Digo sí a la adopción gay

Digo sí a la adopción gay

Por: Jaime Andrés Fajardo Bastidas
febrero 09, 2015
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Digo sí a la adopción gay

Faltaban tan solo unos pocos días para irme del país y seguir avanzando en mis estudios. Con el ánimo de compartir con mi mamá y mi tía decidí pasar el día entero entre reuniones y trancones en la hermosa capital del país, mi ciudad Bogotá. El reloj marcaba las 3:00 p.m. cuando nos dirigíamos a una vivienda en la localidad de Suba. Una de esas localidades donde los contrastes muestran lo desigual que puede llegar a ser una ciudad. Llegamos a un conjunto de casas, me bajé del carro y mientras mi mamá hablaba por teléfono pregunté por el número de la casa a la que nos dirigíamos. En la entrada nos esperaba una señora, que después supe era hermana de mi abuelo. Entramos, era una casa limpia, de dos pisos en un conjunto de vivienda de interés social, en la cual se respiraba vida.

Entre chocolate, queso y pan aparecieron tres niños. Un niño que parecía tener entre 3 y 4 años, una niña de aproximadamente un año y medio y otra pequeña entre brazos que no alcanzaba el año. Sin saberlo, asumí que los niños eran hijos de la hija de la dueña de la casa. Mientras hablábamos de la vida yo repartía mi tiempo jugando con el niño, escuchando a los que hablaban alrededor y mirando a la niña menor de un año, pues su gesto, se veía un poco triste. Durante la conversación me fui enterando que los niños entre ellos no eran hermanos, que allí durante un tiempo vivían para posteriormente ser adoptados. Yo no podía creer que estos niños a esas edades ya les había tocado batallas de gigantes para poder sonreír. El pequeño niño con la pelota había sido maltratado por su madre. La niña que yo consideraba era la mediana, era la menor y había sido abandonada por sus padres. Mientras que, la ultima a quien yo miraba fijamente tenía un año y medio, pero su peso era muy bajo dado que sus padres antes de llegar a este hogar no le daban la alimentación adecuada.

Ese momento me confrontó conmigo mismo, pues he tenido una vida, que a pesar de los bajones, ha sido fácil. He contado con mi familia y amigos incondicionalmente, pero estos tres pequeños a esas edades ya habían dado una larga batalla para ese día estar sonriendo. Quien hacía el papel de madre se lo tomaba enserio y era feliz con ellos, les daba de comer y les hablaba con el amor que solo una madre sabe hacerlo. A ella el estado le paga una “miserableza” por cuidar estos niños, es sin duda más un acto de amor que de necesidad. Acto que se ve más en las clases económicas bajas que altas o medias.

Escuchar las historias de estos tres héroes y saber que son miles los que viven en estas condiciones me llevó a cuestionarme mi forma de vida. Saber que puede ser cualquiera al que le pase esto, me puso a pensar con vehemencia acerca de un tema que es muy controversial en mi país, la adopción de niños por parte de parejas gay. Tengo amigos y familiares que son gay y lo único que puedo decir es que son seres humanos, nada cambia entre ellos y yo, solo los gustos sexuales. Algo que sí cambia es la forma cómo la sociedad los señala, reduciendo al ser humano única y exclusivamente a su orientación sexual. Somos más que eso, ¿no?

Saber que he podido estudiar, comer, vestirme, ir al medico, sonreír y realizar mis sueños gracias a mi familia me hizo preguntarme ¿por qué en Colombia algunas personas prefieren que los niños crezcan en condiciones no adecuadas que dentro de una familia donde hayan dos padres o dos madres?, ¿es acaso la orientación sexual de un ser humano un argumento para decirle que no debe tener hijos adoptados?, ¿es eso suficiente en un país donde un niño a los dos años es viejo para ser adoptado? Para mi criterio no lo es.

Y digo que no lo es porque lo importante no es lo que yo piense, ni lo que diga mi religión. Lo importante es el niño, es que pueda vestirse, ir al colegio, ir al médico, ser escuchado, en resumen lo importante es que el niño sea feliz. A mi no me importa quiénes sean los papás del niño siempre y cuando él crezca en un ambiente sano, y creo que el ambiente sano no se define por la orientación sexual de ninguna persona, pues conozco padres heterosexuales buenos y malos o ¿usted no?.

Tenemos que dejar esos tabúes, pues hay niños esperando por tener una familia y por el capricho de algunos no me parece que esos niños sigan esperando hasta que crezcan sin un patrón de apoyo incondicional, el cual es dado por un hogar. Creo que al igual que las parejas heterosexuales que queramos adoptar, las parejas gay deben someterse a un estudio riguroso que dictamine si estamos aptos o no para darle la posibilidad de vida a una vida.

@Jaimeandresfaba

En otros temas: Aplaudo el día sin carro y sin moto, la única forma de aliviar el pésimo tráfico de la capital es usando el transporte público así que ciudadanos y gobierno a ponernos las pilas.

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