Diatriba contra las barras bravas

Diatriba contra las barras bravas

'Esos barristas asesinos y de mentes vacías se merecen estas palabras y otras más fuertes'

Por: Roberto Bermejo Cárdenas
noviembre 04, 2015
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Diatriba contra las barras bravas
Foto: tomada de poliradio.poligran.edu.co

“Es sólo fútbol” escuché muchas veces, “tú no le has encontrado el significado al fútbol”, pensé otras tantas. Es que para mí el fútbol sí tiene una definición muy clara; simplemente lo es todo. Pienso en fútbol, hablo de fútbol, leo sobre fútbol, desde que me despierto hasta que me acuesto. Son innumerables los momentos en que mi único desahogo ha sido sumergirme en todo lo que enmarca a este bello deporte, y por eso creo saber de lo que hablo cuando de fútbol se trata. Ya he mencionado la palabra fútbol casi una decena de veces en tan sólo un párrafo, no queda difícil deducir que es mi obsesión, o mejor dicho mi pasión.

Obsesión proviene del término latín obsessĭo que significa asedio. No es esta precisamente la palabra que quiero usar para describir mi sentimiento por el fútbol. Suena un poco negativa, por lo tanto creo que le quedaría mucho a mejor a todos esos integrantes de las barras bravas que dicen ser amantes del fútbol.

Sí, esos que tienen una perturbación mental producida por su fanatismo a un equipo en particular. Muchos de ellos ni siquiera entienden este deporte, a duras penas sabrán qué es un fuera de lugar. A ellos no les importa entenderlo, sólo les interesa que su equipo gane así sea matando a los jugadores del equipo contrario.

Son capaces de aliarse con Al Qaeda o con las FARC con tal de que eso les permita restregarles su victoria a las barras bravas de los otros equipos. Es que ellos no miran más allá de sus narices. He conocido a varios que no tienen la más mínima idea de cuál es el sistema táctico que implementa su propio equipo, y que para rematar tampoco pueden recitar los nombres que conforman la plantilla de jugadores. ¿Es eso un hincha?

Siempre me he hecho la misma pregunta: ¿Qué es lo que ven cuando van al estadio? Sólo sé que fútbol no es la respuesta. Ya parecen es un montón de robots programados para hacer siempre lo mismo: insultar por medio de unos cánticos carentes de creatividad y destrozar todo lo que se encuentran en su camino. Déjenme decirles queridos barristas que el fútbol nada tiene que ver con eso.

Son tan fastidiosos que uno no puede pasar tranquilamente por el puente de Trasmilemenio del Campín sin que uno de ellos pida limosna. Terminan entrando al estadio con nuestra plática, una inversión nada rentable. Le damos las monedas para que una vez dentro ellos cometan el inteligente acto de darle la espalda a la cancha ¡En qué cabeza cabe eso! A veces le ponen más atención a lo que hace la barra brava del otro equipo que al propio partido. Eso es como ir a la Pesquera Jaramillo para pedir punta de anca a la plancha, es igual que entrar a un concierto y taparse los oídos.

Una de las tantas razones por las cuales estos seres me parecen tan molestos es porque parece que nunca comprenderán que este deporte debe ser una expresión de paz y armonía, no una oportunidad para descargar la violencia y el odio que invaden su interior. Sus cerebros no son conscientes que como cualquier deporte, el fútbol funciona bajo la premisa del respeto donde la diversidad de gustos no tendría por qué ser un problema. Son ellos junto a muchos directivos los que se encargan de dañar la reputación del fútbol.

Se autoproclaman hinchas pero sólo son un montos de vagos que poseen todas las características necesarias para hacerse merecedores de la distinción de la triple D: desadaptados, desocupados y delincuentes. Las barras bravas son un grupo de fanáticos –no hinchas, fanáticos- de un equipo cualquiera que pregonan que su equipo es el mejor y están dispuestos a matar por ello. De hecho, no tienen el menor reparo en asesinar.

En lugar de llenar los estadios, lo que están haciendo es alejar a las familias de ellos. ¡Que alguien los extermine ya por favor! Por qué no son ellos los que están en peligro de extinción en lugar de las varias especies de animales absolutamente inocentes. Estudien o consigan un trabajo, pero por favor dejen de apuñalear a los jóvenes con camisetas de otros equipos. Esos barristas asesinos y de mentes vacías se merecen estas palabras y otras más fuertes. Yo ya les di mi diagnóstico: son el cáncer del fútbol.

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