De Wuhan a Suan, y otras crónicas de la pandemia

De Wuhan a Suan, y otras crónicas de la pandemia

A un año del inicio de la pandemia que muchos subestimaron al inicio se siguen conociendo historias sobre ella

Por: ADALBERTO DEULOFEUT PRADO
mayo 19, 2021
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De Wuhan a Suan, y otras crónicas de la pandemia
Foto: Pixabay

Mariano Páez Eucaro, de profesión docente, 47 años, asiduo televidente de las noticias diarias de todos los noticieros de la televisión y en todos sus horarios, a mitad del mes de diciembre de 2019 prestó particular atención cuando escuchó que informaban acerca de una nueva y rara forma de neumonía que había empezado a propagarse en China, concretamente en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei.

En los días siguientes siguió escuchando la información sin que le pareciera que se agregara nada nuevo, a lo cual ya estaba acostumbrado. Sabía de memoria que las noticias tenían cierta vida útil, conforme las características del suceso y los intereses de sus protagonistas. Y el poder.

Pero ya para final del año la noticia se difundía con cierta preocupación y se empezaba hacer saber al mundo de la existencia de un virus que, hasta ese momento, había contagiado a unas cinco personas y todas ellas tenían un elemento en común: habían estado en un mercado popular de Wuhan y estaban presentando síntomas similares: fiebre, malestar general, tos seca y dificultades respiratorias. Un mercado nada higiénico, puerco, si nos atenemos a las repulsivas imágenes que los noticieros mostraban al mundo y que sugirieron que el virus pudo transferirse de los animales a los seres humanos, pues animales vivos desde los más comunes hasta los más exóticos se albergan ahí para el consumo de los humanos de esa región del planeta.

(Análisis posteriores mostrarían que la asistencia de personas a hospitales de Wuhan se incrementó por cuenta de consultas relacionadas con problemas respiratorios, sin aún saberse que se tratara del SARS-CoV-2, un nuevo coronavirus).

De todas maneras siguieron otras andanadas de noticias y la del virus en esa lejana región del mundo siguió siendo para el profesor Mariano una noticia más de las calamidades que ya solían suceder cada cierto tiempo a nivel local, nacional o mundial, la mayoría causa del mismo hombre y la mayoría gobernantes. Además, en los noticieros daban paso de las noticias malas a la sesión deportiva o de farándula sin mayor recato y en cuestión de minutos el volumen de información variada le hacía también variar los ánimos de aquellos días.

En efecto, se acercaba el final del año, la nostalgia de diciembre lo tenía fastidiado y cada día le resultaba muy difícil de llevar. Lo de diciembre era en serio y la nostalgia era su ánimo más recurrente. Sería bueno que algo nuevo sucediera, pensaría.

El 31 de diciembre de 2019, el profesor Mariano, pegado a las imágenes de la televisión, atendiendo con sumo cuidado, escuchó que la Comisión Municipal de Salud de Wuhan reportaba un conglomerado de casos de neumonía. En pocos días se determinaría que estos casos eran ocasionados por un nuevo coronavirus.

Del 2019 se pasó al 2021, un año nuevo que prometía sus propias expectativas, como todos los años nuevos. A nivel informativo, propósito central de esta crónica y sus apéndices, la noticia de la enfermedad siguió acaparando los noticieros, periódicos y medios informativos de cuanta índole ya hoy día existen, impresos y en internet.

A estas alturas, el profesor Mariano fue variando de noticieros y ampliando sus consultas para entender de mejor forma de qué se trataba y en su celular abría con sumo interés las notificaciones informativas relacionadas con el tema, ahora más asociado al mercado de Wuhan. También empezó a conocer y a consultar sobre esta población (Wuhan) de la cual nunca antes había tenido conocimiento. Encontró que Wuhan era la ciudad más poblada en la zona central de la República Popular China, localizada en la confluencia de los ríos Yangtsé y Han y con una población de aproximadamente 11 millones de habitantes en un área de 8467 km², incluyendo su área citadina o metropolitana.

Se empezó a difundir cierta acusación relacionada con la culpa de los chinos como responsables del virus, de igual modo algunos gobiernos contrarios a esa nación oriental acusaban en conjunto al régimen chino y a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por lo que consideraban su acomodado manejo de la situación y de las medidas para evitar que el virus se escapara de Wuhan y de toda China.

