A dos años del Acuerdo final, seguiremos adelante
Opinión

A dos años del Acuerdo final, seguiremos adelante

Pese a la cantinela contra los Acuerdos. la actitud del nuevo partido Farc no es negativa. No piensa dar paso atrás, la guerra, las armas y la violencia están en el pasado

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noviembre 30, 2018
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Se cumplieron los dos años de la firma del Acuerdo Final de Paz en el teatro Colón de Bogotá. Para conmemorarlo, se realizó un concurridísimo acto en el centro cultural Gabriel García Márquez en la calle 11 con carrera 6ª, a unas cuadras del Palacio Presidencial y el Ministerio del Interior. Estuvieron presentes varias personalidades de la comunidad internacional, del Centro de Memoria, de las víctimas del conflicto, del partido FARC, de múltiples partidos políticos.

El gran ausente fue el gobierno de Iván Duque Márquez, y como era apenas de esperarse, el partido del Centro Democrático. Ni siquiera por cortesía acudieron a la invitación. Quizás pensaron que no lo merecía. La ceguera es así. Son miles las vidas de colombianos y colombianas que se salvaron con esos Acuerdos, hay muchas regiones del país en las que floreció la vida y el progreso. La inversión ha crecido en muchos sectores estancados. Eso solo merecía un reconocimiento.

La cantinela contra las Acuerdos ya suena a terquedad, a palabrerío sin sentido. Hay quienes insisten contra toda evidencia, que en Colombia no hubo nunca guerra, que eso fue una invención de Santos y Timochenko, para sellar un pacto que le asegurara el premio Nobel al primero y la impunidad al segundo. Como si el país y la comunidad internacional estuvieran formados por zombis a los que se pudiera manipular de esa manera.

Si algo caracteriza los Acuerdos, por encima incluso de las modificaciones unilaterales impuestas por la presión de sus enemigos, es precisamente su aptitud para garantizar la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición. Es decir, su declarada vocación contra la impunidad. Si dejan funcionar la JEP, la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, la Comisión de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, lo que menos habrá al final será impunidad.

 

 

Si dejan funcionar la JEP, la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad,
a Comisión de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas,
lo que menos habrá al final será impunidad

 

 

Lo cual explica todas las patrañas tejidas por ciertos sectores políticos contra el Sistema Integral pactado en el punto 5 de los Acuerdos de La Habana. ¿A quién puede interesarle que los terceros, los altos funcionarios y agentes del Estado no militares, no deban comparecer ante esta justicia, con independencia de los crímenes que hayan podido cometer? ¿Y quién puede querer que los militares implicados en crímenes atroces tengan un régimen excepcional sobre todos?

Pues ni más ni menos que los últimos responsables de estos crímenes de lesa humanidad. Si algo quedó de manifiesto con los Acuerdos de La Habana es que en el conflicto hubo dos partes, y no solamente una insurgencia a la cual culpar de todo lo acontecido en el país durante medio siglo. Y lo que quedó pactado en ellos es que los excesos inhumanos cometidos por cualquiera de los bandos deben ser tratados con el mismo rigor. Uribe y los suyos aborrecen esto.

La sola posibilidad de que pueda florecer la verdad los llena de pánico. Recién intentaron un pacto político para impedirlo, pero finalmente se les vino a pique. El Acuerdo quedó tal cual. Lo que sí consiguieron hundir fueron las circunscripciones especiales para las víctimas del conflicto, algo que volverá a plantearse en las próximas sesiones ordinarias. Como quién dice, que las víctimas jamás puedan conocer la verdad, ni gozar de derecho político alguno.

 

Rodrigo Londoño habló sin apasionamientos. Foto: Archivo Partido FARC

 

El día de la conmemoración, por encima del desprecio del gobierno nacional, escuchamos las palabras del senador Roy Barreras, como representante de los plenipotenciarios oficiales que firmaron el Acuerdo. La seguridad jurídica de lo acordado en La Habana no surgirá de las amenazas de extradición, afirmó. Lo que se requiere es más y más cumplimiento de lo pactado. Un Acuerdo que no fue de un gobierno, sino del Estado colombiano en su conjunto.

Rodrigo Londoño habló sin apasionamientos. Mal haría la FARC en afirmar que nada se ha cumplido, pero es larga la lista de puntos que aún se hallan pendientes. En materia de tierras, de participación política, de garantías y derechos humanos, de víctimas, de sustitución de cultivos de uso ilícito. Los guerrilleros y guerrilleras privados de su libertad, la patraña del fiscal para extraditar a Santrich, los temores que con alguna razón se apoderaron de otros excombatientes.

Pese a ello la actitud del nuevo partido no es negativa. No piensa dar paso atrás, la guerra, las armas y la violencia están en el pasado. No volverán a ser nuestra alternativa. El nuestro es un país cargado de historias de agresión, de venganzas, de muertes y dolores. La cultura de solucionarlo todo por las malas no puede seguir siendo lo que prime. Las FARC le apostamos a eso, de ahí nuestra dejación de armas. Por nuestra cuenta no habrá una lágrima más en Colombia.

El Estado, lo cual incluye a Duque, se comprometió a hacer también lo suyo. El mundo entero lo observa. Berta Freitas, del Nogal, nos enseña a todos el camino a la grandeza.

 

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