Corrupción Odebrecht y el Cauca

Corrupción Odebrecht y el Cauca

"Los “parceros” del Gobierno lideran en concesiones petroleras, mineras, hidroeléctricas y de infraestructura de transporte, pagando sobornos durante 20 años"

Por: Alfonso Luna
enero 23, 2017
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Corrupción Odebrecht y el Cauca

Cuando los repugnantes olores se vuelven insoportables, cualquier catador sensato, aún sin conocer las causas de la inmundicia, sabe que algo podrido ronda a su alrededor y lo pone en evidencia con la, generalmente quimérica, esperanza de que alguien competente descubra los porqués y quiénes, aplique el remedio y extinga los hedores que no permiten respirar bien. En Colombia no se respira bien hace muchos años, y cada vez que llega alguien nuevo a las instancias de control la gente se imagina “ahora sí”, pero tampoco.

Esa podredumbre es la que he venido tratando de descorrer desde mucho antes de los ruidos de corrupción de última hora, que hoy escandalizan, otra vez, a algunos lectores y televidentes de grandes medios de comunicación. Pero nuestra xenofilia o malinchismo, como dicen los mejicanos, no nos permite confiar en nosotros mismos, en nuestros medios, a pesar de que lo mismo que ayer dijimos hoy sí se vuelve noticia porque lo publican las multinacionales de las comunicaciones.

El escándalo de ahora, como lo fueron en su momento todos los demás, no pasará de ahí, de ser la algarabía de moda porque hoy deben estarse cocinando en otras oficinas del Estado los entuertos que se conocerán dentro de un mes, seis, un año o diez. Colombia es un país en el cual muchos de sus dirigentes en el Gobierno y en casi todas sus instancias del Estado fueron formados para la industria de la corrupción. Es nuestra vergonzosa historia patria.

Y como aquí debemos presumir la inocencia de todos, mientras se dejan vencer términos y se aplican otras argucias jurídicas o leguleyadas para mantener el status, recordemos, por pasatiempo apenas, la pérdida de recursos del Ministerio de Agricultura ($12.700 millones) del Programa Agro Ingreso Seguro, los $64.700 millones que se robaron de la Empresa de Energía de Pereira (Enerpereira); los $146.900 millones que Coomeva EPS extrajo ilegalmente del Ministerio de Salud; los $156.000 millones perdidos del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) para la construcción de la Troncal de Transmilenio sobre la calle 26; los $170.800 millones de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) del proyecto vial Bosa- Granada-Girardot; los desvíos de recursos parafiscales del Sistema General de Seguridad Social por $224.000 millones; los $559.500 millones que extrajeron de Caprecom …

Es que, es increíble cómo roban a todos los colombianos, por ejemplo, los de SaludCoop EPS, $1,7 billones por utilización indebida de los recursos parafiscales del Sistema General de la Seguridad Social en Salud; los $340.000 millones, a través de Interbolsa o los $1,5 billones de desfalco en el megaproyecto de la ampliación de la refinería Reficar, como también el sobrecosto de la obra que se estima en 4.000 millones de dólares. Martiricémonos más evocando los recobros irregulares al Fosyga, o la apropiación indebida de tierras en la que estuvo involucrado un presidente de la Corte Suprema de Justicia, un tal Prettel.

Ni hablar de Odebrecht y su telaraña de corrupción, que los “parceros” del Gobierno lideran en concesiones petroleras, mineras, hidroeléctricas y de infraestructura de transporte, pagando sobornos durante 20 años. Al Cauca regresó un aliado de ellos en muchos negocios, el grupo Solarte (CASS) , en convenio con unos ecuatorianos también sindicados de lo mismo en el exterior, los que van a construir, con una adjudicación inicial de 1.2 billones de pesos y la explotación de peajes por 25 años, la doble calzada Santander de Quilichao-Popayán, pero con otro nombre, para blindarse (Nuevo Cauca). Aquí ya hemos padecido desde hace rato los nauseabundos olores que expiden, que también están en la Ruta del Sol Tramo 2, una obra que cuesta US$2.600 millones, donde CASS es socio, con tanto descaro que demandaron a quien les concede los contratos por $700.000 millones, por supuestos problemas que han encontrado con las comunidades, de orden social, ambiental y de predios en varios tramos. El asunto es que está concesión ya llevó a la cárcel al ex viceministro Gabriel García Morales y al exsenador Otto Nicolás Bula por recibir sobornos. El primero, acusado por los delitos de cohecho, interés en la celebración de contratos y enriquecimiento ilícito, y el otro, aliado político de Mario Uribe, primo de Álvaro Uribe, condenado por ‘parapolítica’, también sobornado para lograr una adición al contrato, en los términos solicitados por los constructores. Entre los dos se alzaron con 11 millones de dólares.