Se difundió también noticia sobre presunta desaparición de los médicos y científicos chinos que presuntamente tenían conocimiento sobre el origen del virus o incluso sobre su manipulación en laboratorio. Se podría ahondar en otras revelaciones relacionadas.

Volviendo a los animales, se achacó culpa desde el pangolín hasta el tejón turonó, dejando como sospechosos al pangolín, la serpiente y el murciélago. Ya sabemos que los chinos gustan de todas las carnes, de las más conocidas hasta las más exóticas.

El 4 de enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) hace público en la red de comunicación Twitter la existencia de un conglomerado de casos de neumonía en Wuhan, sin fallecimientos a la fecha. La OMS informa que se realizarán las investigaciones del caso.

El 13 de enero de 2020 se confirma oficialmente el primer caso de COVID-19 fuera de China: En Tailandia.

Para finales del mes de enero, en España, el Centro Nacional de Microbiología confirma el primer caso positivo por SARS-CoV-2. Se trató de una persona de nacionalidad alemana, de un grupo de cinco, que fueron ingresadas y aisladas en el Hospital Virgen de Guadalupe de La Gomera.

El 11 de marzo la OMS declara la situación de pandemia por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.

​En Colombia, el 6 de marzo de 2020 el Ministerio de Salud y Protección Social confirma el primer caso de la enfermedad COVID-19, una mujer de 19 años procedente de Milán, Italia.

El gobierno colombiano declara la Emergencia sanitaria mediante Resolución No. 385 del 12 de marzo de 2020, hasta el 30 de mayo. En lo sucesivo el gobierno iría extendiendo la medida y expidiendo una serie de decretos y medidas conforme la evolución de la situación.

El 18 de marzo el presidente Iván Duque le anuncia al país las primeras medidas económicas y sociales, en el contexto de la declaratoria del Estado de emergencia por la presencia del SARS-CoV-2 en Colombia.

El 21 de marzo de 2020 el Ministerio de Salud y Protección Social confirma el primer fallecimiento por COVID-19 en Cartagena, un taxista de 58 años. Según las informaciones oficiales el día 4 de marzo había transportado en su vehículo a turistas italianos y dos días después presentó tos con expectoración, fiebre y dificultad respiratoria. El hombre padecía de hipertensión y diabetes no tratadas.

El taxista fue atendido desde el 13 de marzo en una clínica de Cartagena y su muerte se produjo 3 días después. Como caso curioso se supo que las dos pruebas realizadas al infortunado taxista resultaron negativas, mal tomadas estas pruebas, se dijo, pero exámenes realizados a una hermana del fallecido (quien había cuidado al hombre) dieron positivo para COVID-19 y se concluyó que la única fuente de contagio había sido su hermano fallecido.

Informaciones futuras a esta crónica darían cuenta también de presuntos contagios desde mucho antes del reporte oficial, concretamente desde las fechas relacionadas con el Carnaval de Barranquilla que celebró la ciudad del 22 al 25 de febrero de 2020, aunque en la ciudad los Carnavales se inician desde que se acaba el año cada 31 de diciembre y las emisoras locales lo anuncian con publicidades y canciones relacionadas con estas fiestas tradicionales.

Ya en el año 2021, inmersos en la pandemia, no hubo carnavales, pero se evidenciaron la realización de innumerables fiestas clandestinas con inevitables aglomeraciones y sin tapabocas. Esto a pesar de la medida de toque de queda y ley seca decretadas por la alcaldía local para evitar fiestas espontáneas de Carnavales en Barranquilla.

Por lo visto, pudo más la tradición del goce popular que la prudencia y cuidados recomendados. Además, que siendo inédita la ausencia de Carnaval en la ciudad se promovió el Carnaval virtual a fin de no dejar pasar sin pena ni goce tan importante fiesta de la cual se dice que sus más arraigados protagonistas la preparan durante todo un año. Documentales, entrevistas, etc. se constituyen en evidencia de que ello es así.

Bien, los registros de las autoridades reportaron que más de mil comparendos fueron impuestos por la desobediencia de bailar, embriagarse y aglomerarse en estos días de los Carnavales de la ciudad durante los días 16, 17, 18 y 19 de febrero del 2021, a pesar de tratarse de una versión virtual. Pero quien lo baila y se embriaga es quien lo goza, dirían los parranderos eternos de la ciudad.

