De “Blanquita” a “Blanca Nieves”, el milagroso rescate de una yegua en Medellín

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De “Blanquita” a “Blanca Nieves”, el milagroso rescate de una yegua en Medellín

Amalia Olarte, estudiante de Zootecnia, le dedicó el poco tiempo que tenía para salvarla. La Secretaría de Medio Ambiente ya rescató 40 animales abandonados

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junio 12, 2018
De “Blanquita” a “Blanca Nieves”, el milagroso rescate de una yegua en Medellín

Un caballo que se encontraba en mal estado con varias heridas en su cuerpo, postrado en un lugar en pésimas condiciones, fue liberado después del llamado que una ciudadana hizo a la Secretaría del Medio Ambiente y a las autoridades a través de la línea 123.

Cuando el equipo de rescate llegó al sitio halló a un caballo moribundo en una pesebrera de lodo y cemento que no medía más de dos metros cuadrados. El animal estaba acostado sobre sus heces sin poder pararse por sus propios medios, y sin rastro de alimentación, además presentaba lesiones en el cuello, en un ojo y en ambas patas.

La yegua fue nombrada “Blanquita”, en alusión al nombre del sector en donde fue rescatada, Blanquizal, occidente de Medellín, y al color de su pelaje.  “Recuerdo que cuando llegamos y la vimos vuelta nada, el profesor encargado, Diego Zuluaga Araque, dijo que viva o muerta la sacábamos de allí, y así fue, a pesar de que nos entró en paro cardíaco cuatro veces”, recuerda Amalia Olarte Tobón, sin poder ocultar la desazón que sintió durante su primer encuentro con el equino.

Amalia, estudiante de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad CES, fue la encargada de cuidar a “Blanquita” como parte de su práctica en el área equina de su carrera. Diariamente le dio de comer, cuidó sus heridas, la animó a pararse y a luchar por su vida.

Los milagros del amor

“Yo tenía otras tareas y responsabilidades pero la verdad me dediqué a cuidarla”, anota la joven estudiante, mientras agrega que sus instructores le dieron al animal pocos días para su recuperación, o de lo contrario lo tendrían que sacrificar.

“Cuando yo estaba pequeña recogía lagartijas que estaban heridas y las metía a una cajita, diciendo que las iba a curar”, señala Amalia, y agrega que también en su niñez buscaba ardillas que lograban escapar de los perros, con la intención de sanarlas.

De las manos de esta enamorada de la fauna, “Blanquita” empezó a recibir comida y paulatinamente fue mostrando síntomas de mejoría, hasta que un día cualquiera se puso d pie, lo que llenó de emoción a todo el equipo. Sin embargo, la artífice de este milagro es Amalia Olarte Tobón, la misma que cuando muestra las fotos y videos sobre la manera como hallaron a su “princesa”, muestra en su rostro una combinación de tristeza, alegría, rabia y satisfacción.

“El caballo se encontraba en ínfimas condiciones, muy golpeado y en estado de desnutrición”, indica Sergio Andrés Orozco Escobar, secretario de Medio Ambiente, quien anota que gracias al convenio que la Alcaldía de Medellín tiene con el Centro de Veterinaria y Zootecnia del CES, el cuadrúpedo pudo ser recuperado.

Mediante acciones similares, la Alcaldía de Medellín ha logrado poner en adopción a seis asnos, siete vacas, 12 cabras, un conejo, 13 caballos, cinco mulas, tres ovejas y un cerdo, los cuales han sido rescatados debido al estado de vulnerabilidad en el que se encontraban, para darles así otra oportunidad de vivir en las condiciones que se merecen.

Como en un cuento de hadas

La Secretaría de Medio Ambiente le ofreció a Amalia Olarte Tobón quedarse con la yegua si así lo deseaba, y ella quien sentía que “Blanquita” se había aferrado a su vida, no lo dudo dos veces. En cuestión de días se la llevó para mimarla, tenerla más cerca y darle una vida alegre. Eso sí, antes le cambió su nombre, ahora su contemplada se llama “Blanca Nieves”.

Debido a las pésimas condiciones que presentaba cuando fue rescatada y al trabajo forzado a la que fue sometida, “Blanca Nieves” está en vacaciones. Ahora pasa sus días en un apacible paraje del oriente antioqueño pastando y acudiendo al llamado de su madrina. Cuando Amalia la llama y le dice “nena”, “pulga”, “lo más lindo”, “lo más hermoso”, “mi princesa”, la yegua responde de inmediato. Casi todos los encuentros de Amalia con su nuevo “tesoro” son para mimarla con lo que más le gusta comer, banano y chocorramo.

“Blanca Nieves” tiene hoy una vida digna y alegre. Sus mejores amigos son gallos, perros y gatos, y su ama la consiente, le habla, la acaricia y la llena de besos. Juntas viven un verdadero cuento de hadas, en donde las dos son las heroínas de la historia.

Ser testigos del cariño que esta estudiante de veterinaria le brinda a “Blanca Nieves” produce un regocijo que alimenta el corazón y genera una sonrisa imborrable. No en vano, decía el escritor galo Anatole France que “Hasta que no hayas amado a un animal, una parte de tu alma permanecerá dormida”.

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