A Carlos Alberto Solarte, socio de la firma brasilera Odebrecht, junto con Episol, de Luis Carlos Sarmiento Angulo (el mayor banquero y el más rico de Colombia) en las citadas concesiones, también le adjudicaron una licitación por US$430 millones para descontaminar el río Bogotá, junto con las empresas Aktor de Grecia y Aqualia de España.

CSS Constructores también opera las concesiones Girardot-Espinal-Neiva con 168 kilómetros, la Malla Vial del Valle del Cauca, de 500 kilómetros; Briceño-Tunja-Sogamoso, de 220 kilómetros; el tramo de Mediacanoa-Loboguerrero, en la vía a Buenaventura. También están en el Caquetá; en Popayán-Inzá-Totoró-La Plata; en Quibdó-La Mansa y Virginia-Quibdó. En el sector aéreo están, o estuvieron, en el consorcio Opaín que moderniza Eldorado.

Presumiendo de su inocencia, pues hay que suponer que a pesar de haber estado metido en las nauseabundas alcantarillas con sus socios corruptos, él está limpiecito, que nunca ha sobornado para ganarse una concesión, ni ha financiado a ningún político, aunque sus proyectos más emblemáticos siempre han terminado mal, o no terminan, no se entiende por qué la concesión de la Malla Vial del Valle del Cauca – Cauca, se la extendieron generosamente por 50 años más, cuando hasta el presidente Santos se mostró extrañado con semejante filantropía del Estado; ni por qué los hijos y sobrinos de Carlos Alberto SS, tienen los tres corredores de prosperidad: Corredor del Sur por $109.121 millones, el Corredor Marginal de la Selva por $193.301 millones y el Anillo del Macizo Colombiano por $57.695 millones.

Pero ante estas adjudicaciones y sus relaciones con las mafias de la construcción de vías, la ley 1474 de 2001, Estatuto Anticorrupción, se lo pasan por la faja pues allí se dispone que hasta los socios de los corruptos se extienden impedimentos legales para contratar. Pero estamos en el país donde el mismo presidente simplemente se alarma de la generosidad de sus subalternos.

Todo esto deja interrogantes en torno a los antecedentes de una empresa que tendrá relevancia en el departamento del Cauca, porque para la doble calzada Santander de Quilichao Popayán, CASS está aliado con la firma Hidalgo e Hidalgo, los ecuatorianos que también están bajo la lupa de las autoridades panameñas por casos de sobornos en ese país, junto con Odebrecht. Según lo documentó la prensa panameña, el ex vicepresidente y empresario de ese país Felipe Virzi habría recibido de estos angelitos, en el 2012, 10 millones de dólares para que les otorgaran una licitación valorada en 155 millones de dólares.

En Colombia eso no importa, al contrario, se ha visto que tras los incumplimientos de CASS y las polémicas que se arman por premiarlo junto con sus socios corruptos, los subalternos ciudadanos comunes y corrientes que aportamos la financiación, debemos permanecer calladitos, sentaditos juiciosos, sin chistar nada… ¿O en qué es que consiste el sometimiento económico, la miseria con que mantienen subyugado a este país?

En fin; debemos prepararnos para más noticias, porque no es secreto, todo el mundo sabe que Vargas Lleras, el vicepresidente, ha sido en los últimos 6 años el “dueño” de las obras de infraestructura y vivienda. Pero no sabe nada tampoco de lo que ocurre tras su gestión… De él, con mayor razón, hay que presumir una rarísima inocencia, porque, fiel a su estilo, negó a Obredecht, como antes negó a Kiko Gómez y negó a Oneida Pinto. Y antes, también negó a Palacino, contratante en Saludcoop, por cientos de millones de Enrique Vargas, hermano y abogado que “recobraba” al Fosyga, de la mano de otro negado, Jose Renán Trujillo, quien fue sacado de la Superintendencia de Salud.

Los capítulos de la novela de la corrupción de alto nivel en Colombia siguen avanzando, y a pesar de tantas páginas escritas, la saga sigue su curso, bien copiada y avalada en muchos municipios, mientras todos los colombianos tienen los ojos puestos en el fiscal, el contralor y el procurador, quienes además de presumir la inocencia de los corruptos, deberán responderle a un país temeroso por las leguleyadas que se aplican para mantener vigentes los apestantes olores, que inclusive cada día rondan más cerca de nuestras narices.

 

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