Aquellos que defienden lo firmado en La Habana como unos de los mayores hitos de nuestra historia no se cansan de acusar a Álvaro Uribe, al Centro Democrático y a todos los que de alguna forma tenemos uno que otro reparo, de querer destruir el Acuerdo de Paz. Sin embargo, y por absurdo que suene, son los mismos defensores de lo firmado en La Habana los que minan dicho Acuerdo. El procedimiento para procesar a los que incurran en delitos, incluyendo el narcotráfico, está claramente establecido en el Acuerdo: la Justicia Especial para la Paz, JEP, por definición se tiene que limitar a revisar si dichos delitos ocurrieron después de la firma; y de ser la respuesta afirmativa, proceder a lo acordado en tratados internacionales como la extradición o trasladar el caso a la justicia ordinaria. Hoy, con Humberto de la Calle a la cabeza, lo que pretenden los defensores del Acuerdo es pasarse por la galleta lo firmado y que casos como el del Santrich, aunque haya pruebas que estaba delinquiendo posteriormente a la firma del Acuerdo, sea juzgado por la JEP. Son de la Calle y sus acólitos, no Uribe y el Centro Democrático, los que pretenden volver trizas lo acordado en La Habana.
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Desde tiempos inmemoriales los plutócratas estadounidenses han tenido ciertas tendencias de catequizar a la humanidad. En épocas pretéritas lo hacían principalmente con fines religiosos, como era la costumbre de colocar biblias en todos los hoteles del mundo y financiar misioneros por doquier. Hoy, estos plutócratas se inclinan, como en el caso del George Soros, por imponer un modelo social y económico que se ajuste a sus sesgos ideológicos. También encontramos el caso del Michael Bloomberg quien se da el lujo de colocar costosísimos avisos en los periódicos locales pregonando sus preferencias dietéticas. Mañana, de seguir la tendencia, nos van a incitar a que sigamos determinada ideología de género.
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Por lo visto el Premio Nobel de Literatura no será entregado este año a causa de los escándalos sexuales que rodean el Comité que adjudica dichos
premios. Posterior al escándalo de las “Orgías de Calígula” propiciados por miembros de la ONG Oxfam, ya no sorprende la descomunal hipocresía de muchos europeos con serios trastornos hormonales, que pretenden desde un pedestal moral predicar lo contrario a lo que practican.
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De acuerdo con informes de prensa, la Comisión de Paz del Congreso anunció que pedirá a la mesa de La Habana suscribir un ‘Acuerdo Marco’ que impida que el próximo presidente de Colombia eche al traste la negociación dialogada del conflicto armado con el ELN. La noticia la entregó el copresidente de dicha célula en el interior del legislativo, Roy Barreras: “Lo que esperamos es que sea más que un cese del fuego bilateral y definitivo: un Acuerdo Marco que garantice que cualquiera que sea el próximo gobierno, la solución sea la dialogada para acabar con el conflicto de más de medio siglo con el ELN”, dijo el congresista Barreras.”La pretensión de la Comisión de Paz es violatoria de los derechos que tenemos los ciudadanos a escoger el presidente para que cumpla las promesas que ha hecho a los electores. El atar al futuro mandatario es desgraciadamente el talante de este gobierno que lastimosamente no solo quiere hacer que en su mandato se haga lo que le da la real gana, sino que busca que el presidente que lo suceda igualmente se vea forzado a hacer lo que él exige. Vagabundería igual no tiene parangón en nuestra historia republicana.
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¿Alguien sabe lo que le está pasando a Avianca? Cada vez la comida y el servicio es más mediocre. No hay derecho que le permitan a esta empresa cubrir rutas subcontratando aerolíneas de tercer nivel, que prestan el servicio con aviones de quinta categoría.