Pero lo más insólito podría ser esto: Gloria de Jesús Monroy Sanjuán, una joven periodista barranquillera, brindó declaraciones a medios informativos locales como Zona Cero, afirmando que había vivido un drama durante casi dos meses después de contagiarse de COVID-19, en un bus urbano antes de los cuatro días de carnaval.

Según el relato de la joven tuvo contacto en ese bus con un grupo de extranjeros (un chileno, un argentino, una estadounidense y una europea que se encontraban en la ciudad) días antes de que comenzara el Carnaval de Barranquilla 2020. Particularmente prestó su celular a dos de estas personas, una que averiguaba cómo llegar al barrio Carrizal y a otra que requería saber cómo llegar al estadero de música salsa y bebida La Troja.

Suena a ficción, pero en el medio informativo Gloria dejó dicho esto: "Finalizando febrero me comienzan unos síntomas de alergia, en la primera semana de marzo una gripa fuerte. Así fui a trabajar, sacaba a mi perro, cogía esa brisa y tenía una tos impresionante que no me dejaba respirar bien". Y remata: "El coronavirus todavía no había llegado al país, supuestamente".

Según Gloria, el secretario de salud local le recomendó, después de salir positiva para COVID-19, no divulgar la información. Gloria, habiendo superado la enfermedad y considerando un milagro no haber contagiado a la tía y al papá, este último quien la estuvo atendiendo con los debidos cuidados, decidió cumplir la recomendación del secretario para evitar meterse en problemas.

El profesor Mariano también había cambiado su rutina laboral, pues ante la cuarentena el sector educativo se vio en la necesidad de laborar desde las casas a través de lo que se empezó a llamar de manera general Educación virtual, aunque a lo poco se desnudó la gran realidad del país: no todos los estudiantes y sus hogares tenían las condiciones para una educación a través de los medios digitales, que básicamente requería del servicio de internet; tampoco tenían todos el recurso de un computador o una tablet, elementos indispensables para dicha modalidad de enseñanza. A duras penas se empezó a sobrellevar la situación con el uso de celulares, un recurso más personal y difundido hoy día, aunque sin “datos”, sin internet, igual la dificultad sigue siendo la misma. En cualquier caso ha sido loable la labor de los docentes al sostener desde sus hogares, sobrecargados de información, casi simultáneas, la labor de enseñar en medio de esta situación atípica para el sistema educativo.

El gobierno, desde el primer minuto de la pandemia no ha dejado de promover la llamada alternancia educativa que consiste en presencialidad en las instituciones de algunos estudiantes y algunos docentes, con horarios turnados y con protocolos de bioseguridad, pero la gran mayoría de las instituciones públicas del país no cuentan con las condiciones sanitarias ni de espacios adecuados para la implementación de dicha estrategia. El gobierno se ha hecho sordo para tomarse tiempo en invertir en la mejora de las condiciones de las instituciones públicas del país y el más grande sindicato del país, el de los docentes oficiales, Fecode, dejó sentado que el gremio se mantendría en desobediencia si el gobierno obligara el regreso a los colegios sin las mejoras exigidas para todos los colegios. En consecuencia, las clases se han mantenido bajo la modalidad virtual o implementando guías de aprendizaje impresas que los estudiantes desarrollan en sus hogares con la diaria asesoría de los docentes desde sus casas.

Muchos estudiantes abandonaron sus estudios, en todos los niveles; muchos colegios y universidades privadas se vieron afectadas en sus ingresos y en algunas se dieron recorte de personal docente y administrativo. Muchos padres de familia migraron del sector privado al sector público considerando que no se justificaban las altas matrículas y pensiones propias del sector privado para que sus hijos recibieran una educación pegados a una pantalla, con uniformes, cumpliendo horarios, pero sin un docente cerca como antes.

