinámicas nació “Egipto Barrio con Ilusión”, hoy convertida en una de las organizaciones referentes y más respetadas dentro del barrio.

En el desarrollo de estas actividades, junto a la motivación surgida a partir de las diferentes expresiones de la cultura hip-hop, principalmente de la música, “Egipto Barrio con Ilusión” se fue consolidando internamente y ampliando su área de trabajo. Hoy su quehacer abarca desde actividades deportivas con los niños hasta espacios de recreación y encuentro entre los más viejos, pasando obviamente por el trabajo con la población más vulnerable, que es la población juvenil. Gracias a este esfuerzo, hoy cuentan con una agenda articulada de trabajo que se repite, que se nutre y mejora cada año. La importancia de contar con una agenda, o con una proyección organizada del trabajo, significa, para Mulato, que las actividades realizadas ya no son aisladas o coyunturales, sino que “hacen parte de una estrategia consolidada y materializada en cinco líneas de trabajo” dentro del proceso.

La primera de estas líneas o componentes es la de formación, en las áreas como la pintura, el graffiti, la música, la danza, el teatro y los medios audiovisuales. Documentales como Rumichaca o La Gallina, entre otros, son los resultados de la formación con jóvenes y niños del sector. Segundo, el componente de generación de ingresos, clave para desvincular a los jóvenes en riesgo de ciertas prácticas que muchas veces la misma situación social obliga a realizar. El proyecto de “Jóvenes en Paz”, impulsado desde el gobierno de la ciudad, ha sido un espacio muy provechoso, pues allí los jóvenes participantes han encontrado otras fuentes de recursos, otras actividades para el tiempo libre y otro tipo de educación que permite fortalecer sus capacidades individuales y ciudadanas. Al día de hoy, hay decenas de estos jóvenes de la localidad vinculados, con quienes “Egipto Barrio con Ilusión” viene desarrollando un trabajo que atraviesa todos estos componentes. Tercero, el fortalecimiento de la organización barrial y juvenil como parte del disfrute de los derechos colectivos. Cuarto, el componente simbólico, que busca, por medio de la cultura y de la memoria del barrio, reconstruir ciertos imaginarios que permitan generar redes de intercambio y lazos de amistad entre vecinos y entre enemigos históricos. Quinto, el componente de turismo comunitario, aprovechando la localización privilegiada del barrio, la historia antigua que éste guarda, la vista de la ciudad por la que una vez fue reconocido este lugar, por su cercanía con el centro histórico y político de Bogotá y Colombia, por su arquitectura, sus costumbres y la huella de saberes que aún viven en los intersticios de sus calles.

Estas líneas de trabajo son el mapa de la ruta trazada, donde cada una de las actividades permiten alcanzar las metas ligadas a cada línea. De entre estas actividades Yaga y Mulato resaltan aquellas que con el paso de los años han ido convirtiéndose en casi que instituciones del barrio. Así, en agosto se celebrará una nueva versión del festival anual “Egipto Barrio con Ilusión”, que este año contará con la participación de otros géneros musicales diferentes al hip-hop, “aquellos que hacen parte de los gustos cotidianos de la gente del barrio”; en septiembre, con la excusa del día del amor y la amistad, se organizará un bazar de integración con la comunidad, dando visibilidad a a la estrategia; en octubre, la fiesta de Halloween será la oportunidad, por un lado, de realizar una gran actividad con los niños y niñas y, por el otro, de fortalecer la línea de turismo comunitario, por medio de la reconstrucción de la historia del barrio; en noviembre, el lanzamiento del segundo compilado de música realizada por los jóvenes del barrio como muestra de los resultados de los talleres en formación musical; y en diciembre, acompañando a la comunidad en las tradicionales fiestas de velitas, de las novenas y del ya famoso día de los reyes magos, celebrado desde hace más de 100 años en el barrio. Así entonces, las actividades programadas se integran a la vida diaria e histórica de Egipto, ligando un trabajo de transformación social con la historia y la cultura particular del sector.

Hoy en día, “Egipto Barrio con Ilusión” hace parte de la estrategia Armemos Parche. Por medio de ella han encontrado otros apoyos y conocimientos, otras personas que se han vuelto cercanas, nuevas amistades y nuevas motivaciones para seguir trabajando no sólo dentro del barrio, sino en las otras localidades en las que los diferentes procesos sociales de Armemos Parche realizan sus proyectos. Esta articulación les permite consolidar mucho más su trabajo barrial y apoyarse en los conocimientos y experiencias de los otros parches. Armar Parche es juntarse para crear; “Egipto Barrio con Ilusión” está creando, día a día, otra vida para su barrio.

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Con la tarde llegan las nubes a cubrir las montañas más cercanas; con ellas, la fina y abundante lluvia, tan conocida por estos sectores. Los partidos ya están por acabar, los vecinos se han acercado al parque y ha llegado la hora del almuerzo. Con esfuerzos propios, “Egipto Barrio con ilusión” ha recogido el dinero suficiente para ofrecer un almuerzo a los deportistas y las familias que han venido apoyando el proceso, a la señora que dejó pegar el cartel de la jornada y a la que ha prestado su casa para calentarlos. Todos muestran una sonrisa como agradecimiento. Ese es el gesto que anima a Yaga y Mulato a seguir trabajando, para que nunca desaparezca del rostro de las gentes de Egipto.

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