De cómo (absurdamente) me impidieron entrar a la Feria del Libro con mi animal de compañía

De cómo (absurdamente) me impidieron entrar a la Feria del Libro con mi animal de compañía

Esta discriminación me identificó con quienes van a la feria y dependen emocionalmente de su mascota (ansiedad de separación) o el animalito es su asistente

Por: Hernando Copete Ortiz
abril 25, 2022
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De cómo (absurdamente) me impidieron entrar a la Feria del Libro con mi animal de compañía
Foto: Twitter (@CorferiasBogota)

El día 22 de marzo en horas de la tarde, armamos con mi familia, esposa, dos (2) hijos y una (1) mascota, llamada Celine, una actividad de tipo cultural.

¿Cuál fue la decisión? Simplemente salir a la feria del libro y ver, como se dice popularmente, “qué se nos atraviesa o qué se nos pega”. Claro está, teníamos en la mente, unos temas relacionados con la psicología, economía, artes, política, ingeniería, y etología.

Con el fin de evitar filas y congestionamiento mi hijo mayor, a través de su celular, y antes de llegar a la feria, solicitó las boletas, de manera o vía online.

Al llegar allí no nos dejaron ingresar por llevar nuestra mascota. Mi emoción fue tan fuerte que mis ojos casi se llenan de lágrimas, recordé a Cesar Londoño, al tener conocimiento de la muerte de Jaime Garzón, pronunció: “¡País de mierda!”. No lo podía creer y más aún, cuando le expliqué a la persona, que supuestamente resolvía la situación, que:

  1. Llevo un coche como los diseñados para transportar bebes o niños pequeños, donde pondría a mi mascota.
  2. En restaurantes, hoteles, centros de comercio, me han permitido ingresar con mi mascota, sin ningún tipo de restricción, simplemente que esté atento a sus necesidades.
  3. Solicité la devolución de los dineros y nadie resolvió. Simplemente se pasaban el problema de una persona a la otra y nadie resolvió.
  4. Solicité que me dieran una explicación lógica de ¿por qué no dejaban ingresar a mi “animal”? La respuesta fue que por “higiene”. Hoy día estos animalitos, tienen veterinario, peluquero, nutricionista, paseador, y adiestrador. Frente a esta argumentación de manera racional y lógica, deberíamos matar a todos los animales y más aún no convivir con ellos.
  5. Otra respuesta fue que esa actividad era administrada por una entidad privada y en virtud de ello, se reservaban el derecho de admisión, es decir el permiso de ingreso o no de terceros a esos lugares. De lo cual estoy de acuerdo, pero sigo insistiendo, cuáles son los criterios objetivos para negar el ingreso. No debemos olvidar que no se puede argumentar la discriminación, tanto para espacios públicos, como privados.

De acuerdo con un tuit que divulgó Enrique Peñalosa el 1 de septiembre de 2018, manifestó, frente a la pregunta ¿Todos los restaurantes deben permitir el ingreso de mascotas?, lo siguiente: “Con encuesta que contratamos encontramos que el 72% de los hogares bogotanos tiene perro. Hay que cambiar la Ley 9 de 1979 para permitir a los restaurantes que deseen permitir el ingreso de mascotas, hacerlo”.

Creo que el señor Peñalosa, no leyó muy bien la ley. De acuerdo con el artículo 265, en su parágrafo, dice: “No se deberá permitir la presencia de animales en las áreas donde se realice alguna de las actividades a que se refiere este título”. El título hace alusión a las áreas o zonas de preparación de los platos, cocción, emplatado y entrega (Título V de los Alimentos). Según mi raciocinio y debe ser así, no se debe permitir el ingreso a estas zonas y sí permitir su presencia en las zonas de atención al cliente, como son las mesas.

Hoy día los buenos y mejores restaurantes, además de sus buenos menús y platos, han establecido zonas para familias y sus caninos, zona de fumadores, zonas de eventos, zonas para bebés, zonas abiertas (aire libre) y zonas en general.

En este orden de ideas, a pesar, aunque no vi, los restaurantes dentro de la feria del libro y que dentro de esas zonas señaladas más arriba, no podrían ingresar las mascotas, lo que pude deducir, de acuerdo con la lógica de ellos, son las zonas donde se encuentran los libros de gastronomía. Allí no pueden estar las mascotas y mucho menos dentro de su coche de transporte, sin importar su modelo (paraguas, compacto, estándar, cuna, doble, jogger, etc.). Podrían contaminar por higiene los libros.

Este sentimiento de humillación, discriminación, también, me llevó a identificarme con las personas, que quieren ir a la feria del libro, y que dependen emocionalmente de su mascota (ansiedad de separación) o estos animalitos son sus asistentes, por su incapacidad. No olvidemos que el animal es un ser social, del cual tenemos mucho que aprender.

Con miras a no perder todo el dinero de las entradas, por consenso, decidimos que mi hijo, ingresara (compro tres libros), con mi esposa. Mi hija, Céline y yo, nos regresamos a nuestro lugar de habitación. Esto indica que perdimos dos (2) entradas.

Para finalizar y me parece paradójico, la feria del libro es un espacio abierto para la compra de libros y de hecho promocionar la lectura, el conocimiento y la valoración de la literatura en todas sus formas de expresión. La virtud de todo ello se materializa en el desarrollo personal y comunitario, brindando herramientas para una mejor convivencia y creación de mejores escenarios de vida.

El diálogo que se tiene con los libros y sus frases, palabras, nos permite tener una mirada diferente de la vida y su entorno. La modificación, cambio y nuevas conceptualizaciones o representaciones del ser y su futuro, permiten mejorar nuestras interrelaciones con el mundo, su naturaleza, animales, y sus semejantes comprendiendo al otro (empatía), respetando y teniendo unas interrelaciones, como intersubjetividades, armónicas y de crecimiento común.

Me dio risa cuando mi hijo, me dijo, padre vi titulares de libros, con temas sobre animales, lo cual me llevo a consultar la web de la feria del libro y encontré: “animales muy humanos: la pandilla salvaje de Boris Pfeiffer”, “Protección de los animales en Colombia”, “Historias Humanas de Perros y Gatos”; “El convite de los animales (Jorge Veloza); “La mirada de Humilda” (Alonso Sánchez Baute), que la asocio con “La mirada de Celine”, por analogía, entre otros.

Si me hubieran dejado entrar, creo que Celine, me hubiera obligado a comprar uno de estos libros, señalándome el libro con su olfato.

 

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