El impacto de la pandemia, en uno y otro sector, estaría por evaluarse en la medida en que se sume más tiempo y el aspecto educativo amerite los respectivos estudios. Pero así, en general, se piensa que habrá un atraso a nivel mundial en el aprendizaje de los estudiantes y en la gestión de sus emociones sociales que tienen su campo de desarrollo entre el hogar y las escuelas. Y el impacto en las mismas familias también. Supongamos ese ese escenario en donde el confinamiento obligó a una convivencia más cerrada en donde las relaciones entre papá y mamá no eran las mejores o las relaciones sexuales de los estudiantes, las violaciones ocultas, los embarazos no deseados…

Pero fue en esa mañana del 5 de junio del 2019 en que el profesor Mariano Páez Eucaro se encontró con la noticia que le dio una nueva visión y magnitud de la capacidad del virus que azotaba la Humanidad:

Danilo Cabarcas Orozco, mandatario local del municipio de Suan, había confirmado el primer caso del SARS-CoV-2 en esta población: Una mujer de 50 años de edad, quien se habría contagiado del virus en una clínica de Barranquilla, la capital del departamento del Atlántico. Suan era uno de los municipios más retirados de la capital del Atlántico, con un área municipal de 55 km², aunque el departamento del Atlántico en realidad era pequeño y comparado con otras regiones, acá las distancias no eran tan enormes.

Enseguida Mariano asoció Wuhan con Suan, le pareció el colmo del descontrol y de la desunión mundial que el virus hubiese llegado hasta esta población teniendo océanos de por medio y muchas horas de viaje si se tomara un avión directo de Wuhan (China) a Suan (Colombia).

Él, a duras penas, había logrado en toda su vida realizar unos viajecitos, ida y vueltas de unas tres horas y este virus en cuestión de semana había cruzado todas las distancias del mundo. Además, el virus amenazaba con mutar hacia versiones más contagiosas y severas.

También enseguida pensó, el profesor Mariano, que escribiría al respecto, era la vocación de escribir que afloraba de nuevo a pesar de que su labor docente ocupaba la mayor parte de su vida y devengaba su salario de ello. Pero, oculta, clandestina y tímida siempre le nacían las ganas de escribir, una necesidad inexplicable le dictaba oraciones completas, imágenes y escenografías de lo que podría ser una narración o algún documento escrito. Era como llevar una doble vida, una más fuerte que la otra, pero el desdoblamiento hacia la vida más sumisa o débil se constituía en una rebelación, una lucha que enfrentaba y cuestionaba su vida común y corriente de todos los días, útil a la sociedad, pero quizás vacía para sí mismo y, entonces, ya en este trance, todo cuanto quería hacer era dedicarse a escribir. ¿Sería esto lo que llaman algunos, inspiración? –Meditaba en sus momentos de mayor alucinación creativa.

Pues bien, De Wuhan a Suan, ese otro ser dominando el alma del otro le había dictado al profesor Mariano el título de esta crónica, cuando ya a estas alturas del 5 de junio de 2019 el SARS-CoV-2 había matado a casi 400.000 personas y había contagiado a 6.740.023 personas en todo el mundo.

Ha transcurrido más de un año y el profesor Mariano Páez Eucaro ha seguido su rutina laboral, aún desde casa, múltiples informaciones llenan ahora el planeta sobre el virus, a diario se emiten nuevas versiones, desde las más sensatas hasta las más especulativas, él consume unas y otras, siendo un ser sin fanatismos ni dependiente de ningún monopolio de poder le resulta tomar sus propias consideraciones, quizás equivocándose, pues si algo ha aprendido en estas circunstancias, es a entender a los otros y tener más claro que no siempre todos tienen la mejor razón, pero que cada uno es producto de un medio que lo condiciona a pensar de una manera y no de otra. “Tengo derecho constitucional a la equivocación”, se acordó de aquel buen profesor y amigo, Armando Arrieta Barbosa, que en un debate en la sala de profesores del colegio se enfrentaba a otros colegas con opiniones contrarias.

Nos deja en este punto el profesor Mariano Páez Eucaro, fruto de estos trances entre sus vidas, la presente crónica madre (De Wuhan a Suan) que a su vez anida otras crónicas hijas, y dada su resistencia a publicar en cantidad, apenas aquí anunciadas en sus títulos, a saber:

-Hogar dulce hogar.

-El tapabocas.

-Volví a la calle con guantes.

-Pico y cédula para el amor.

-¿La vacuna? Si me alcanzan…

-Se murió Pacho.

-Literatura de la pandemia (las ocurrencias de Álvaro Niebles).

-Las nuevas palabras, la nueva normalidad, la nueva…

-Fórmula COVID-19.

-El Dr. Riño

-Queremos saber si el abuelo es el muerto.

-Profe ¿Cuándo vamos a regresar?

-Ahora todo es COVID-19.

-A la 6:00 era la cita (se le acabó el programa al presidente)

-Colombia para.

Ya el lector valore la calidad y sentido de lo escrito aquí.

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