Diego Molano: el mejor petrista
Opinión

Diego Molano: el mejor petrista

En muchos de los asuntos que movieron a los votantes por Petro a la presidencia, estuvo circundando Molano. Ahora puja por la alcaldía de Bogotá...

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febrero 09, 2023
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Por alguna o muchas razones, con la aspiración de Diego Molano a la alcaldía de Bogotá no puede uno menos que recordar y volver a comentar cosas del estupendo libro Las leyes fundamentales de la estupidez humana, de Carlo M. Cipolla.

El autor, profesor de números, aborda allí con ironía asuntos del crecimiento económico, y sostiene con demostraciones aritméticas que hasta alguien malvado causa un daño a otra persona obteniendo un provecho relativamente igual (daño y ganancia); pero una persona estúpida causa un daño inesperado, sin razón alguna, a un grupo de personas, “sin obtener al mismo tiempo un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio”.

Nuestra vida está salpicada de ocasiones, dice, en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, apetito, tranquilidad y buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daños, frustraciones y dificultades, sin que vaya a ganar absolutamente nada con sus acciones. Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace.  Y agrega, la persona inteligente sabe que lo es; el incauto está penosamente imbuido en el sentido de su propia candidez. Al contrario, estos personajes no, y esto contribuye a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su acción devastadora.

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En abril del año pasado, cuando avanzaban elecciones entre profunda pugnacidad, en esta misma columna se publicó “Si Molano se mantiene, Petro gana”

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En abril del año pasado, cuando avanzaban elecciones entre profunda pugnacidad, en esta misma columna se publicó “Si Molano se mantiene, Petro gana”. Se trataba de un punto de inflexión a partir de la operación militar en Puerto Leguizamo – Putumayo que dejó 11 personas muertas. En el Congreso se debatía una moción de censura a Molano, entonces ministro de Defensa, por la operación militar que dejó 11 personas muertas, incluyendo indígenas y líderes comunales. Un abismo. Duque con obstinación decidió mantener a Molano, todo se justificaba en la fotografía de un hombre con un fusil; no hubo explicaciones sólidas, Molano entonces permaneció, siguió siendo lánguido ministro y, pues, ya se sabe.

Recordemos que Molano y su jefe reivindicaban como méritos personales para su cargo en el ministerio de Defensa haber estudiado en el colegio Patria y haber nacido en el Hospital Militar. Recientemente posesionado, también se recuerda, transitó como si nada por la protesta de 2021 en la que se cometieron atrocidades que darán largo debate en la memoria y la historia.

Antes, siendo concejal de Bogotá, el mismo Molano había tirado como un resoplido la idea construir un “protestódromo”, un lugar para unas 50.000 personas en donde pudieran manifestarse sin dañar cosas.

Mejor dicho, en muchos de los asuntos que contribuyeron a que los votantes se decidieran por Petro a la presidencia, estuvo circundando Molano. Y con esa fórmula, con esa lúcida receta, se hace nuevamente presente para pujar por la alcaldía de Bogotá, una ciudad cansada, una villa en llamas, colmada de desorden, trancones y criminalidad; una ciudad de preferencia petrista, una ciudad que definió la presidencia actual.

Con esa fórmula --hay que ser muy ingenuo o muy ….--  Molano se enfrentaría en Bogotá a Gustavo Bolívar o a Guillermo Alfonso Jaramillo, candidatos en cierto modo representativos de la izquierda, o en fin a cualquier otro candidato de cualquier tendencia con un poco menos de fallidas referencias en su trayectoria que las del propio Molano.

El exministro de Defensa, pues, se registra de este modo en la pantalla como garantía de éxito para el petrismo, esta vez en la contienda por la alcaldía de Bogotá. Como si se tratara de una selección múltiple, la pregunta sería: Molano sigue ahí apareciendo y aspira a un nuevo cargo, porque: a. No se percata; b. No le importa; c. Por lo de Cipolla.

 

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