Del Consulado de Colombia en Buenos Aires y otros demonios

Del Consulado de Colombia en Buenos Aires y otros demonios

Nadie se queja de los atropellos, pero hay que pagar 80 mil pesos por la autenticación de una firma

Por: Fabio Andrés Olarte Artunduaga
noviembre 12, 2015
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Del Consulado de Colombia en Buenos Aires y otros demonios
Foto: tomada de eluniversal.com.co

Lo mejor que le puede pasar a cualquiera de mis compatriotas, al momento de ir al Consulado de Colombia en Buenos Aires, es tomarse un juguito de maracuyá o comerse una arepita rellena. Y todo gracias a que, frente a la entrada del edificio situado en la calle Carlos Pellegrini 1135, se ubican algunas muchachitas que, cargadas de jarras y canastos repletos de deliciosas comidas y bebidas, nos hacen pasar un buen momento en medio de todo lo malo que debemos soportar los colombianos cuando tenemos que ir a la sede consular que dirige actualmente el señor Everardo Murillo Sánchez, un economista mimado por el ministro de Defensa Luis Carlos Villegas. Porque, la verdad sea dicha, en el consulado casi todo anda mal.

El horario de atención al público que maneja el Consulado de Colombia en Buenos Aires es una vergüenza. Tan solo cuatro son las horas que, diariamente, y de lunes a viernes, trabajan para nosotros –los colombianos que los mantenemos con nuestros impuestos- los ocho funcionarios que desempeñan sus cargos a escasas cuadras del obelisco porteño que, al parecer, nos mira desde arriba y lanza una carcajada sobre nosotros, de la misma forma en que se ríe en nuestra cara el gobierno colombiano, pues pareciera que el presidente Juan Manuel Santos y la canciller María Ángela Holguín no se han enterado que, solamente durante los seis primero meses del 2015, en la Argentina se radicaron 11.422 ciudadanos colombianos, lo que es igual a que toda la población de Aranzazu, Caldas, se hubiera desplazado, en un semestre, a la capital del país gaucho.

Hace poco, con el objetivo de acabar de una vez por todas con el problema de superpoblación de ciudadanos que estaba azotando a las oficinas del consulado, lo que hacía que todo fuera más lento, se tomó la arbitraria decisión de seleccionar ciertos días de la semana para que se realicen trámites específicos. Por ejemplo: se destinó el día viernes para realizar todo tipo de diligencia vinculada con el registro civil. Lo que en principio apoyé, porque me pareció una forma pertinente de alivianar la conglomeración de personas que asistían diariamente a la sede diplomática, resultó ser una medida mezquina y poco planificada, teniendo en cuenta el calendario laboral del consulado, que cuenta con más feriados que cualquier otro en el mundo. Argentina y Colombia son los países con mayor cantidad de días no laborables, lo que significa que hay una cifra total enorme de jornadas en las que el consulado está cerrado, haciendo que, por ejemplo, se presente el caso de que haya dos lunes consecutivos en los que el consulado no presta sus servicios al público. Algo que, evidentemente, afecta los intereses de cientos de colombianos radicados en el país del sur.

Hablar de los costos de los trámites que maneja el consulado es, sinceramente, algo doloroso. Que una apostilla –que no es más que un simple sello- cueste el equivalente -en pesos argentinos- a 10 dólares, y que una legalización valga 9 es un exceso, máxime si tenemos en cuenta la estrepitosa devaluación que ha sufrido la moneda argenta en los últimos años. Que un pasaporte ordinario cueste 140 dólares y uno ejecutivo 209 es un abuso tremendo. Debe ser que la cancillería estipuló esos precios porque, al igual que el pueblo ignorante, piensa que un sinónimo de vivir en el exterior es la riqueza. Imposible tener una visión más miope del asunto. Parece ser que al gobierno Santos le cuesta comprender que la mayoría de personas que nos hemos radicado en la Argentina durante los últimos años no somos más que una agrupación de jóvenes que tuvimos que salir volando o rodando de Colombia porque allá, lamentablemente, no teníamos la posibilidad de acceder a un empleo digno o a un sistema de educación público, gratuito y de calidad, a menos de que fuéramos todos amigos de un ministro, como es el caso del señor Murillo y su compinche Villegas. La autenticación de una firma, para que en Colombia comprendan la gravedad del asunto, cuesta 28 dólares, lo que es idéntico a pagar actualmente en Bogotá o cualquier ciudad del país casi 80 mil pesos por ese servicio que allá cuesta máximo 3 mil pesos. ¡Un descaro!

El señor Everardo Murillo Sánchez, cónsul general de Colombia en Buenos Aires, obtiene una remuneración mensual de 3.543 dólares, según el decreto número 2348 que firmó la señora María Ángela Holguín el 20 de noviembre del 2014. Una cifra bastante lejana a los 500 dólares que gana, en promedio, un trabajador raso en la Argentina, lo que hace que la realidad de Murillo sea completamente diferente a la del resto de colombianos que vivimos acá. Por eso, indudablemente, él no se queja ante la cancillería para que se llegue a alguna mediación que, en última instancia, beneficie a los colombianos de a pie, a quienes nos resulta prácticamente imposible realizar cualquier tipo de trámite en la sede consular, por cuestiones económicas, más allá de que es terriblemente injusto que existan estas tarifas tan apartadas de la situación financiera real del país en el que residimos. Argentina no es Suiza ni Alemania, en términos económicos. Los colombianos que vivimos acá no somos millonarios.

En cualquier caso, y lo que me parece aún más lamentable, es que no hay un solo colombiano que viva en la Argentina que se queje por estos atropellos. Por eso es que, seguramente, en el consulado ellos –los funcionarios- están tan tranquilos tomando sus tazas de café que les mandan desde nuestro país. El colombiano que vive en el exterior, en suma, continúa estando acostumbrado a agachar la cabeza y no reclamar ante la injusticia. Eso, sinceramente, es más triste que ver cómo el Consulado de Colombia en Buenos Aires se convirtió en el dolor de cabeza más grande de la mayoría de colombianos que residimos en el hermoso suelo argentino.

 

@andresolarte
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Fotografía del Consulado de Colombia en Buenos Aires. Fuente: blogdebanderas.com

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